La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

31 de octubre de 2015

El 30 de octubre de 1938, el actor, director, guionista y productor de cine estadounidense Orson Welles realizó una transmisión de radio donde interpretó su famosa novela La Guerra de los Mundos, la cual generó pánico en la ciudad de Nueva Jersey

Hace 77 años Orson Welles causó pánico en EE UU

Orson Welles | Foto: indiewire.com
Orson Welles | Foto: indiewire.com
Muchas personas sintonizaron más tarde la emisión de La Guerra de los Mundos y comenzó la histeria en la ciudad

El 30 de octubre de 1938, el actor, director, guionista y productor de cine estadounidense Orson Welles realizó una transmisión de radio donde interpretó su famosa novela La Guerra de los Mundos, la cual generó pánico en la ciudad de Nueva Jersey.
El realismo de la transmisión fue tal que las personas que vivían en la ciudad llegaron a creer que en efecto estaba teniendo lugar la invasión de los extraterrestres que expone la novela.
Fue a las 8:00 pm aproximadamente que Welles comenzaba a transmitir, con la ayuda de la compañía teatral Mercury, la conocida novela. En ese momento comenzaron unos de los 59 minutos mas trascendentales y memorables de la radio.
Orson Wells anunció previamente que la transmisión se llevaría a cabo. Sin embargo, muchas personas sintonizaron más tarde la emisión y comenzó el pánico en la ciudad.
La histórica transmisión comenzó con la siguiente frase: "Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez… Continuaremos informando".
La emisión tuvo una audiencia de aproximadamente 12 millones de personas. Muchas de ellas en el momento abandonaron sus casas en el medio del pánico. Al final de la transmisión el mismo Orson Welles fingió su muerte lo que llevó a la emisión al punto más alto de la polémica.
Al día siguente, Welles se disculpó a la comunidad a través de los medios de comunicación locales y nacionales por los disturbios ocasionados. 


Cuando los montañistas van a países como Nepal o Bután suelen encontrarse con personas con creencias y valores totalmente diferentes a los suyos. Esa experiencia fue registrada hace tres años por Frida Ayala y un grupo de excursionistas.

Película importa de Asia a Venezuela la paz espiritual

Sócrates Serrano encarna a un hombre obstinado de los problemas que quiere un cambio espiritual | Captura
Sócrates Serrano encarna a un hombre obstinado de los problemas que quiere un cambio espiritual | Captura
El largometraje registra testimonios de personas de India, Bután y Nepal sobre cómo encuentran la tranquilidad a través de la ayuda a los demás 

Cuando los montañistas van a países como Nepal o Bután suelen encontrarse con personas con creencias y valores totalmente diferentes a los suyos.  Esa experiencia fue registrada hace tres años por Frida Ayala y un grupo de excursionistas.
Sin embargo, cuando volvieron a Venezuela, quisieron presentar el material de forma amena, no solo una serie de entrevistas proyectadas una tras otra. Por eso decidieron crear una historia ficticia en la que un hombre está atormentado en la ciudad. Ese personaje obstinado es interpretado por Sócrates Serrano con un guión escrito por Javier Vidal, quien hila la trama de Kora, senderos a la felicidad, que se estrenó ayer en la cartelera nacional.
En el filme, el protagonista viaja a la India, Nepal y Bután para buscar la espiritualidad. Entonces, empiezan a verse las entrevistas grabadas previamente a figuras como Tara Gandhi y Tushar Gandhi, descendientes de Mahatma Gandhi, y a ministros de Bután, quienes hablan sobre felicidad nacional bruta, el índice que usan para evaluar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Sin embargo, una de las historias más destacables es la de Anurahda Koirala, que en Nepal dirige una organización que atiende a víctimas del tráfico sexual.
“Cuando la visitamos, había ayudado a más de 25.000 personas. Quisimos mostrar su labor para entender un proyecto de vida y humanidad bastante grande”, indica Ayala, que debuta como directora con esta película. Ella fue esposa de José Antonio Delgado, montañista venezolano fallecido en 2006.
Así lo afirma Serrano, quien encarna al ciudadano hastiado del caos citadino y demás problemas. “Estamos agobiados y fragmentados como cultura e identidad. Mientras no integremos nuestros fragmentos, seguiremos en esta esquizofrenia colectiva. No se trata solo de esperar los resultados de unas elecciones o las decisiones de los gobernantes, lo asociado al locus del control externo”, asevera el actor, que también es psicólogo. Su personaje genera ruido cuando uno se percata que no viajó. Además de las escenas en Venezuela solo es el narrador de la historia.
El clímax del documental es cortesía de los músicos de la Orquesta Sinfónica Teresa Carreño, el coro Simón Bolívar y los niños del núcleo de Camurí, quienes tocaron el último movimiento de la Sinfonía Nº 9 de Beethoven en El Trapiche de la Universidad Simón Bolívar, sede del Litoral.
“Me encantó la idea. Le pedí autorización al maestro José Antonio Abreu y le gustó. Elegí esa pieza porque habla de hermandad y felicidad. El mensaje del documental no es solo para las cosas que pasan en Venezuela, sino en todo el mundo; que se puede ser feliz ayudando al prójimo”, indica Christian Vázquez, director de los músicos que participaron.
Kora, senderos a la felicidad
Cines Unidos y Cinex

Luisa Richter sensible y culta, creadora disciplinada e infatigable, maestra de muchos, la artista alemana que hizo del trópico su luz trazó su último signo. La pintora falleció ayer en la madrugada a los 87 años de edad. En sus últimos meses estuvo delicada de salud: sufría de una artritis aguda.

Luisa Richter trazó su obra definitiva hacia la luz

“Soy una esclava de la pintura. Es como tener la esclavitud de un amante”, dijo Richter | FOTO MANUEL SARDÁ / ARCHIVO
“Soy una esclava de la pintura. Es como tener la esclavitud de un amante”, dijo Richter | FOTO MANUEL SARDÁ / ARCHIVO
La artista alemana que se adueñó del trópico desarrolló sin contradicción el arte figurativo y el abstracto

En la última entrevista que dio a El Nacional, Luisa Richter recitó en su lengua original al poeta Rainer María Rilke, uno de sus favoritos: “Yo vivo mi vida en anillos crecientes/ que sobre todas las cosas se extienden./ Quizás el último no alcanzaré,/ pero sí lo intentaré./ A Dios le doy vueltas, Torre de tiempos,/ y así volteo milenios/ todavía sin saber si soy viento, halcón/ o acaso una enorme canción”.
Sensible y culta, creadora disciplinada e infatigable, maestra de muchos, la artista alemana que hizo del trópico su luz trazó su último signo. La pintora falleció ayer en la madrugada a los 87 años de edad. En sus últimos meses estuvo delicada de salud: sufría de una artritis aguda.
Artista que indagó con el collage, el gouache, el óleo, el dibujo y la obra gráfica, nació el 30 de junio en Besigheim, Alemania. Comenzó a pintar desde muy pequeña y a los 18 años de edad inició sus estudios en la Academia März de Stuttgart y luego en la Escuela Independiente de Arte. En 1948 comenzó a trabajar con uno de los impulsores del abstraccionismo en Europa, Willi Baumeister, a quien recordaba constantemente.
Llegó a Venezuela en 1995 por una elección que no fue suya y nunca más se marchó. A finales de ese año se había casado con el ingeniero Hans Joachim Richter, que escogió el país como refugio después de la Segunda Guerra Mundial. “Desde mi terraza veo la lejanía del valle de Caracas. Son rojos repentinos, al amanecer o al ocaso. De resto, azules, grises blancos. Sí, los colores de mis cuadros me los dieron ustedes”, solía decir.
Richter trajo en la maleta de su alma los recuerdos del horror, los bombardeos; pero nunca los reflejó en sus cuadros. “No me interesa la política en el arte. Es verdad que uno convive con ella, pero no podemos hablar tanto sobre eso”, afirmó en una entrevista.
Su primera exposición individual fue en 1959 en el Museo de Bellas Artes, bajo la curaduría de Miguel Arroyo. Le siguieron muchas tanto en Venezuela como en Alemania –a donde viajó constantemente–, Uruguay, Brasil e Italia.
Durante dos décadas fue artista exclusiva de la Galería Medicci. “Luisa es una de las figuras más descollantes del arte de los últimos siglos. Trajo al país el informalismo, una tendencia que casi no se conocía, y dejó una gran producción”, señala Tomás Kepets, director de la galería.
Premio Nacional de Artes Plásticas (1982) y de Dibujo y Grabado (1967), se inició en el arte “por una necesidad de composiciones, de colores y atmósferas”. En su estilo confrontó la vida con la pintura en un tono energético y conceptual; además desarrolló sin contradicción la abstracción y la figuración. En sus espacios prevalecía la maleabilidad de la forma.
“Brindó contemporaneidad y desde el comienzo fue una aventura para evidenciar un mundo que necesitaba cambio. Siempre tuvo un sentido libertario”, expresa el artista plástico Alberto Asprino.
Sentenció en una ocasión la creadora: “Hay que reflexionar y hacer. Nunca tuve capacidad para hacer otra cosa que no fuese pintar. Yo soy una esclava de la pintura. Es como tener la esclavitud de un amante”.

25 de octubre de 2015

Mientras Caracas se derrite indefensa bajo un sol incandescente, Lía Bermúdez ni se inmuta. Su termostato trabaja, seriamente, en escalas más profesionales. "¿En serio tienes calor?". No en balde le llaman "la novia de Maracaibo", o como ella misma se hace llamar, la Caracucha. Quien fuera la alumna más joven de la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (tenía apenas 13 años de edad cuando empezó a estudiar con maestros como Jesús Soto y Víctor Valera) se mudó a la capital zuliana tras casarse a los 17 años. Fue en Maracaibo donde completó sus estudios y sintió la necesidad imperiosa de crear un centro de arte de alto nivel.Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara

Voluntad de hierro

Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara | Foto: Mauricio Villahermosa
Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara | Foto: Mauricio Villahermosa
Lía Bermúdez, artista plástica

Mientras Caracas se derrite indefensa bajo un sol incandescente, Lía Bermúdez ni se inmuta. Su termostato trabaja, seriamente, en escalas más profesionales. "¿En serio tienes calor?". No en balde le llaman "la novia de Maracaibo", o como ella misma se hace llamar, la Caracucha. Quien fuera la alumna más joven de la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (tenía apenas 13 años de edad cuando empezó a estudiar con maestros como Jesús Soto y Víctor Valera) se mudó a la capital zuliana tras casarse a los 17 años. Fue en Maracaibo donde completó sus estudios y sintió la necesidad imperiosa de crear un centro de arte de alto nivel.
Así, dio con el antiguo mercado principal de la ciudad, que a la postre se convertiría en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez en 1993. "Me ha traído muchísima satisfacción porque procura velar por todos los aspectos que atañen a la comunidad a la que sirve. No solo con respecto al arte, sino en atender a los deseos de la gente por mejorar y en propiciar esa emoción de que uno sienta que está donde debe estar".
La artista, premio nacional de Artes Plásticas en 2006, docente, exsecretaria de Cultura del estado Zulia y artífice de numerosas iniciativas de este corte, ocupó la presidencia de su centro hasta el mes pasado para pasar más tiempo con su familia. Va y viene. Actualmente, está montando un pequeño taller en Caracas para continuar su obra escultórica, célebre por desplegarse en espacios públicos con volúmenes metálicos que parecen suspendidos en el aire. "Antes soldaba yo misma, pero ahora diseño las formas en cartón y me las montan. Parto siempre del espacio en el que se va a instalar y me complace que esté en la calle para que la gente la sienta y viva".
Bermúdez también se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara, con una colección modelada por artistas del continente. Espera instalarlo en un edificio abandonado frente al lago, antigua sede de correos de la ciudad. "Cuando se me ocurre un proyecto cultural siempre pienso: '¿Dónde monto yo esto, así sea en un tarantín?'. Hace años encontré ese edificio y ni lo pedí. Ya estoy metida ahí", dice pícara. "Falta acondicionar y restaurar, pero lo más importante de un museo es su colección y eso ya está". Sin embargo, existe un proyecto que la obsesiona aún más. Está armando una comisión de expertos que difunde el valor natural y patrimonial del lago. "La gente tiene que darse cuenta de su importancia y grandiosidad. Para algunos zulianos es algo que a veces puede pasar inadvertido porque lo ven todos los días, pero cuando uno lo navega, nota lo poderoso que es. Quiero convocar a artistas, ingenieros, historiadores, científicos, educadores, gente de todas las áreas que ayude a estimular la obligación que tenemos de cuidarlo y protegerlo".
A sus 85 años, ¿de dónde saca la energía para seguir maquinando iniciativas? "Yo no sé, creo que eso es algo natural; lo que a uno le entusiasma, tiene que hacerlo. No me fijo en impedimentos ni me quedo pensando en si algo se puede o no", sentencia. "Se tiene que hacer, por encima de todo".

Fue el 20 de octubre de 1955, hace 60 años, cuando la belleza latinoamericana comenzó su camino exitoso de coronas. En Londres, la caraqueña se impuso al resto de 20 candidatas y así Venezuela inauguraba una cadena de títulos criollos... Así es recordada la reina madre...

Susana Duijm y los 60 años de su coronación

Fue el 20 de octubre de 1955, hace 60 años, cuando la belleza latinoamericana comenzó su camino exitoso de coronas. En Londres, la caraqueña se impuso al resto de 20 candidatas y así Venezuela inauguraba una cadena de títulos criollos... Así es recordada la reina madre...

por NÉSTOR LUIS LLABANERO  |  imagen: ARCHIVO | LUNES 19 DE OCTUBRE DE 2015

Aunque la prensa londinense titulara Belleza suramericana perdida en la bruma londinense lo que resultó, posteriormente, fue algo distinto. Con aquella primera plana, el tabloide Daily Sketch se refería a Susana Duijm, quien se había adelantado en la llegada al concurso de Miss Mundo. La morena de 1,74 metros y de extrema delgadez desfilaba la angustia de sus 19 años extraviada en el aeropuerto inglés.

Pero, la caraqueña, quien iba por la revancha –había entrado solo como semifinalista en el certamen Miss Universo de Long Beach– no estaba tan perdida. Aquella mujer, de pelo largo,  su rasgo más característico dentro de una generación de candidatas de pelo corto, estaba en el lugar y el momento de su verdad.


Por un lado, el mundo había encontrado en la joven llorosa a la reina de 1955. Por otro lado, los latinos tenían la primera soberana de carácter global. Y, por último, los venezolanos daban a conocer de qué está hecho el ADN de sus mujeres.

Con el triunfo de Susana Duijm es justo decir que, desde entonces, las venezolanas llegan a la vida con una corona puesta en sus cabezas y esto gracias a la herencia de la reina madre que celebra 60 años de coronación. (En la foto que sigue, Susana aparece con las otras cinco Miss Mundo venezolanas: Pilín León (1981), Astrid Carolina Herrera (1984), Ivian Sarcos (2011), Ninibeth Leal (1991) y Jacqueline Aguilera (1995), siendo así Venezuela el país que más ha ganado el certamen londinense).



Así la define, la también Miss Mundo venezolana, pero del año 1981, Pilín León: "Susana es el ícono, el hito, el modelo a seguir. Una mujer trabajadora, con una hermosa familia, que nunca perdió su don de gente, su amabilidad y su afabilidad. Es auténtica, es ella, es Susana Dujim, la Reina Pepiada".

En esta apreciación coincide Iván Dumont, por 15 años fotógrafo oficial del certamen Miss Venezuela, evento de donde surge Duijm en el país pre-democrático: "Para mí, Susana Duijm es el gran ícono de la belleza y quien comenzó la historia de reinas venezolanas en el planeta".

Dumont destaca otros rasgos de la primera reina venezolana en el mundo: "Más allá de sus atributos físicos, que los tiene de sobras, Susana es aún más especial por su calidad humana, su autenticidad y la sonrisa genuina que es la misma que acompaña a los venezolanos en cualquier parte donde estén".

Quizás porque Iván Dumont ostenta el récord de haber registrado en su cámara el mayor número de reinas venezolanas internacionales, tenía en la figura de Susana Duijm una tarea pendiente. "En el mundo de las misses fue siempre una meta", dice con respecto a su portafolio.

Cuando lo logró, recuerda haber quedado extasiado con el encanto del carácter espontáneo, la sencillez y el humor que todavía la distinguen.

"No olvido cuando una vez fui a fotografiarla, pero el estudio quedaba en un quinto piso. Ella, que no entra en ascensores, me comentó: ‘Yo no me monto en ese bicho' y subió las escaleras. Cuando llegó al piso, me dijo, jadeando: "'Manito, dame agua'". Los presentes celebraron sus maneras. Y, de inmediato, la reina se hizo sentir ante el fotógrafo con esta captura de hace cinco años.



"Susana es coherente con su imagen, no hay una pose que disfrace al ser humano. Creo que, en este tiempo, solo la espontaneidad de Norkis Batista establecería un paralelo con lo que Venezuela ha conocido de Susana desde aquella década de 1950".

La historia de Susana, aunque conocida, mantiene aún el atractivo de la superación personal. Muchos la miran como la primera cenicienta del Miss Venezuela, la joven que sin fortuna familiar se impuso en un mundo de llamadas 'niñas bien' .

Susana ha contado que, en su mayoría, sus vestidos de concurso eran prestados, que fue el público quien la coronó Miss Venezuela y que los regalos como reina le fueron negados. En adelante, su anatomía curvilínea sería celebrada en la gastronomía criolla con la reina pepiada, la arepa de pollo y aguacate que recibió tal denominación en una arepera de Plaza Venezuela en honor a la Miss Mundo.

El mundo del cine en México y el modelaje internacionales de París y Nueva York tendrían la atención de Susana Duijm. En Venezuela desarrollaría una carrera en los medios. Se le vio en los primeros programas del reality Bailando con las Reinas. Hoy se ha concentrado en su programa radial De tono a tono con Susana, en el estado Nueva Esparta, donde vive desde hace más de dos décadas. (En la siguiente foto se le ve al lado de Inés María Calero, Jacqueline Aguilera, Tatiana Capote, Nina Sicilia, Piliín León, María Fernanda León, Jictzad Viña y Vanessa Peretti, todas ellas reinas venezolanas).



Pilín León fue la siguiente reina mundial que tuvo Venezuela después de Susana. Lo logró 26 años después y, dada la diferencia en el tiempo, muchos lo vivieron como un hecho inédito. La maracayera habla del récord de Venezuela en títulos de belleza comenzado por Duijm: 

"Yo creo que nos hemos ganado el sitial de honor en los concursos mundiales desde hace muchos años. Nuestras mezclas étnicas son especiales y nos han dado una fisonomía muy característica y, sobre todo, muy internacional. Eso nos distingue y nos define".

Y a Susana la une un vínculo a través del abuelo de Pilín: "Una vez hablamos de cuando ella fue secretaria en una empresa que tenía mi abuelo materno, era muy jovencita y recordada siempre por mi abuelo, a quien le llamaba la atención porque le parecía que la muchacha (Susana) no comía nunca de lo flaca y larga que era. Ella se reía mucho de eso. Mi abuelo era piloto aviador y ella siempre le llamaba 'Capitán'. Cuando yo llegué con mi corona, en el homenaje en Maracay, ella estuvo y el abrazo de cariño con mi abuelo y mi abuela fue de esos que dicen del cariño de años. Para mí fue la nota que nadie vio, pero de las más lindas de ese día".

Susana, madre de tres hijos, vio cómo la mayor, Carolina, intentó el sueño de ser Miss Mundo en el año 1983. Carolina, entonces Miss Apure, obtuvo la banda como primera finalista y la posibilidad de reeditar la corona de su madre. Pero, su suerte fue distinta.

Otra de sus hijas, Marianela Cerruti, también producto del matrimonio de la reina con el argentino Martín Cerruti, dijo una vez para Estampas: "Me encanta que la gente la quiera y siempre le diga mensajes como ‘eres una verdadera miss, tan natural, nunca te hiciste una operación'.



"Es un orgullo saber que su belleza fue reconocida, pero que este reconocimiento se mantiene porque es una mujer impecable y elegante, y por su naturalidad y autenticidad", se satisface Marianela. "Eso la hace más bella aún". Palabra de hija que replica todo un país.

@llabanero

18 de octubre de 2015

En las últimas semanas escritores venezolanos han sido noticia. Alberto Barrera Tyszka, Rafael Cadenas y Yolanda Pantin protagonizaron titulares de las páginas culturales al ser reconocidos, respectivamente, con el Premio Tusquets de Novela, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca y el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2015, pero aún así críticos y académicos coinciden en que ha habido un mayor interés de editoriales en la obra de escritores del país, pero creen que aún falta proyección en el exterior

Las letras venezolanas  le sacan punta a su calidad

Yolanda Pantin, escritora y poeta venezolana | Foto: William Dumont
Yolanda Pantin, escritora y poeta venezolana | Foto: William Dumont
Críticos y académicos coinciden en que ha habido un mayor interés de editoriales en la obra de escritores del país, pero creen que aún falta proyección en el exterior

En las últimas semanas escritores venezolanos han sido noticia. Alberto Barrera Tyszka, Rafael Cadenas y Yolanda Pantin protagonizaron titulares de las páginas culturales al ser reconocidos, respectivamente, con el Premio Tusquets de Novela, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca y el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2015.
Sin embargo, críticos y académicos recuerdan que no es una circunstancia reciente. “La literatura venezolana ha estado llena de obras de enorme calidad desde los tiempos de la Colonia, así como de autores diversísimos. Tal vez no esté pasando nada nuevo, sino que el sistema literario hoy la mira con más atención y justicia”, afirma Roberto Martínez Bachrich, profesor en la Escuela de Letras de la UCV que actualmente estudia un doctorado en Literatura Hispanoamericana en la City University de Nueva York.
Andrés Boersner, librero de Noctua, piensa que lo ocurrido recientemente responde a varios factores, además de la buena pluma de los galardonados. Uno de ellos es la situación sociopolítica del país. “Venezuela también está en el punto de mira internacional. En el caso de Barrera Tyszka, el título de la novela laureada, Patria o muerte, llama la atención”, dice.
Acota que en décadas anteriores hubo una labor importante de sellos como Monte Ávila, pero que se concentraban especialmente en autores extranjeros. “Ahora hay especial atención en los nacionales. Como no se importan casi libros, existe una necesidad de crear un mercado interno. Con respecto a los premios, el de Cadenas es además un reconocimiento a la poesía venezolana, que siempre ha destacado”, indica.
Boersner agrega que en las letras venezolanas se ha hablado de etapas. “En la primera mitad del siglo XX se decía que éramos un país de novelistas, en la segunda mitad era el cuento. Sin embargo, creo que en poesía siempre ha habido un desarrollo sostenido, mientras que en narrativa ha sido un poco más irregular. En cada momento hay un poeta que sobresale”, señala en alusión a figuras como Andrés Bello, José Antonio Ramos Sucre, Vicente Gerbasi, José Antonio Pérez Bonalde y Andrés Eloy Blanco.
Francisco Javier Pérez, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, coincide con Boersner en la relación de la literatura con su contexto. “Acá hay una tradición bastante sólida, no comenzó ayer. La bulla que genera el país empieza a tener un eco positivo. Eso no niega el valor de las obras, los premios tienen una justificación. Cadenas ha influido en generaciones. Un caso similar es el de cine, aunque son fenómenos diferentes. Pareciera que es ahora que está siendo reconocido y que gusta a cierto público. Otro aspecto que se debe destacar es el de algunas editoriales alternativas que han puesto su atención en nuestros autores. Por ejemplo, Pre-Textos”, detalla sobre un sello español que ha publicado a Rafael Cadenas, Yolanda Pantin e Igor Barreto.
El académico, sin embargo, ve con preocupación que haya muy pocas obras venezolanas en otros países. “Con la excepción de Rómulo Gallegos y Teresa de la Parra, no son muchos los escritores conocidos afuera. Por alguna razón se han quedado contentos con el aplauso interno. También influye la labor de las editoras. Tenemos muchos años publicando, pero se queda en el consumo de acá. Uno va a Madrid y es difícil encontrar obras como la de Vicente Gerbasi”.
El crítico Víctor Bravo también lamenta el desconocimiento que hay en el exterior sobre la literatura nacional. “Es preciso destacar que ha habido un movimiento editorial durante décadas, pero Venezuela ha quedado rezagada. Uno en otros países habla de novela latinoamericana y con esfuerzo se nombran algunos pocos autores venezolanos. Hace cuatro años realicé una ponencia en Madrid sobre Juan Carlos Onetti y lo comparé con Salvador Garmendia; muchos se sorprendieron cuando mencioné al venezolano”, afirma el profesor jubilado de la Universidad de los Andes que constantemente es invitado a ponencias sobre el tema en naciones como Estados Unidos y España.
“Es necesaria una política de Estado que no le dé importancia a la ideología. Letras Libres, de México, tiene una versión española que sirve de plataforma. Hace falta también promocionar a las editoriales”, añade.
Con desigualdad y retraso se entregan premios
En 2001, cuando se realizó la primera edición del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas, la ganadora fue Mirla Alcibíades porLa heroica aventura de construir una república. No había control de cambio, así que recibió 20.000 dólares. “Terminé de cancelar mi apartamento, que se lo compré a alguien que se fue del país”, recuerda la investigadora.
En abril de este año se anunció que la obra galardonada fueCanciones de fuego negro. Del reggae a la poesía dub del profesor Arnaldo Valero. “El depósito de 315.000 bolívares lo hicieron a finales de septiembre”, indica.
En la convocatoria del concurso, la Fundación Celarg especifica que si el ganador es extranjero recibe 50.000 dólares, de lo contrario obtiene su equivalente en bolívares. “Era irrespetuoso que me dijeran al principio que me los pagarían a 12 bolívares. Al final hicieron el cálculo a 6,30 bolívares. Lo que ocurrió es una violación al principio de igualdad establecido en la Constitución”, asegura el autor, quien recuerda que el colombiano Pablo Montoya, ganador del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, dijo que se compraría una casa con los 100.000 dólares del reconocimiento.
El escritor de Tríptico de la infamia aún no ha recibido el dinero. “Me dijeron que esperara tres meses. Espero que a principios de noviembre el premio me sea pagado. Las razones de esta demora no me han sido explicadas con claridad”

Cuando llegué, hace más de cincuenta años, a Venezuela, encontré un país en plena ebullición. Pocos años antes se había instaurado la democracia civil con gobiernos democráticamente elegidos, el ejército había regresado a sus cuarteles, los partidos políticos trabajaban con gran libertad, la sociedad civil se despertaba, nuestra iglesia se estructuró adecuadamente a nivel nacional. Pero especialmente en el campo social se observaba el crecimiento intenso de la educación a todos los niveles, la ampliación de la red eléctrica y de aguas blancas y negras, la ampliación de la red de salud que daba a toda la gente algún acceso adecuado.El sueño de llegar a ser un país de alto desarrollo estaba cerca, especialmente por el buen manejo de la industria petrolera, en manos de gente altamente capacitada y motivada.

Círculos virtuosos y círculos viciosos


Cuando llegué, hace más de cincuenta años, a Venezuela, encontré un país en plena ebullición. Pocos años antes se había instaurado la democracia civil con gobiernos democráticamente elegidos, el ejército había regresado a sus cuarteles, los partidos políticos trabajaban con gran libertad, la sociedad civil se despertaba, nuestra iglesia se estructuró adecuadamente a nivel nacional. Pero especialmente en el campo social se observaba el crecimiento intenso de la educación a todos los niveles, la ampliación de la red eléctrica y de aguas blancas y negras, la ampliación de la red de salud que daba a toda la gente algún acceso adecuado. Especialmente, se realizó un gran esfuerzo de integración entre los distintos estratos sociales, y se respetaban cada vez más los derechos humanos. Se podía hablar de un círculo virtuoso permanente que vivían grandes sectores del país. El sueño de llegar a ser un país de alto desarrollo estaba cerca, especialmente por el buen manejo de la industria petrolera, en manos de gente altamente capacitada y motivada.
Quizás no nos dimos demasiada cuenta de las verrugas feas en medio de esta realidad. La corrupción, que venía de lejos, seguía presente desde arriba hasta abajo, y crecía en la medida que los ingresos nacionales aumentaban, los intereses personales promovían el afán de lucro que hasta penetraba a los partidos y al mundo comercial y productivo. El oportunismo ganaba al bien común, y los partidos comenzaban a perder el norte y se perdían en pleitos pueriles. Como ahora sabemos, dentro del ejército seguía el afán de poder y de dirigir el país preparando su gente y la ocasión para un próximo golpe. La antipolítica tomó fuerza hasta dentro de los grupos ilustrados dispuestos a “tirar el niño con el agua sucia”. En lugar de un entusiasmo productivo y social comenzábamos a conocer la desconfianza con todas sus consecuencias.
El “Viernes Negro” de febrero nos golpeó inesperadamente como sociedad, y fue el inicio consciente de la crisis. Las líneas crecientes de las estadísticas sociales y económicas mostraban desajustes llamativos, y el sueño del progreso permanente y del bienestar entraba en franca depresión. Y si todo eso no era suficiente, el “Caracazo” del 89 sellaba definitivamente este proceso. Su impacto en el campo social y popular no se puede subestimar. El malandro “de barrio” que ayudaba en los saqueos y la distribución de lo robado, al igual que mucha otra gente, recibieron su cédula de identidad y se movían con mayor soltura. Según mi opinión, el fenómeno de la violencia creciente, que vivimos dramáticamente hoy en día, recibió en aquel momento su empuje y su presencia permanente.
Definitivamente, el círculo vicioso se hizo presente en nuestra sociedad, y lamentablemente en el corazón de nuestra gente. No me toca explicar esta historia, pero viví de cerca todo este proceso que todavía ni sabemos cómo va a cambiar. La llegada al poder de los militares es un nuevo capítulo que prolonga nuestra inmadurez como sociedad. Los que no están convencidos de eso deben leer el reciente libro de Thays Peñalver La conspiración de los 12 golpes que de manera seca y real describe este proceso vicioso en este campo.
Pero lo que especialmente envenenó nuestra realidad ha sido la profunda división emocional impuesta desde sus más altos líderes por medio de sus discursos y actuaciones erráticas. Un pueblo que se caracterizaba por su fluida convivencia entre sectores y razas comenzó a ver como enemigo a su propia gente cercana. No nos podemos imaginar cómo la palabra “escuálidos” junto a muchas otras, utilizadas a tiempo y destiempo, han dañado la mente y los sentimientos de convivencia. Provocó una mutua desconfianza y, en algunos casos, hasta odio que solamente en este tiempo de desabastecimiento y largas colas comienza a curarse, gracias a Dios. No dudo en reafirmar que la violencia en grado extremo y cruel que hoy en día conocemos es en parte promovida por esta dinámica de división que sigue imperando en los discursos públicos.
Igualmente no me cuesta reconocer un conjunto de programas sociales que eran o son un bálsamo para mucha gente. En especial, me refiero al pago de pensiones del Seguro Social y los subsidios de media beca a las madres pobres. A nivel de las misiones de educación se hizo todo un esfuerzo en el ramo informal, pero su verdadero valor es en gran parte discutible. Las misiones de Barrio Adentro están en su mínima expresión y nuestros grandes hospitales están, en gran parte, desatendidos a pesar que sigue con un personal con bastante mística. Por lo contrario, las juntas comunales contienen valores que no deben ser desconocidos. Si es cierto que muchos están totalmente en manos partidistas, no es menos cierto que como modelo comunitario y de participación siguen siendo positivas.
Ahora será nuestra tarea la de crear, una vez más círculos virtuosos. No es imposible, que estamos en un momento que puede ser de transición, sin apelar a la violencia ni a la venganza. Dios mediante y la sabiduría de los electores, vamos a una Asamblea Nacional más equilibrada que va a exigir diálogo y decisiones en común. Desde allí pueden surgir procesos interesantes que garanticen la libertad a los presos políticos y un nuevo equilibrio económico.
Pero especialmente, apunto sobre la sociedad civil, formada por centenares de iniciativas sociales, como la de los emprendedores de todo tipo que, de una u otra manera, reflejan las “burbujas de libertad”, y contienen sin duda el antídoto del colectivismo tan promocionado. Especialmente, las iniciativas que ya están en marcha en muchos sectores, de reunir en “conversatorios” a gente de toda tendencia, centrada en los problemas que más impactan y, junto con algunos responsables oficiales, buscan salidas viables para tejer de nuevo esta delicada red de convivencia. El país debe sanarse tanto arriba como abajo, desde sus líderes como desde sus comunidades. A las organizaciones sociales le toca juntas a muchas otras encargarse de estas bases, desde la gente, desde las comunidades.
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De origen belga, el padre Janssens tiene más de 40 años en Venezuela, donde ha formado varios centenares de líderes sociales y fundado instituciones que destacan por su eficiencia e impacto en las comunidades. Es un hombre inteligente, franco, hábil para el diseño de organizaciones, pragmático, persistente, imaginativo.  Un cura comprometido y muy avispado.
Milagros Socorro
-Doctor en Sociología  de la Universidad de París IV
-Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Rodríguez.
-Co-fundador de CESAP, Sinergia, Bangente, Proadopción y Conciencia Activa.
Milagros Socorro

El padre Armando Janssens nació en Amberes, un puerto de Bélgica, el 6 de noviembre de 1933. Tiene 43 años en Venezuela, donde ha fundado instituciones que hoy gozan de envidiable solidez, como Bangente “un banquito pequeño pero muy sólido”, Sinergia y el CESAP (Centro al Servicio de la Acción Popular), “una organización privada de interés público con trabajo socio-comunitario en todo el país. Desde 1974 ha promovido la participación de los sectores populares en la gestión de su propio desarrollo”. CESAP está integrado en la actualidad por 23 grupos asociados en una estructura que constituye ejemplo de agilidad, eficiencia y aprovechamiento de los recursos.
Janssens es gran lector, tanto de prensa como de literatura latinoamericana (su autor favorito es Mario Vargas Llosa). Por decisión propia dejó la dirección de las instituciones que creó en manos de otras personas. Sin embargo, trabaja todo el tiempo. Y mantiene su trabajo pastoral. Todos los domingo oficia la misa en el 23 de enero. “Me siento bien en el barrio”, dice. “Ellos son mi gente. Conozco sus historias, sus rollos, sus valores, sus debilidades”.
-¿Cómo es la familia de la que proviene?
-Soy el menor de siete hermanos, de una familia muy católica pero no curera. Mi padre, que tenía ideas liberales, era propietario de una fábrica de muebles; y mi madre tenía una tienda de telas, que había heredado de su familia, en los bajos de la casa donde vivíamos. Ambos negocios fueron cerrados después de la guerra.
-¿Cuál fue su experiencia de la guerra?
-La viví muy intensamente. No pasamos hambre en ningún momento, pero sí que debimos permanecer un año y medio en el sótano de la casa porque, a pesar de estar a punto de perder la guerra (a finales de 1944), los alemanes se dedicaron a lanzar sobre Amberes los cohetes V2 construidos por Von Braun. Cada 7 minutos caía uno de esos cohetes cargados de explosivos a velocidad supersónica. Causaban terror. Cayeron por millares y provocaron una gran destrucción en Amberes. En esa época yo era monaguillo y perdí la cuenta de la cantidad de funerales a los que asistí.
-¿Qué hizo al terminar el bachillerato?
-Seguí estudios universitarios y me gradué de técnico superior en Química Industrial. Después fui al Ejército e hice cinco años de carrera con el grado de teniente.
-Usted era un joven buenmozo, educado, uniformado. Alguna novia habría, ¿no?
-Sí, claro, se llamaba Marietta. Fue una relación muy romántica… y platónica. No pasamos de unos besitos, como era, por cierto, bastante común en la época.
-A lo largo de su vida, ¿no ha extrañado usted el amor de una mujer?
-No exagerar. Primero, yo tengo muchas amistades. Segundo, ahora, que ya soy un hombre mayor, veo a los abuelos en los bautizos y pienso que me gustaría ser abuelo; pero, curiosamente, nunca tuve el deseo de ser padre.
-¿Se enamoró alguna vez?
-Sí. Varias veces. Era inevitable. Y si ha pasado, fue muy ocasional y pasajero.
-Si ha pasado, ¿qué?
-Una intimidad mayor. Pero fue algo temporal y sin mayores consecuencias. Ha terminado de mutuo acuerdo lo que estaba naciendo. Aprendí a tener una relación de mayor confianza y respeto, sin llegar a excesos. Es decir, sin establecer una relación fija con una mujer y entonces tener una doble vida. He tratado de vivir sinceramente, como muchos sacerdotes, más de lo que la gente se imagina.
-Se consolida mi idea de que el celibato sacerdotal no tiene sentido.
-Estoy de acuerdo. El celibato debería dejarse como opción libre: una parte de la vida que se entrega como disponibilidad total a los demás. Estoy a favor de que los curas se puedan casar. Éste es hoy un tema prohibido en la Iglesia, que tarde o temprano deberá debatirse. Siempre he dicho que cuando yo tenga 90 años, el Papa permitirá que me case.
-¿Está de acuerdo con el sacerdocio femenino, con la integración de los divorciados y con la admisión de que puede haber un amor homosexual?
-No pongamos todo en la misma fila. Yo desearía que las mujeres pudieran ser sacerdotes. Estoy convencido de que lo harían muy bien. Con todos estoy asuntos soy relativamente liberal, pero con la prudencia que necesito para vivir en mi Iglesia. Soy un sacerdote integrado a la Iglesia. Me gustaría que nuestra Iglesia Católica reconociera el matrimonio sacerdotal y permitiera la comunión de los divorciados… pero al mismo tiempo quiero ser fiel a mi Iglesia. No quiero formar una subiglesia. Quiero vivir a plenitud, con todas sus tensiones y exigencias, la dinámica de nuestra Iglesia.
-Con esa posición, la Iglesia nunca cambiará, y el caso es que la catolicidad sí que ha cambiado.
-El proceso está en marcha. Más temprano que tarde veremos los cambios. Mi experiencia con la Iglesia es de gran apoyo y comprensión.
-¿Por qué se hizo cura?
-Sentí el llamado. Mi vocación era servir a la gente. Siempre participé en actividades sociales. Era dirigente del movimiento scout. En aquel momento, la Iglesia era el instrumento por excelencia para cumplir con este anhelo. Por otra parte, la idea religiosa de darme a lo más absoluto de la vida también me atrajo. Me fui al seminario con el profundo deseo de ayudar.
-¿Cómo llegó a Venezuela?
-Estando en el seminario llegó de Roma una petición a los obispos para que prestaran sacerdotes para trabajar en América Latina. Pedí permiso para irme a Lovaina, donde pasé dos años estudiando Teología, así como Cultura e Historia latinoamericana. Me ordené y vine a Venezuela, donde solicitaban un sacerdote para trabajar con jóvenes de los liceos públicos. Llegué a la parroquia caraqueña de Lídice, en marzo de 1965. Era una época en que la guerrilla estaba regresando a la ciudad.
-¿ Y por qué se quedó?
-Yo me enamore de Venezuela. Pero, además, yo vengo de una familia que tiene en la constancia un valor fundamental. Tenía mucho trabajo que hacer. Cuando llegué a Venezuela, la democracia estaba en su mejor momento. Yo vi crecer el país. Vi al sector popular crecer con escuelas, hospitales, universidades, carreteras. Vi construir el hospital de Magallanes, ¡un tronco de hospital! Llegué a pueblos donde el día antes habían instalado la electricidad. Sentí que estaba participando en una historia de progreso, especialmente para los sectores populares, donde vi cambiar ranchos de cartón por casas. Vi el mejoramiento y el progreso. Durante 20 años (del 65 al 85) un país en pleno crecimiento.
-Un retrato muy favorecedor de la denigrada democracia venezolana.
-Evidentemente. Siempre lo digo. Como también digo que aquel proceso extraordinario se estancó.
“He visto mucho”
-Así como viví las dos décadas estelares de la democracia, -dice el padre Armando Janssens-, viví la llegada de Chávez al poder, con la cantidad de promesas que emocionaron muchísimo a la gente, y todavía la siguen emocionando. Las misiones tocaron a la gente. Y también he visto la degeneración de la sociedad. Me preocupa la concentración de poder en el Ejecutivo; y sé que este proyecto a la larga no tiene salida.
“Chávez tocó la fibra de las clases populares más de lo que los sectores medios pueden imaginar. Chávez es su presidente. El partido no juega ningún papel. Sólo él. Y eso es lo que se ha venido expresando políticamente. En Venezuela se ha creado una nueva conciencia. No hay duda de que hay una nueva ciudadanía en los sectores populares. No  debe decirse que están vendidos. Lógicamente, hay grupos muy fuertemente identificados con Chávez pero también hay muchos que ven con sentido crítico el lenguaje violento del Presidente. A la gente común no le gustan los insultos de Chávez para quienes no están a su lado, ni las cadenas. Pero sí le gusta recibir educación, aunque no sea de calidad, pero reciben clases y van a la universidad. Como también reciben atención médica y cuentan con las casas de alimentación, que resuelven muchos problemitas”.
“Es necesario ver todo lo que hay, con la complejidad del caso. La misma gente que apoya la tendencia centralista, sin entender lo que significa el centralismo, al mismo tiempo le gusta la pequeña empresa, como le gusta su autonomía y su libertad. La gente se dejó entusiasmar. No hay duda. Pero esa misma gente ha madurado”.
“La clase media venezolana no conoce al sector popular, mientras que éste sí conoce a aquél, porque trabaja en sus fábricas y limpian en sus casas. Con mucha frecuencia he escuchado juicios prejuiciados de la clase media hacia el sector popular, que no es el de la pobreza, el de la mujer abandonada, llena de niños. No. Esa es la clase marginal. El 23 de enero está lleno de profesionales universitarios, técnicos superiores y estudiantes. Es preciso ver esta parte de la sociedad con claridad”.

Publicado en El Nacional, noviembre de 2008

La multiplicación de los talentos. Padre Armando Janssens ... 

www.youtube.com/watch?v=kPFXFwKmxsY
17 dic. 2014 - Subido por Emprered Venezuela
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