La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

15 de diciembre de 2013

Wladimir Zabaleta, maestro del duende que morará por siempre

El Carabobeño 15 diciembre 2013

Zabaleta, maestro del duende que morará por siempre

Por César Peña Vigas
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Nació para ofrecer un legado de grandeza y dejó una huella para el deleite de muchos y por tiempos sin cuenta ni número. Con su maravilloso duende enriquecía su obra y acrecentaba su ingrávida figura. 
Sin tener el don de convertir en oro lo que tocaba, si trocaba en esplendidez el maravilloso arte que creaba. Enorme y valioso su legado y por mucho tiempo riqueza y gratos recuerdos serán signo de su memoria y cuantía de su herencia. 
Con su presencia humilde y notoria hizo de la amistad un bastión inexpugnable, un estandarte de la siempre bienvenida que anticipaba en sus encuentros para disfrute del espíritu, para el espumar del humor y para marcar la impronta indeleble de su arte y de su duende y de su ligero andar.
Dejó muchas memorias cosidas en los entresijos del placer por contemplar su arte, hecho de sombras por las noches en el parque Negra Hipólita, o radiante y oferente en cualquier lugar, tiempo u ocasión. 
Tenemos y tendremos la suerte y la dicha de recordar más a tan grande artista, por el acierto del municipio Naguanagua de acrecentar las potencias de su creación, al ser enarbolada la magnífica escultura que adorna la vista norte de la redoma de Guaparo. Es justicia al talento y vida al aliento de un creador que crecerá con el pasar de los días y se agigantará ante la mirada iluminada de los transeúntes.
Vladimir ya hizo de la calle valenciana morada del placer estético y signo del asombro que despierta su colosal menina, singular signo de la redoma de Guaparo, compartida con otro gran artista del cinetismo. Con el pasar de los años esa redoma se poblará con otras obras, para devenir en un foco de irradiación de arte majestuoso para  acicate del placer de propios y extraños. 
 “Lo que ninguna parte viene a ninguna parte va” (A. Malreaux) aplica a los estrechos nexos que mantuvo con las arcillas del Cabriales de Braulio Salazar o las brujas de Vigas, y seguramente otras cuantas recónditas influencias ayudaron a moldear ese espíritu original y orgulloso de sus dones de artista y de excepcional hombre del bien.
Al rememorar las exposiciones de Vladimir me viene a la memoria una delicada expresión que Milagros Socoro le dedicó a otro gran artista, la cual me permito parafrasear de memoria: “Cuando se está frente a una obra de Zabaleta, por grande que sea su porte, hay que mirarla de cerca como se mira un anillo desenterrado de Troya, o una carta autógrafa del Padre de la Patria”.
Su obra morará para siempre en los mejores lugares de este mundo, y concurrirá a los más elevados sitiales del espíritu de propios y extraños a esta tierra del maestro del duende. 

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