La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

25 de octubre de 2015

Mientras Caracas se derrite indefensa bajo un sol incandescente, Lía Bermúdez ni se inmuta. Su termostato trabaja, seriamente, en escalas más profesionales. "¿En serio tienes calor?". No en balde le llaman "la novia de Maracaibo", o como ella misma se hace llamar, la Caracucha. Quien fuera la alumna más joven de la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (tenía apenas 13 años de edad cuando empezó a estudiar con maestros como Jesús Soto y Víctor Valera) se mudó a la capital zuliana tras casarse a los 17 años. Fue en Maracaibo donde completó sus estudios y sintió la necesidad imperiosa de crear un centro de arte de alto nivel.Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara

Voluntad de hierro

Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara | Foto: Mauricio Villahermosa
Bermúdez se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara | Foto: Mauricio Villahermosa
Lía Bermúdez, artista plástica

Mientras Caracas se derrite indefensa bajo un sol incandescente, Lía Bermúdez ni se inmuta. Su termostato trabaja, seriamente, en escalas más profesionales. "¿En serio tienes calor?". No en balde le llaman "la novia de Maracaibo", o como ella misma se hace llamar, la Caracucha. Quien fuera la alumna más joven de la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (tenía apenas 13 años de edad cuando empezó a estudiar con maestros como Jesús Soto y Víctor Valera) se mudó a la capital zuliana tras casarse a los 17 años. Fue en Maracaibo donde completó sus estudios y sintió la necesidad imperiosa de crear un centro de arte de alto nivel.
Así, dio con el antiguo mercado principal de la ciudad, que a la postre se convertiría en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez en 1993. "Me ha traído muchísima satisfacción porque procura velar por todos los aspectos que atañen a la comunidad a la que sirve. No solo con respecto al arte, sino en atender a los deseos de la gente por mejorar y en propiciar esa emoción de que uno sienta que está donde debe estar".
La artista, premio nacional de Artes Plásticas en 2006, docente, exsecretaria de Cultura del estado Zulia y artífice de numerosas iniciativas de este corte, ocupó la presidencia de su centro hasta el mes pasado para pasar más tiempo con su familia. Va y viene. Actualmente, está montando un pequeño taller en Caracas para continuar su obra escultórica, célebre por desplegarse en espacios públicos con volúmenes metálicos que parecen suspendidos en el aire. "Antes soldaba yo misma, pero ahora diseño las formas en cartón y me las montan. Parto siempre del espacio en el que se va a instalar y me complace que esté en la calle para que la gente la sienta y viva".
Bermúdez también se propuso crear en Maracaibo el Museo del Barro de América Roberto Guevara, con una colección modelada por artistas del continente. Espera instalarlo en un edificio abandonado frente al lago, antigua sede de correos de la ciudad. "Cuando se me ocurre un proyecto cultural siempre pienso: '¿Dónde monto yo esto, así sea en un tarantín?'. Hace años encontré ese edificio y ni lo pedí. Ya estoy metida ahí", dice pícara. "Falta acondicionar y restaurar, pero lo más importante de un museo es su colección y eso ya está". Sin embargo, existe un proyecto que la obsesiona aún más. Está armando una comisión de expertos que difunde el valor natural y patrimonial del lago. "La gente tiene que darse cuenta de su importancia y grandiosidad. Para algunos zulianos es algo que a veces puede pasar inadvertido porque lo ven todos los días, pero cuando uno lo navega, nota lo poderoso que es. Quiero convocar a artistas, ingenieros, historiadores, científicos, educadores, gente de todas las áreas que ayude a estimular la obligación que tenemos de cuidarlo y protegerlo".
A sus 85 años, ¿de dónde saca la energía para seguir maquinando iniciativas? "Yo no sé, creo que eso es algo natural; lo que a uno le entusiasma, tiene que hacerlo. No me fijo en impedimentos ni me quedo pensando en si algo se puede o no", sentencia. "Se tiene que hacer, por encima de todo".

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