La nueva era del Maczul
El Museo de Arte Contemporáneo del Zulia reorientó su rumbo hace un año. Imitando experiencias de otras instituciones en el mundo, se propuso convertirse en referencia latinoamericana. Además, reabrió varias de sus salas para recibir creaciones de toda Venezuela
En el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia han decidido ir a contracorriente. En tiempos de carencias, recesión y distorsiones económicas, el enorme edificio blanco que está ubicado en Maracaibo busca convertirse en referencia latinoamericana para los jóvenes creadores.
Por eso desde hace un año se trazaron varias estrategias que persiguen un mismo objetivo: que la ciudad vaya al Maczul. La cabeza de esta nave es Lourdes Peñaranda, arquitecto y artista plástico. Su fórmula hasta ahora ha sido adaptar modelos exitosos de museos alrededor del mundo al calor marabino.
Entre las primeras medidas que tomó fue mover las inauguraciones de los tradicionales jueves a los sábados. “La gente ya no suele salir mucho de noche por el tema de la inseguridad. Por eso pensamos en organizar los Sábados en el Maczul. Al principio, la idea fue programar por lo menos dos muestras al mes para que abrieran ese día. Esta semana tendremos cuatro exhibiciones nuevas y celebraremos el primer aniversario de la tienda del museo. Será una fiesta. Lanzaremos el proyecto piloto de La Chiva en el Maczul, un autobús que recorre varios puntos de la ciudad con una rumba adentro y que tendrá una parada frente al museo. El plan es experimentar por todos lados. La clave está en probar distintas recetas a ver cuál resulta”.
Entre las exposiciones que se inauguran el sábado se encuentran Que tengas un cuerpo: superpolítico y apátrida del artista zuliano Hugo Palmar y Musicons, el proyecto plástico-musical que reúne a Rodrigo Solo (faceta en solitario del vocalista de Viniloversus) con Ikorna.
El Maczul surge como oasis en momentos en los que las instituciones públicas insisten en darle la espalda a quienes no se ajusten a un mismo discurso. Abrir los espacios de la institución para recibir las propuestas plurales de los creadores ha sido otra de las estrategias importantes. Hace un año tenían solo cinco salas operativas. Ahora cuentan con 10, cada una con un perfil determinado. Hay lugar para la fotografía, el videoarte, los grandes maestros, los talentos emergentes y las propuestas urbanas. Las áreas comunes suelen estar intervenidas por obras al aire libre. La tiendita fue relanzada para ofrecer piezas de diseño y a finales de mes contarán con un amplio cafetín.
“Ya tenemos lista una sala itinerante que llegará a diferentes comunidades en un autobús. También replanteamos las visitas guiadas de las escuelas para que terminen en una sala lúdica. Un pequeño depósito que transformamos para fomentar la creación de los niños y jóvenes en actividades relacionadas con el tema de las exposiciones", dijo la directora.
Peñaranda también habló del programa Escolarte, que van a reforzar a finales de septiembre: "Queremos que los profesores de Artística y otras disciplinas vengan a dar sus clases en el Maczul, lograr ese vínculo, para que la institución se conecte a todos los niveles. Que el arte contemporáneo sea algo cercano”.
Dentro de la bóveda. Miradas curatoriales ha sido uno de las muestras fundamentales de esta nueva etapa. Se inauguró en agosto, en las enormes paredes que integran la sala 1. Luis Ángel Duque fue el primer invitado a este proyecto que busca replantear la colección permanente del museo.
Durante un año el curador se adentró en los depósitos del Maczul para construir una línea expositiva que pusiera a dialogar a los grandes maestros con artistas contemporáneos. Natalya Critchley, Teresa Gabaldón, Richard López, Azalea Quiñones y Elsy Zavarce fueron los elegidos por Duque para mostrar sus trabajos, colgados al lado de las obras de Armando Reverón, Martín Tovar y Tovar, Arturo Michelena, Mercedes Pardo, Carmelo Niño, Diego Barboza y Oscar D´Empaire. Así, el tesoro del Maczul sale a su encuentro natural con el público. Y los creadores emergentes dejarán varias de sus piezas en los sótanos de la pinacoteca.
“Ya hay varios curadores entusiasmados con este proyecto”, revela Peñaranda. “Gerardo Zavarce, Lorena González y Alberto Asprino serán los próximos invitados. La intención es que se amplíe la mirada del museo y su colección. La mejor manera es a través de los criterios plurales”.
El Maczul también mantiene un convenio con la Fundación Museos Nacionales. La muestra del coreano Soonik Kwon, La ausencia del ego, fue trasladada hace unos meses del MACC a la Sala 4 del museo zuliano como parte de este acuerdo.
Actualmente preparan el XI Salón Nacional de Jóvenes Artistas, para el cual recibirán las propuestas digitales de creadores de entre 18 y 35 años de edad hasta el 9 de octubre.
Asimismo, el Maczul servirá de escenario para mostrar los proyectos seleccionados en el reciente Salón de Jóvenes con FIA, que clausuró su ciclo en Caracas el pasado domingo.
El Amigo Maczul es otro de los programas interesantes que han impulsado desde hace un año. Cualquier persona puede convertirse en aliado cercano a la institución con una contribución anual. Dependiendo de su interés, recibirá beneficios como una obra firmada por los artistas de la colección y la posibilidad de participar en varias de sus actividades privadas. Como en cualquier museo importante del mundo.
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