El control de cambio paraliza la actividad de las galerías
El crítico Perán Erminy afirma que el gobierno aisló la cultura en el país
En 2014 la Galería Freites no ha organizado ninguna exposición ARCHIVO
JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
sábado 21 de junio de 2014 12:00 AM
"Una de las estrategias más eficaces de este gobierno ha sido aislar la cultura en Venezuela. En el país ya no hay libertad para que circulen las ideas; no permiten que entren o salgan de la aduana", expresa el crítico de arte Perán Erminy.
La premisa surge para explicar cómo el arte no escapa a la crisis de país. Las galerías -en particular- intentan sopesar la mayor de las trabas económicas impuesta por el Estado: el control de cambio.
"El mercado del arte está al borde del colapso. Fijarle precio a una obra hoy se ha vuelto una tarea titánica porque en el país tenemos tres tipos de cambio (Cencoex, Sicad I y Sicad II). La disparidad económica no permite saber a ciencia cierta cuál es el valor real de una pieza", apunta la curadora Lorena González.
En Nueva York, la última obra de Oswaldo Vigas se vendió en mayo de este año por 209 mil dólares. La conversión de ese precio a la tasa estipulada para Sicad I representaría un costo de 2.194.500 bolívares, pero como todo indica que la tasa que se usará para aquellos bienes que no se consideran prioritarios es la de Sicad II (50 bolívares por dólar), el costo de la obra del artista venezolano se remontaría a 10.450.000 de bolívares, aproximadamente lo que vale un apartamento de tres habitaciones en Macaracuay. "Con una moneda devaluada, los artistas venezolanos han tenido que dolarizar su producción", señala Erminy.
Bajo este panorama contradictorio e inextricable, surge una interrogante: ¿Cómo vender obras dolarizadas en un país donde está prohibido vender en dólares?
"La crisis nos está dejando en el limbo. Desde hace más de 10 años no existen los salones de arte; sacar una obra del país implica costear una serie de aranceles exhorbitantes que antes no existían", concluye Perán Erminy.
La premisa surge para explicar cómo el arte no escapa a la crisis de país. Las galerías -en particular- intentan sopesar la mayor de las trabas económicas impuesta por el Estado: el control de cambio.
"El mercado del arte está al borde del colapso. Fijarle precio a una obra hoy se ha vuelto una tarea titánica porque en el país tenemos tres tipos de cambio (Cencoex, Sicad I y Sicad II). La disparidad económica no permite saber a ciencia cierta cuál es el valor real de una pieza", apunta la curadora Lorena González.
En Nueva York, la última obra de Oswaldo Vigas se vendió en mayo de este año por 209 mil dólares. La conversión de ese precio a la tasa estipulada para Sicad I representaría un costo de 2.194.500 bolívares, pero como todo indica que la tasa que se usará para aquellos bienes que no se consideran prioritarios es la de Sicad II (50 bolívares por dólar), el costo de la obra del artista venezolano se remontaría a 10.450.000 de bolívares, aproximadamente lo que vale un apartamento de tres habitaciones en Macaracuay. "Con una moneda devaluada, los artistas venezolanos han tenido que dolarizar su producción", señala Erminy.
Bajo este panorama contradictorio e inextricable, surge una interrogante: ¿Cómo vender obras dolarizadas en un país donde está prohibido vender en dólares?
"La crisis nos está dejando en el limbo. Desde hace más de 10 años no existen los salones de arte; sacar una obra del país implica costear una serie de aranceles exhorbitantes que antes no existían", concluye Perán Erminy.
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