Premio Michelena 1954 a César Rengifo. Cuadro ganador del Michelena
"Cena en el éxodo"
Frida Añez entrega el Premio "Arturo Michelena" 1954 a César Rengifo en su condición de Presidenta del Ateneo de Valencia
“Solidaridad de todos para reconstruir el país”, era un clamor de César Rengifo
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| Coromoto Álvarez.-
La “solidaridad de todos para reconstruir el país” fue el clamor de César Rengifo en contra de “ las injusticias, la opresión y la exclusión”, según destaca la profesora Rosario Anzola -La obra de Rengijo- señala RA- es de una multiplicidad asombrosa, con la misma vehemencia y fuerza vital que caracterizó su interés por la identidad del venezolano-
César Rengifo “ nos legó la visión de una Venezuela que necesita día a día tomar conciencia de sus posibilidades y de sus limitaciones, para construirse y reconstruirse con la solidaridad de sus protagonistas: nosotros, todos nosotros”, escribe Rosario Anzola, al destacar la obra del centenario artista venezolano.
-Rengifo entendió que la obra de arte no puede ser un compendio moral, quien lo pretenda así no es un artista. Pero, cuando la creación muestra, expresa, conmueve, impacta, señala y promueve la reflexión activa del espectador o del lector, se recrea una y mil veces, liberando la fuerza inconmensurable de los sueños. Y esto lo logra la magia de Rengifo- apunta la destacada analista del mundo cultural.
"En 1955, realizó el mural en mosaico titulado "El Mito de Amalivaca" en el Centro Simón Bolívar.
Amalivaca. (El Padre de Toda la Gente). Mito Tamanaco.
"Así nacimos los Tamanacos. Así sucedió hace muchas lunaciones .Allá en lo más lejoso del bosque.
Amalivaca se va. En su canoa sagrada remonta el Río Padre-Orinoco, dejando atrás aquel semillerío humano, aquella tanta- gente-moriche, aquella raza vegetal, que ahora lo ve desdibujarse bajo Emanaida, luna negra, Emanaida, luna inmensa.
Emanaida preñada de cocuyos locos tejiendo una corona luceada sobre la cabellera del Dios. Y el, dador de vida, yéndose, yéndose hacia otros espacios, internándose en esa otra selva del nunca más."
-La obra de Rengifo es de una multiplicidad asombrosa, con la misma vehemencia y fuerza vital que caracterizó su interés por la identidad del venezolano, desplegó sus pinturas y esculturas, hizo teatro, poesía, ensayo, ejerció el periodismo y se desempeñó como un eficiente promotor cultural- de la misma estirpe que RA.
Recalca Anzola que Rengifo “ profesó la denuncia social y mostró la desolación de la pobreza con la dignidad propia de su ideario y sensibilidad. Las injusticias, la opresión y la exclusión signaron la causa de su lucha desde la libertad de su palabra y su obra plástica. A pesar de que le fueron otorgados los máximos premios y reconocimientos nacionales, desempeñó su trabajo infatigable bajo el signo silente de la humildad”.
En su artículo que publicó El Universal sobre” La magia de Rengifo”, escribe Anzola que “ el pasado 14 de mayo se cumplieron 100 años del nacimiento de César Rengifo, uno de los artistas venezolanos más auténticos en su relación, pensamiento y obra. Siendo apenas un niño asistió a la Escuela de Bellas Artes en Caracas, donde luego continuó y culminó sus estudios formales, orientado por una élite de artistas pedagogos, entre los que se destacan Marco Castillo y Rafael Monasterios. A los 22 años viajó a México donde lo marcó para siempre el muralismo social de los pintores de la época.
-Cuando tenía como doce años me topé con un óleo de César Rengifo en el que aparecía un niño rodeado de calas, desde entonces la mirada de Rengifo y el reflejo de ese “ niño de las calas” formaron parte de mi imaginación y mis afectos. Mucho tiempo después le propuse a ese maravilloso fotógrafo que es Nelson Garrido pesquisar cuadros e Rengifo para hilar a través de sus obras un cuento para niños. Así nació “ El niño de las calas”, la historia de un niño llamado Pablo, que vive en un cerro de Caracas y que persigue el sueño de ser un gran músico.
-El libro fue editado en 1991, uno de los cuadros que ilustra el texto se llama “ Las otras alambradas”. Se trata de un rancho de tablitas al borde de un barranco, el texto que lo acompaña dice: En el cerro la vida transcurre entre sustos y tristezas. Allí se aprende a sobrevivir en otra vida. Los cerros son una ciudad distinta. No hay aceras, ni agua ni parques: pero el amor siempre encuentra allí un lugar para quedarse. Hay vecinos solidarios que hacen más llevaderos los problemas. Hay ilusiones aun cuando falte la leche y las medicinas. Hay mujeres que hacen de mamás de niños ajenos para que la amiga pueda salir a trabajar. Hay alojo y bocado para quien llegue, a pesar de la escasez de espacio y de comida. Hay tiempo para la flor.
-Quien dicta las palabras parece ser el mismo pintor. Y lo más insólito es la vigencia de su denuncia y la permanencia de un desequilibrio que persiste todavía…
Rosario Anzola resalta ese legado de César Rengifo “ más allá de su visión marxista”.
UP/CA
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