La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

18 de diciembre de 2013

Desde el ignoto mundo de nubes en el que reposa su mente, Frida Añez quién sabe qué escribiría en esas hermosas tarjetas navideñas que enviaba a sus amigos para celebrar estas fiestas del año 2013. En su nombre, apelo al mundo de costumbres y tradiciones propias de la Navidad en Venezuela, ese país que tanto quiere y por el que tanto trabajó...FELIZ NAVIDAD en nombre del blog que honra a una mujer maravillosa, que dio todo de si a la cultura e industria carabobeña, que sin ella han perdido esa calidad y eficiencia que supo imprimirle a cada acto de su vida y cuya ausencia en vida tanto nos conmueve... Por eso honramos con mucho amor su presencia con este blog hecho desde el corazón y el agradecimiento con el compromiso de mantenerla viva en el presente, como icono de una Valencia que se nos fue justo cuando se retiró de la vida pública valenciana...FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2014...


Misa de Gallo
Misa de Gallo
Los Pastores del Niño Jesús, las Misas de Gallo, la Paradura del Niño, los Locos y Locainas y las parrandas de año viejo y año nuevo son algunas de las tradiciones que rodean la época navideña en Venezuela 

Música, teatro, disfraces coloridos, historia y, en ocasiones, hasta alusiones políticas son ingredientes que hacen que   tan vistosas y atractivas.

La Navidad es una manifestación cultural que involucra a todas las regiones del país. Se podría marcar como punto de partida las fiestas en honor a la virgen de Chiquinquirá, en el estado Zulia, cuando las gaitas indican el inicio de las tradiciones católicas que conmemoran el nacimiento del Niño Jesús. A ello se une la llegada de los aguinaldos y las patinatas en calles.

Las ciudades se visten para la ocasión: adornan sus calles con luces y dan un lugar privilegiado a los pesebres. A grandes rasgos esa es la práctica común. Pero hay lugares en los que las fiestas son mucho más autóctonas y variopintas, donde los habitantes arman sus celebraciones para que locales y visitantes disfruten de las ceremonias que ratifican sus creencias y que fueron aprendidas de generaciones anteriores.

“Es una forma de reafirmar las tradiciones que hemos heredado, el patrimonio navideño que tenemos en cada pueblo y que estamos luchando para que no desaparezcan”, indica Carlos Marrón, fundador de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela. Participar en estas manifestaciones folklóricas, o simplemente admirarlas, es una forma de hacer turismo y festejar con orgullo el mosaico cultural del país.

Según el Atlas de Tradiciones Venezolanas de la Fundación Bigott, entre el primer domingo de diciembre y el 24 de diciembre comienzan en los estados Aragua y Carabobo los velorios, danzas y romerías de los Pastores del Niño Jesús. En Mariara, Aguas Calientes, San Joaquín, Chuao y El Limón los feligreses amanecen en la Misa de Gallo, ceremonia eclesiástica acompañada de cantos y aguinaldos que culmina con fuegos artificiales.

Al terminar la eucaristía, aparece el ángel Gabriel y se inicia un diálogo –según el texto de san Lucas– entre él y los pastores, que saludan la imagen del Niño Dios e inician sus danzas al son de cuatro, guitarra, maracas, furruco, tambor, gajillos (palos de madera con chapas) y panderetas, que animan los aguinaldos dedicados al niño que está por nacer. Los pastores van vestidos con faldas largas hechas con tiras de papel y sombreros decorados con flores y lazos. La fiesta termina cuando el personaje del Cachero entrega sus cuernos, su símbolo de poder, a Jesús.

Parrandas por doquier. En el estado Miranda, las parrandas son una de las expresiones más utilizadas para venerar las festividades decembrinas. El 24 diciembre es cuando tienen su momento de esplendor. La parranda del Niño Jesús de Curiepe, en el municipio Brión; las de Capaya y Marizapa, en el municipio Acevedo; y la de El Guapo son algunas de ellas.

Los peregrinos que participan hacen un recorrido por varias comunidades y vuelven a su pueblo de origen para continuar el festejo. A lo largo del camino, los “niñeros” se van pasando en brazos la cuna de cristal que contiene al Niño Jesús como pago de una promesa. “El recorrido es acompañado con el ritmo musical de la parranda mirandina, y en los últimos años se le han incorporado instrumentos de viento que le dan mayor dinamismo a la manifestación popular”, explica Marrón.

Entre el 24 de diciembre y el 2 de febrero los primeros años de vida de Jesucristo son representados en la Paradura del Niño que se hace en los estados Táchira, Mérida y Trujillo, y que consiste, básicamente, en poner de pie la figura del Niño para demostrar que está en capacidad de caminar. Los fieles se reúnen frente al pesebre de alguno de los hogares del pueblo y es donde comienza la acción de los rezanderos y los músicos, quienes hacen el acompañamiento con sus violines, cuatros y guitarras. Los padrinos reparten velas entre los presentes para que las lleven encendidas durante la procesión en la que pasearán a Jesús por la casa anfitriona para que bendiga a la familia. Al terminar, la figura es devuelta al lugar que le corresponde en el pesebre –entre María y José– y se cantan villancicos, aguinaldos, romances, décimas y rosarios para pedir protección.

De locos e inocentes
Locos y locainas es una de las tradiciones más pintorescas de la temporada decembrina local. Todos los 28 de diciembre en Pueblo Llano y El Valle, estado Mérida; Quebrada Seca y Mesa de Esnujaque, estado Trujillo; Agua Blanca, estado Portuguesa; y Sanare, estado Lara, la burla, las bromas y la diversión se apoderan de las calles.

En ocasiones, las críticas políticas tienen espacio en esta expresión cultural. La inversión de roles es muy popular el Día de los Santos Inocentes. Así, las comparsas se organizan con mujeres vestidas de hombres, hombres vestidos de mujeres y niños como si fueran viejos.

Los Zaragozas es otra celebración que se llevan a cabo este mismo día. En Sanare y Guárico, del estado Lara, se ha convertido en una gran atracción turística de la región, en la que pagan promesas, cantan y rezan ante un cuadro que ilustra el relato bíblico del sacrificio de niños por órdenes de Herodes. Las calles del pueblo se convierten en las sendas que seguirán las comparsas.

Los cascabeles que cuelgan de los vestuarios hacen el sonido que identifica la procesión que se dirige a la iglesia de San Isidro a escuchar la misa y que luego seguirá hasta la iglesia de Santa Ana. “Ay Zaragoza”, es el estribillo entonan los participantes, mientras a ritmo de cuatros, maracas y tambora tocan un sabroso merengue larense.

La parranda de los Santos Inocentes y los Boleros de Caucagua, fiesta que se realiza el 27 y 28 de diciembre, es una tradición que tiene más de 150 años. La cosa es así: hay 2 bandos, el de Pantoja y el de Caucagua. Cada uno rinde homenaje con boleros, banderas y sombreros adornados con hojas de crotos y cayenas. Tambores, instrumentos de viento y un candente ritmo tropical crean el ambiente musical.

El 29 de diciembre es la parranda de la burra de Marizapa, en el pueblo del mismo nombre en Miranda. Desde hace 21 años la conocida burra mayor recorre sectores mirandinos con un concepto pantomímico. “Lanza agua por la cola y gases aromáticos, abre y cierra la cola y rebuzna. Recibe anualmente a turistas nacionales y extranjeros que viven a plenitud el jolgorio”, explica Marrón. En 2006 fue bautizada como “la burra mecánica de Venezuela”, por Simón Díaz.

Por el que se va y el que viene. El 31 de diciembre, un hombre maltratado recorre el pueblo mirandino de Acevedo, acción que se replica en otros estados del país, representando el año que ha pasado y que está a punto de morir. En contraparte, el primer día de enero, las parrandas visitan cada casa en la que esté la imagen de Jesús para darle la bienvenida al año que comienza.

Los Reyes Magos salen en sus caballos el 6 de enero para llevar los regalos al Niño Jesús. En San Miguel de Boconó, en el estado Trujillo, la Santa Misa es amenizada por los pastores, quienes van golpeando rítmicamente las cañas que llevan en las manos. Al momento de la comunión, con un pitazo, comienzan a sonar los tambores. Al terminar, los fieles salen en procesión llevando la imagen del Niño a un altar afuera de la iglesia.

En la tarde, los tres Reyes Magos llegan a recitar coplas. 
“Lo sabroso es que todos, turistas y gente de las comunidades, disfrutan de ver los personajes típicos ataviados según la celebración y con las connotaciones negroides, españolas e indígenas que enmarcan nuestras fiestas. Eso contribuye a que más gente participe en esto, que es patrimonio”, concluye Marrón. ean tan vistosas y atractivas.

La Navidad es una manifestación cultural que involucra a todas las regiones del país. Se podría marcar como punto de partida las fiestas en honor a la virgen de Chiquinquirá, en el estado Zulia, cuando las gaitas indican el inicio de las tradiciones católicas que conmemoran el nacimiento del Niño Jesús. A ello se une la llegada de los aguinaldos y las patinatas en calles.

Las ciudades se visten para la ocasión: adornan sus calles con luces y dan un lugar privilegiado a los pesebres. A grandes rasgos esa es la práctica común. Pero hay lugares en los que las fiestas son mucho más autóctonas y variopintas, donde los habitantes arman sus celebraciones para que locales y visitantes disfruten de las ceremonias que ratifican sus creencias y que fueron aprendidas de generaciones anteriores.

“Es una forma de reafirmar las tradiciones que hemos heredado, el patrimonio navideño que tenemos en cada pueblo y que estamos luchando para que no desaparezcan”, indica Carlos Marrón, fundador de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela. Participar en estas manifestaciones folklóricas, o simplemente admirarlas, es una forma de hacer turismo y festejar con orgullo el mosaico cultural del país.

Según el Atlas de Tradiciones Venezolanas de la Fundación Bigott, entre el primer domingo de diciembre y el 24 de diciembre comienzan en los estados Aragua y Carabobo los velorios, danzas y romerías de los Pastores del Niño Jesús. En Mariara, Aguas Calientes, San Joaquín, Chuao y El Limón los feligreses amanecen en la Misa de Gallo, ceremonia eclesiástica acompañada de cantos y aguinaldos que culmina con fuegos artificiales.

Al terminar la eucaristía, aparece el ángel Gabriel y se inicia un diálogo –según el texto de san Lucas– entre él y los pastores, que saludan la imagen del Niño Dios e inician sus danzas al son de cuatro, guitarra, maracas, furruco, tambor, gajillos (palos de madera con chapas) y panderetas, que animan los aguinaldos dedicados al niño que está por nacer. Los pastores van vestidos con faldas largas hechas con tiras de papel y sombreros decorados con flores y lazos. La fiesta termina cuando el personaje del Cachero entrega sus cuernos, su símbolo de poder, a Jesús.

Parrandas por doquier. En el estado Miranda, las parrandas son una de las expresiones más utilizadas para venerar las festividades decembrinas. El 24 diciembre es cuando tienen su momento de esplendor. La parranda del Niño Jesús de Curiepe, en el municipio Brión; las de Capaya y Marizapa, en el municipio Acevedo; y la de El Guapo son algunas de ellas.

Los peregrinos que participan hacen un recorrido por varias comunidades y vuelven a su pueblo de origen para continuar el festejo. A lo largo del camino, los “niñeros” se van pasando en brazos la cuna de cristal que contiene al Niño Jesús como pago de una promesa. “El recorrido es acompañado con el ritmo musical de la parranda mirandina, y en los últimos años se le han incorporado instrumentos de viento que le dan mayor dinamismo a la manifestación popular”, explica Marrón.

Entre el 24 de diciembre y el 2 de febrero los primeros años de vida de Jesucristo son representados en la Paradura del Niño que se hace en los estados Táchira, Mérida y Trujillo, y que consiste, básicamente, en poner de pie la figura del Niño para demostrar que está en capacidad de caminar. Los fieles se reúnen frente al pesebre de alguno de los hogares del pueblo y es donde comienza la acción de los rezanderos y los músicos, quienes hacen el acompañamiento con sus violines, cuatros y guitarras. Los padrinos reparten velas entre los presentes para que las lleven encendidas durante la procesión en la que pasearán a Jesús por la casa anfitriona para que bendiga a la familia. Al terminar, la figura es devuelta al lugar que le corresponde en el pesebre –entre María y José– y se cantan villancicos, aguinaldos, romances, décimas y rosarios para pedir protección.

De locos e inocentes
Locos y locainas es una de las tradiciones más pintorescas de la temporada decembrina local. Todos los 28 de diciembre en Pueblo Llano y El Valle, estado Mérida; Quebrada Seca y Mesa de Esnujaque, estado Trujillo; Agua Blanca, estado Portuguesa; y Sanare, estado Lara, la burla, las bromas y la diversión se apoderan de las calles.

En ocasiones, las críticas políticas tienen espacio en esta expresión cultural. La inversión de roles es muy popular el Día de los Santos Inocentes. Así, las comparsas se organizan con mujeres vestidas de hombres, hombres vestidos de mujeres y niños como si fueran viejos.

Los Zaragozas es otra celebración que se llevan a cabo este mismo día. En Sanare y Guárico, del estado Lara, se ha convertido en una gran atracción turística de la región, en la que pagan promesas, cantan y rezan ante un cuadro que ilustra el relato bíblico del sacrificio de niños por órdenes de Herodes. Las calles del pueblo se convierten en las sendas que seguirán las comparsas.

Los cascabeles que cuelgan de los vestuarios hacen el sonido que identifica la procesión que se dirige a la iglesia de San Isidro a escuchar la misa y que luego seguirá hasta la iglesia de Santa Ana. “Ay Zaragoza”, es el estribillo entonan los participantes, mientras a ritmo de cuatros, maracas y tambora tocan un sabroso merengue larense.

La parranda de los Santos Inocentes y los Boleros de Caucagua, fiesta que se realiza el 27 y 28 de diciembre, es una tradición que tiene más de 150 años. La cosa es así: hay 2 bandos, el de Pantoja y el de Caucagua. Cada uno rinde homenaje con boleros, banderas y sombreros adornados con hojas de crotos y cayenas. Tambores, instrumentos de viento y un candente ritmo tropical crean el ambiente musical.

El 29 de diciembre es la parranda de la burra de Marizapa, en el pueblo del mismo nombre en Miranda. Desde hace 21 años la conocida burra mayor recorre sectores mirandinos con un concepto pantomímico. “Lanza agua por la cola y gases aromáticos, abre y cierra la cola y rebuzna. Recibe anualmente a turistas nacionales y extranjeros que viven a plenitud el jolgorio”, explica Marrón. En 2006 fue bautizada como “la burra mecánica de Venezuela”, por Simón Díaz.

Por el que se va y el que viene. El 31 de diciembre, un hombre maltratado recorre el pueblo mirandino de Acevedo, acción que se replica en otros estados del país, representando el año que ha pasado y que está a punto de morir. En contraparte, el primer día de enero, las parrandas visitan cada casa en la que esté la imagen de Jesús para darle la bienvenida al año que comienza.

Los Reyes Magos salen en sus caballos el 6 de enero para llevar los regalos al Niño Jesús. En San Miguel de Boconó, en el estado Trujillo, la Santa Misa es amenizada por los pastores, quienes van golpeando rítmicamente las cañas que llevan en las manos. Al momento de la comunión, con un pitazo, comienzan a sonar los tambores. Al terminar, los fieles salen en procesión llevando la imagen del Niño a un altar afuera de la iglesia.

En la tarde, los tres Reyes Magos llegan a recitar coplas.
“Lo sabroso es que todos, turistas y gente de las comunidades, disfrutan de ver los personajes típicos ataviados según la celebración y con las connotaciones negroides, españolas e indígenas que enmarcan nuestras fiestas. Eso contribuye a que más gente participe en esto, que es patrimonio”, concluye Marrón. 

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