Según un comunicado de la galería Denise René-Rive Gauche, de París, que a mediados de los años 50 sirvió de vitrina a los artistas cinéticos venezolanos Carlos Cruz-Diez y Jesús Soto, los creadores Gisseline Amiuny, Inés Silva y Luis Millé que participan en la muestra "comparten el interés común por la problemática de la implantación de los volúmenes, los conceptos visuales y los medios gráficos geométricos, llevados por el juego del poder emocional del color, dando respuestas estéticas radicalmente diferentes".

Tres artistas venezolanos exponen desde hoy en París

Gisseline Amiuny, Inés Silva y Luis Millé exponen en la galería Denis René.

Millé muestra en la capital francesa diez de sus "tensometrías" (Cortesía)

EL UNIVERSAL

jueves 17 de diciembre de 2015  09:51 AM

Art Construit latino-américain, nouvelles propositions es el título de la exposición que desde hoy presentará en la galería Denise René-Rive Gauche, de París, las propuestas de los artistas venezolanos Gisseline Amiuny, Luis Millé e Inés Silva y de sus homólogos argentinos Karina Peisajovich y Ventoso.

Según un comunicado de la galería que a mediados de los años 50 sirvió de vitrina a los artistas cinéticos venezolanos Carlos Cruz-Diez y Jesús Soto, los creadores que participan en la muestra "comparten el interés común por la problemática de la implantación de los volúmenes, los conceptos visuales y los medios gráficos geométricos, llevados por el juego del poder emocional del color, dando respuestas estéticas radicalmente diferentes".

Millé, por ejemplo, concurre a la exhibición, curada por Leonor Parra, con dos grandes instalaciones de sus tensometrías y ocho de pequeñas dimensiones. Según explica el propio artista, "el trabajo de las tensometrías está concebido dentro de la abstracción geométrica y como una investigación fenomenológica del espacio y no dentro de él".

Entre el abanico de posibilidades exploradas por la abstracción, movimiento que surge en Europa en el siglo XX, en respuesta a los constantes cambios tecnológicos e industriales, una tendencia sin fronteras -el arte construido-, comenzó a dialogar permanentemente con los avances científicos. Los artistas que encarnaron este movimiento hacían uso en sus creaciones de los nuevos materiales (el plexiglás, los polímeros de alta densidad) y de las posibilidades plásticas que ofrecen los metales, los espejos o la luz eléctrica. El movimiento se enriqueció continuamente de los avances tecnológicos, evolucionado hacia obras tridimensionales, cada vez más abiertas, que tomaron en consideración el espacio y la arquitectura.

Entendida como acto fundador del arte cinético, la exposición El movimiento, organizada en la galería Denise René en 1955, fue la catalizadora de esta tendencia estética. A partir de ella, el lugar se convirtió en el punto de convergencia de varias generaciones de artistas sudamericanos.