Brasil redescubre el arte contemporáneo venezolano
Christian Vinck, Daniel Medina, Luis Arroyo y Juan Irribarren exhiben sus creaciones en la galería Leme de Sao Paulo. La muestra es organizada por Carmen Araujo Arte
A mediados de los años cincuenta, Brasil y Venezuela fueron, junto con Argentina, los centros de la modernidad latinoamericana. Se trata de dos países vecinos que, a pesar de contar con una frontera común, no han podido desarrollar un número considerable de intercambios y proyectos conjuntos en el campo del arte. Esa es una puerta que ha sido franqueada en pocas oportunidades. La más notable hasta ahora ha sido la participación de Luis Enrique Pérez-Oramas como curador de la Bienal de Sao Paulo, el año pasado. A partir de ese momento, comenzaron a surgir iniciativas, como la de la galería Leme de la citada ciudad brasileña.
En sus paredes se exhiben las obras de tres caraqueños y un zuliano. Christian Vinck, Daniel Medina y Luis Arroyo participan en la colectivaVisiones contemporáneas venezolanas, que gira en torno al imaginario plástico nacional. Paralelamente se ofrece una individual de Juan Irribarren. Ambas propuestas fueron desarrolladas con la cooperación de la galería Carmen Araujo Arte, con sede en el Parque Cultural Hacienda La Trinidad, en Caracas.
Arroyo, Medina y Vinck ofrecen una relectura del arte contemporáneo que se hace en el país. En sus trabajos hay aspectos enteramente nacionales que, sin embargo, también pueden ser abordados desde un contexto más amplio, como el latinoamericano. “Ellos recurren a ciertas referencias visuales, conceptuales e ideológicas que remiten al imaginario plástico de Venezuela”, se lee en el texto curatorial.
Vinck presenta tres series de pinturas que tratan el tema de la memoria reciente. La primera de ellas es Armitano, que refleja de manera casi monocromática las portadas de los libros de arte editados por el sello del mismo nombre. Otra es Juguetes rusos, basada en el artículo homónimo publicado por el filósofo alemán Walter Benjamin. Laminario portátil de mapas tropicales reúne cartografías de las costas pacíficas y el Caribe presentadas en modo caricaturesco e infantil.
Medina expone la pieza Solución habitacional, integrada por módulos que remiten a los edificios de Le Corbusier. Arroyo conjuga su aproximación al arte sonoro, el archivo y el libro en obras comoDesaceleración fantasmática, elaborada con portadas de textos que, según el texto curatorial, “remiten al carácter espectral de sistemas ideológicos fundamentales en el desenvolvimiento histórico del siglo XX”.
"Restauración del aura", de la serie Libros exhumados, también forma parte de la muestra, así como la serie Obliteraciones, en la que Arroyo parte de imágenes de archivo provenientes de la historia del arte, de la antropología y del coleccionismo.
Iribarren presenta un conjunto de fotografías recientes y pinturas al óleo. “El artista indaga sobre la acumulación de estructuras geométricas sobrepuestas a campos coloridos de factura gestual, que recogen situaciones lumínicas específicas sucedidas a lo largo del día en su taller”. La geometría es una constante en muchas de las obras expuestas.
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