La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

31 de enero de 2014

Gabriela Rangel notó "accidentalmente" en un viaje de trabajo a París "un conjunto de fotografías de extraordinario interés y calidad que el maestro desdeñaba por considerarlas un trabajo de juventud..Nada había pasado con aquellas fotos tomadas entre 1940-1970.

Nueva York verá a otro Cruz-Diez

Americas Society expone la faceta fotográfica del artista venezolano.

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El artista retrasó su viaje a Nueva York por la ola de frío (Andrés Correa G.)
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ANDRÉS CORREA GUATARASMA |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
jueves 30 de enero de 2014  
Nueva York.- Gabriela Rangel notó "accidentalmente" en un viaje de trabajo a París "un conjunto de fotografías de extraordinario interés y calidad que el maestro desdeñaba por considerarlas un trabajo de juventud. Insistí que hiciera algo con ellas, pues a mi juicio se trata de un cuerpo complejo que se ha marginalizado por prejuicios. Además de ser un excelente fotógrafo, Carlos Cruz-Diez resolvió el "problema" del color en las Fisicromías (1959) a través del estudio de procesos óptico químicos de la fotografía".

Rangel organizaba entonces para la Americas Society de Nueva York la exposición Carlos Cruz-Diez: (In)formed by Color (2008), con Estrellita Brodsky e Isabela Villanueva, "la primera muestra individual dedicada a la exploración cromática emprendida por el artista desde los años 50. Fui expresamente a París a revisar el archivo que aún no había sido ordenado con criterios profesionales ni se había constituido la Fundación Cruz-Diez", recuerda hoy la curadora venezolana.

Nada pasó con aquellas fotos tomadas entre 1940-1970 hasta que en 2013 "Cruz-Diez vino a Nueva York para presentar una muestra en una galería comercial. Me contó que había publicado el libro con las fotografías y me adelantó que mostraría los materiales en Caracas".

Aquella exhibición, Cruz-Diez en blanco y negro, presentada a propósito del cumpleaños 90 del artista, llega a Manhattan del 4 de febrero al 22 de marzo, revisada y ampliada por Rangel.

-¿Qué diferencia la muestra en Caracas de ésta?

-La curaduría que propuse se centra en el mapeo etnográfico realizado por él en los años 1940 de festividades populares y celebraciones folklóricas venezolanas como los Diablos de Yare y El Velorio de Cruz de Mayo. Y la relación de dicho registro con el discurso realista de la pintura de corte social que en algún momento le interesó y que desechó por la abstracción. También incluí paisajes, pues forman parte del mismo mapeo y su codificación pictórica.

-¿Qué objetivos motivaron su curaduría?

-Me interesaba la mirada documental de Cruz-Diez sobre lo propio, cuyo propósito no fue otro que encontrar una nueva definición para la identidad venezolana ante cambios producidos por un proceso de modernización abrupto. Esta operación formó parte de una importante discusión generacional, hoy olvidada por negligencia historiográfica, iniciada por Arturo Uslar Pietri y sostenida por Juan Liscano, Aquiles Nazoa y el grupo de artistas y escritores del Taller Libre de Arte, adscrito al Ministerio de Educación y fundado por el cubano José Gómez Sicre durante la presidencia de Gallegos, y que sobrevivió hasta el comienzo de los años 50. 

Agrega Rangel que aquella "discusión, tan oportuna hoy para entender el hiato de la Venezuela del presente con la modernización y su lógica, fue opacada por la irrupción del grupo Los Disidentes, el Proyecto de Integración de las Artes, la dictadura de Pérez Jiménez, etc. La curaduría incluye un conjunto de copiasvintage producidas por Cruz-Diez en la época 1940-1950 y la presentación de sus álbumes originales, libros incunables, pinturas, ilustraciones y dibujos, cuya función es contribuir a la elaboración de un contexto historiográfico para las fotografías. Las copias nuevas de exhibición fueron supervisadas por Cruz-Diez en el taller de su hijo Jorge, en Panamá".

Entre esos detalles destaca que "trajimos una pintura figurativa inacabada y varios dibujos tópicos, también el libro Concurso de Cuentos de El Nacional(1953) con dibujos realistas suyos que ilustraban textos de Uslar Pietri y Carpentier, entre otros escritores".

-¿Qué define al Carlos Cruz-Diez fotógrafo?

-Él se formó como pintor en la escuela de artes plásticas y la pintura realista está presente en su construcción de la imagen fotográfica de los años 1940 a 1953.

-¿Qué opina del estado actual del Museo Carlos Cruz-Diez en Caracas?

-No he ido al museo en mucho tiempo, pero me han dicho que cuenta con un equipo que se distingue del resto por su profesionalismo. No puedo opinar porque es difícil ir a museos en Caracas dado que el sector de las artes visuales ha sido puesto en último lugar por las autoridades actuales, que aprecian más la música.

-¿Cómo es el día a día de trabajo con Cruz-Diez?

-Mi relación con él es de afecto, admiración y respeto. Es uno de los artistas más lúcidos, centrados y consistentes que he conocido. Su humildad desarma ante tanta vanidad de gente sin atributos, y su delicadeza conmueve. Mi mejor anécdota con él fue en París, cuando me mostró con orgullo cómo instruyó al propietario del bar de la esquina de su casa para preparar los caraqueñísimos sándwiches "pepitos". Ese es Cruz-Diez, un adorable caraqueño trasplantado a Europa.

acorrea@eluniversal.com

16 de enero de 2014

Retrato de George Dyer hablando, que el artista irlandés pintó en 1966, su época dorada, fue exhibida en los años 60 en varios museos franceses y británicos y se convertirá en el primer retrato de Bacon que sale a subasta en una década.

Christie's subasta el que podría ser el retrato más caro de Bacon

"etrato de George Dyer hablando" que el artista irlandés pintó en 1966, su época dorada, se convertirá en el primer retrato de Bacon que sale a subasta en una década.

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EL UNIVERSAL
miércoles 15 de enero de 2014  
Un retrato de Francis Bacon (1909-1992) en el que representa a su amante, George Dyer, será subastado el 13 de febrero por la casa Christie's de Londres y podría convertirse en la obra del artista más cara nunca antes subastada ya que se espera que alcance los 30 millones de libras (49,3 millones de dólares).

Retrato de George Dyer hablando, que el artista irlandés pintó en 1966, su época dorada, fue exhibida en los años 60 en varios museos franceses y británicos y se convertirá en el primer retrato de Bacon que sale a subasta en una década.

Según informó hoy Christie's, la obra fue vista por última vez en el Reino Unido en una exposición en Londres en 1967.

La última puja de una obra de Bacon, quien empezó a pintar cuando tenía 20 años, fue en el año 2000 en Nueva York, donde se vendió un retrato por 4 millones de libras (6,5 millones de dólares).

El retrato, de dos metros de alto y que utiliza tonos rojizos y lilas, es un homenaje al amante y musa del artista, George Dyer, en el que el protagonista aparece en una habitación sentando en una silla bajo una luz.

"Estamos contentos de exhibir el cuadro en Londres para su subasta, que presentará una oportunidad fantástica para los coleccionistas de todo el mundo", según Francis Outred, jefe de la sección de arte contemporáneo de postguerra de Christie's Europa.

Bacon conoció a su amante en otoño 1963 en el barrio londinense del Soho y desde ese momento se convirtió en sujeto de la mayoría de sus obras, incluyendo este retrato.

Yo me instalé en Caracas en 1955. Comencé a trabajar con mi hermano arquitecto, Graziano Gasparini, haciendo fotografía de la arquitectura venezolana. Él me introdujo en ese ambiente cultural que era muy vivo y pujante en esos años. Carlos Raúl Villanueva estaba terminando la Ciudad Universitaria, el Museo de Bellas Artes estaba bajo la dirección de Miguel Arroyo, sonaba el fotógrafo Alfredo Boulton... eran los años de la modernidad. Hoy ese interés de hacer de Venezuela una potencia, se ha perdido.

ENTREVISTA PAOLO GASPARINI, FOTÓGRAFO

"Ahora el socialismo está en los museos"

"Ahora el socialismo está en los museos, la fotografía en el supermercado del arte y las fotos en las subastas" PAOLO GASPARINI

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El Museo Reina Sofía de Madrid adquirió días atrás 24 de sus fotos contenidas en el libro "Para verte mejor América Latina" GUSTAVO BANDRES
JESSICA MORÓN |  EL UNIVERSAL
miércoles 15 de enero de 2014  12:00 AM
Un olor a tabaco conduce el camino, escaleras abajo, hacia la casa de Paolo Gasparini (Gorizia, Italia, 1934). Los habanos, al igual que las fotografías, los atesora en cajas. Sólo que las que contienen imágenes están ordenadas por color y debidamente identificadas. Tiene alrededor de 500, en las que alberga algún retrato de Gertrude Goldsmith (Gego) y de Alejandro Otero. 

Cientos de negativos forman parte de esa bóveda de imágenes en la que ha convertido su hogar tras recorrer, cámara en mano, México, Argentina, Cuba, Brasil y Venezuela, entre otros países de Latinoamérica. Y todos están acompañados por un recuerdo tangible del periplo emprendido: miniaturas precolombinas, vasijas de cerámica azteca, flores de papel traídas del DF (México).

Desde un sofá cubierto con tapetes guatemaltecos y cojines forrados de molas panameñas ofrece esta entrevista. La conversación todavía no inicia y los disparos provenientes de la cámara del fotógrafo de El Universal retrasan el encuentro en el que el artista visual ítalo venezolano comienza diciendo: "¡Ma, no me saquen tantas fotos que me pongo nervioso!", suelta con su acento italiano.

"Como todo fotógrafo, no me gusta que me tomen fotos", explica el creador, que en 1955 se instaló en Venezuela, donde comenzó a trabajar como fotógrafo de arquitectura con ayuda de su hermano, el arquitecto Graziano Gasparini. 

Acto seguido rememora una frase de su autoría, escrita sobre una suerte de collage fotográfico situado frente al sillón: "¿Ves por qué te digo que la cámara siempre agrede? Es una máquina destructora, como un cañón", dice el autor del fotolibro Para verte mejor América Latina publicado en 1972 por la editorial siglo XXI en México y reeditado en cuatro oportunidades. "Este libro se ha vuelto famoso. Para la época recuerdo que se convirtió en el texto principal de la facultad de comunicación social en algunas universidades de Ecuador y Perú", dice. Hoy, transcurridos 40 años, el libro que relata en imágenes las condiciones políticas, económicas y sociales del continente latinoamericano pasará a formar parte de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. 

-¿Cuándo lo contactaron para darle la noticia?

-En octubre del año pasado fue cuando pudimos concretarlo. Hace dos años ya se habían comunicado conmigo, pero a raíz de la crisis en España al museo le recortaron el presupuesto y la adquisición de las fotografías no se llevó a cabo. En 2013 llegamos finalmente a un acuerdo. Ellos me contactaron para decirme que tenían un remanente del presupuesto y en diciembre viajé a Europa y les hice entrega de 24 fotografías hechas para el fotolibro Para verte mejor América Latina. Pero eso no es lo importante, aquí la noticia es que la fotografía latinoamericana dejó de ser la oveja negra de la familia. 

-¿Dice entonces que la fotografía no recibe la importancia debida?

-Sí, aunque alrededor del mundo ya sonaban algunos nombres de fotógrafos reconocidos como Álvarez Bravo, de México, y Sebastião Salgado de Brasil. En los últimos años, los libros de Martín Parr, Horacio Fernández, y el trabajo de Alexis Fabre desde la editorial Toluca, le han dado protagonismo a la fotografía, pero todavía nos falta. 

-Y en Venezuela... ¿cómo ve el desarrollo y el impulso de la fotografía?

-Como todo. Se ha convertido en una cosa más que ha caído en la falta de interés, olvidada y abandonada por parte de la cultura oficial. Allí estaba el proyecto de hacer un museo de fotografía y no se hizo. La Fundación Centro Nacional de Fotografía de Venezuela (Cenaf) es como si no existiera y en los museos ya no hay exposiciones fotográficas. El año pasado, la muestra que hicieron de René Burri fue basada en unas imágenes que tomó al Che Guevara. Tampoco el Estado se interesa en adquirir obras. Yo particularmente vendí el 85% de mi obra afuera, aquí si acaso un 5%. 

-La fotografía siempre ha sido el arma política del poder, ¿no le parece?

-Siempre. Pero para este gobierno la cultura es 'la revolución'. Aquí las manifestaciones artísticas pasaron a segundo-tercer plano. Basta con ver los museos. En el país la fotografía sirve para rellenar huecos nada más. Fíjate en el oficialismo, como la usan en favor de sus intereses políticos... aunque eso es normal, todos los gobiernos lo han hecho. Victoria De Stefano me dijo una vez: 'La foto es la mejor arma para blanquear a los verdugos'. 

-¿Sabe algo acerca del estado de los archivos fotográficos en Venezuela?

-Sé que la Biblioteca Nacional tenía un buen acervo fotográfico, ahora no sé más. No hay registro de nada de lo que existe en estos momentos. 

-Usted llegó a Venezuela en la década del 50, un país de oportunidades. Hoy parece que los artistas no corren con la misma suerte...

-Yo me instalé en Caracas en 1955. Comencé a trabajar con mi hermano arquitecto, Graziano Gasparini, haciendo fotografía de la arquitectura venezolana. Él me introdujo en ese ambiente cultural que era muy vivo y pujante en esos años. Carlos Raúl Villanueva estaba terminando la Ciudad Universitaria, el Museo de Bellas Artes estaba bajo la dirección de Miguel Arroyo, sonaba el fotógrafo Alfredo Boulton... eran los años de la modernidad. Hoy ese interés de hacer de Venezuela una potencia, se ha perdido.

-En estos momentos, ¿qué imagen ilustra al país?

-Mi fotografía es urbana. En mis imágenes hay graffitis, publicidad y todo lo que acompaña a la gente en la calle. La calle te habla. En las últimas imágenes que he sacado de Venezuela aparece una mujer sobre una casa que se está cayendo e inevitablemente la imagen de Hugo Chávez está incluida. 

-¿Esta imagen estará incluida en un nuevo proyecto este año?

-Ahora estoy armando un libro con fotografías de Caracas. Una revisión de mi archivo que llamaré Revol-ver, editada por Álvaro Sotillo. Me recuerda a Paul Strand, maestro y amigo, quien luchó toda su vida por los ideales socialistas y para que la fotografía fuera aceptada en los museos y adquirida por su justo valor. Ahora el socialismo está en los museos, la fotografía en el supermercado del arte y las fotos en las subastas.