Cuando el manuscrito de "Cien Años de Soledad" estuvo culminado, con los últimos centavos de las diezmadas finanzas familiares, Mercedes Barcha logró enviar a la editorial la mitad de la famosa obra
Sus dos novelas anteriores también habían sido escritas entre los apremios del hambre y las injusticias de la pobreza.
A los 27 años en 1955 publicó su primera novela, La hojarasca, en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. A partir de esa primera obra, su narrativa entroncó con la tradición literaria hispanoamericana, al tiempo que hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.
Tal vez lo más notable de esa primera novela sea su prólogo, en el que García Márquez sitúa el tiempo y el espacio de casi toda su obra: desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, y en "Cataca'', como él y su familia le decían a Aracataca. O más específicamente en aquel pueblo perdido al que llamó Macondo en la humilde casa de sus abuelos.
Ese breve escrito, ampliamente ignorado, también menciona la que será una de sus obsesiones literarias: el fracaso del proyecto modernizador de los caudillos que liberaron a Latinoamérica del yugo español.
Los libertadores no construyeron una sociedad moderna y democrática sino que levantaron un mundo machista y feudal, remoto y supersticioso, injusto y fatalista, que luego sucumbiría a la influencia estadounidense. Un mundo que luego describiría con mucho detalle en "Cien años de Soledad''.
Su otro gran relato de juventud, antes de abocarse a su obra maestra, fue "El coronel no tiene quien le escriba'' (1961), su novela corta que como ninguna otra refleja el hambre que su autor padeció cuando la escribió en París, donde García Márquez había decidido quedarse pese a que el periódico "El Independiente'', para el que trabajaba y que lo mantenía a flote fue clausurado por una dictadura que gobernó Colombia por cuatro años.
Vivía como un mendigo y en una de sus notas de prensa escribió que una vez se reconoció en el pellejo de un indigente que caminaba por uno de los puentes que atraviesan el río Sena.
"El coronel no tiene quien le escriba'' tiene elementos reales de la historia de su abuelo, que esperó por su pensión como veterano de guerra casi toda su vida, y de su abuela Tranquilina, que en sus últimos años de vida, ciega pero clarividente como Úrsula, personaje en "Cien años'', se obsesionó con el tema y dio cantaleta sobre la infructuosa espera y la injusticia del gobierno por no enviar la mesada. Pero ellos nunca padecieron el hambre que el autor vivió en carne viva en París.
La hojarasca es una novela corta escrita por Gabriel García Márquez, publicada en 1955. Es conocida por mostrar por primera vez Macondo, el pueblo ficticio hecho famoso en Cien años de soledad. La hojarasca es un terreno de pruebas para muchos de los temas y personajes más tarde inmortalizados en dicha obra.
La narración de La hojarasca cambia entre las perspectivas de tres generaciones de una familia (padre, hija y nieto), que se encuentran en un limbo espiritual luego de la muerte de un hombre odiado fuertemente por todo el pueblo, pero inexplicablemente relacionado con el patriarca de la familia.
El padre, un hombre envejecido y medio ciego que posee el título de coronel en la aldea, siente la obligación de enterrar al fallecido doctor, a pesar del consenso que hay en Macondo de que debería pudrirse en la casa esquinera en la que él había vivido completamente aislado durante la última década. La hija, Isabel, es obligada a acompañar a su padre, sabiendo que ella y su hijo tendrán que hacer frente a la cólera de sus vecinos en Macondo. La narración del nieto, por otro lado, se enfoca en lo misterioso y lo maravilloso de la muerte.
Resumen del argumento
Al igual que muchas de sus historias, como El amor en los tiempos del cólera y Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez introduce una escena dramática al inicio de su narración y entonces se mueve al pasado, contando hechos que van a guiar a la conclusión final. Con la narración se descubre que el eje central de la narración es un doctor que vino a Macondo. Su salvación es una carta de recomendación del Coronel Aureliano Buendía, un personaje hecho famoso enCien años de soledad. Esta carta conduce al extraño a la familia que narra el drama que acontece.
El fallecido
Luego de retirarse de la práctica de la medicina y vivir a expensas de la familia por un tiempo extraordinariamente largo, el doctor se traslada a dos casas de distancia con Meme, la empleada indígena que vivía con la familia en ese entonces. Mientras que su actitud aislada y su atención lujuriosa a las mujeres no lo hacen impopular con los locales, el destierro final del doctor solo ocurre cuando cerca de una docena de hombres, heridos en una de las múltiples guerras civiles del país, son traídos en busca de atención médica. El doctor, habiéndose retirado de la práctica de la medicina, se rehúsa a salvarlos, como también se había rehusado a ayudar a Meme cuando estaba enferma, mientras ellos vivían con la familia.
Rastros de realismo mágico
En adición a los temas de ciclicidad e inversión que son las bases de la fluida narrativa de Cien años de soledad, La hojarasca muestra otras técnicas identificadas con el realismo mágico, como la manipulación del tiempo y el uso de múltiples perspectivas.
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