La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

17 de diciembre de 2015

A propósito del drama que fue la vida de Felipe Pirela ("El Bolerista de América") llevada al cine por el cineasta Diego Rísquez, reproduzco la entrevista hecha a a la exesposa de Felipe Pirela con la que rompió su silencio sobre él, por su parte su hija Lennys Pirela Montiel se confiesa: “soy la heredera universal de Felipe Pirela y nunca he recibido nada por eso”

Lennys Pirela habla sobre su padre - YouTube

https://www.youtube.com/watch?v=2TD2DVa2UsQ
Jun 22, 2012 - Uploaded by Diario Panorama
Lennys Pirela ofreció una entrevista a PANORAMA en la que habla sobre su padre, Felipe Pirela, máximo ..

Lennys se confiesa: “soy la heredera universal de Felipe Pirela y nunca he recibido nada por eso”

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Durante más de 20 minutos se confesó ante nuestra cámara, con la satisfacción de saber que su nombre está siendo reivindicado junto al del también llamado “Bolerista de América”.
“Nadie había tomado una iniciativa así”, dijo de entrada, para luego confirmar que nunca lo conoció en vida y llegó a besarlo ya cuando estaba en la urna.
La vida de Lennys ha sido tanto o más trágica que la de su padre, salvando las diferencias. Ella dice llevar con orgullo el apellido Pirela, a pesar de haber experimentado un período duro, donde las drogas y la calle eran denominador común.
Siente la presencia de él en todos lados. Hasta lo concibe como su protector, incluso en los peores momentos. Fue apenas hace unos meses que comenzó a soñar con él. En esas experiencias oníricas no habla, pero le sonríe.
Aunque es la única hija del “Bolerista de América” y heredera universal de sus bienes, asegura no haber recibido nada nunca. Sospecha que la han engañado, y por ello desea asesorarse. Cree que aún está a tiempo.
“Si me dejó me dejó, y si no ¿cuál es el problema?”, responde, al tiempo que manifiesta su confianza en la “mano de Dios”.
No pudo contener las lágrimas al imaginar que lo tenía enfrente. Ese sigue siendo su mayor anhelo, uno imposible de cumplir. Con que le diga “Dios te bendiga” se conforma. Si le canta una canción, mucha mejor…
Hizo énfasis en el derecho que le corresponde como heredera de los bienes materiales e inmateriales de su padre. Le molesta que, aún hoy, exista gente lucrándose con tal nombre y la hayan engañado más de una vez. “No me estoy muriendo de hambre, pero lo necesito”, exclama.
A su juicio, no basta con inhumar a su padre en el Panteón para reivindicarlo. Aspira a que se cree un museo en la casa donde nació –hoy convertida en un pulilavado, en Santa Lucía-.
Ya fuera de cámara, confirmó que asistirá a todos los actos previstos del 1° al 3 de septiembre, en compañía de su esposo e hija.
Su mamá, Mariela Montiel, vive al igual que ella en Caracas y está enterada de todo lo que sucederá. A ella “ni le va ni le viene” este homenaje, aunque le da cierto “celito”.
Prefiere no afirmar ni desmentir todo lo que dijo la prensa cuando sus padres se divorciaron. Opta, más bien, por mantener en su memoria la agradable impresión que le causaba aquella gran foto de su padre en la casa de la infancia. “Se le veía un alma noble, sin maldad”, expresa con candidez.
Redactor: Jairo Márquez Lugo.
Foto: Luis Torres.

Lennys Pirela: "Me siento defraudada"

Silanny Pulgar / Maracaibo / spulgar@laverdad.com
La hija del Bolerista de América aún espera por la ayuda que la Gobernación le prometió en mayo pasado. La mujer está  trabajando en la creación de una fundación que llevará el nombre de su padre
Lennys Pirela durante la filmación en Maracaibo de la cinta El Malquerido. (Foto: Jhair Torres)
En mayo pasado, cuando Lennys Pirela regresó a Caracas después de visitar Maracaibo para estar en el rodaje de la película El Malquerido, se fue llena de ilusiones. La hija de Felipe Pirela no solo tuvo la oportunidad de asistir a las grabaciones de la cinta que narrará la historia de su padre, sino que estuvo como invitada a una cena en la casa del gobernador del estado, Francisco Arias Cárdenas, donde aprovechó para solicitarle varias ayudas. "Le expliqué a la primera combatiente, Margarita de Arias, que requiero una casa aquí en Maracaibo, ya que mi familia está aquí y quiero estar con ellos para que puedan ayudarme. Además, aquí quiero crear una fundación y trabajar en pro de la preservación del legado de papá. También hablamos de una beca de estudios universitarios para mi hija Mariela y una para mi esposo Lisandro, que es discapacitado".
Sin respuesta
Ya han pasado cuatro meses desde entonces y Lennys no ha recibido respuesta alguna de parte del ente. "No me han llamado para decirme al menos si me van a ayudar o no. Tampoco me he podido comunicar con ellos porque llamo y no responden. He pensado en encadenarme en la gobernación para ver si así consigo respuesta porque de verdad mi situación me tiene desesperada. Me siento triste, defraudada porque me subieron al cielo y me dejaron caer. No quiero ser grosera, no es mi intención, pero me siento muy mal por la falta de apoyo".
Lennys está en Maracaibo para constituir legalmente la Fundación Felipe Pirela (Fundafep) con la que ella y otros familiares esperan contribuir con el desarrollo de personas necesitadas a través de cursos en las diferentes áreas. "Aún no tenemos un espacio físico, pero sí tenemos mucho entusiasmo por desarrollar esta propuesta. Queremos darle a las personas herramientas para salir adelante. Además, vamos a crear otra propuesta que se llamará Las voces de Felipe, en la que queremos captar a personas que canten parecido a papá y que les guste el bolero".
Lennys y otros familiares del bolerista de América participaron como extras en la película dirigida por Diego Rísquez, que se estrenará en las salas de cine de Venezuela la segunda semana de diciembre. La historia tendrá un preestreno días antes en Maracaibo. Se espera que además el trabajo sea proyectado en al menos otros 11 países.
Biografía
Lennys Beatriz Pirela Montiel nació como resultado del matrimonio entre el cantante marabino Felipe Pirela y Mariela Montiel, una joven caraqueña que fue su esposa cuando apenas tenía 13 años. Diferentes situaciones separaron a la pareja que se divorció pocos años después del matrimonio. Felipe se vio obligado a huir del país después de una prohibición de salida de este y se refugió en Puerto Rico, donde lo asesinaron el 2 de julio de 1972. Después de unos años, siendo adolescente, Lennys vivió en situación de calle en Caracas. Durante varios años estuvo en rehabilitación.



La exesposa de Felipe Pirela rompe el silencio


Mariela Guadalupe se encontraba aquella tarde en un restaurante del Este caraqueño disfrutando de un vermouth y recordando tantos momentos de su vida, unos tristes, otros alegres, entre los vividos junto a su esposo Felipe Pirela.
A sus 63 años, luce espléndida como siempre. Se mostraba encantadora, serena, relajada, degustando su coctel que aliviaba el sabor amargo del Campari con el delicioso dulce del vino Cinzano.
Su matrimonio con Felipe cuando ella apenas tenía 13 años, el divorcio dos años después y la trágica muerte del cantante fueron acontecimientos que marcaron su vida, pero ella pasó la página, crió a su nieta Mariela Verónica, hoy con 21 años, y luchó duro para sacar de las drogas y de la indigencia a su hija Lennys Beatriz.
“Es la única hija que tengo, no tuve otra, quizás he podido tener dos hijos con Felipe, pero perdí un varón en un aborto”, reveló. “No quiero herirme ni herir a nadie, fui una víctima de esa tragedia, no me culpo, ni culpo a nadie, no sé por qué me dejaron casar, yo era apenas una niña, qué experiencia podía tener”.
—¿Remordimientos?
— Ninguno.
—¿Tristeza?
—A veces.
—¿Y tu madre, Aminta Prieto?
— Murió hace dos años, tenía 87.
Mariela respondía contundente, seria, levantado sus cejas arqueadas, bien delineadas.
Está casada de nuevo desde hace 31 años, trabaja en un bufete de abogados, vive en un apartamento en Los Ruices con el sueño de regresar algún día a Maracaibo, su ciudad natal, donde están sus raíces.
Después de la muerte del bolerista, ella y su madre Aminta decidieron permanecer en silencio, con la idea de enterrar para siempre aquella historia que cautivó al mundo del espectáculo por sus ribetes trágicos, un escenario de amor, intrigas, despecho y muerte.
Recordó su niñez en Maracaibo. A su mente vino aquel 29 de mayo de 1957 en el colegio La Presentación, cuando junto con sus hermanas Ana Emilia y Julia Judith de 9 y 7 años, y ella de 6, se reencontraron con sus abuelos maternos. El Tribunal Segundo de Menores de Caracas había fallado a favor de su madre, Aminta de Jesús Prieto Cordero, a quien un tío de las niñas pretendía despojarla de la patria potestad que ejercía sobre sus cuatro hijas. La última de las hermanas, Marjorie Marlene, de tres años, permanecía hacía rato en el seno familiar.
Alegría, lágrimas y abrazos se conjugaron en aquel inolvidable reencuentro. Ana Emilia y Julia Judith lloraban, Mariela Guadalupe, tomada de la mano de su abuelo Segundo, observaba serena y sonriente.
“No lloré con mis hermanas aquel día en el colegio La Presentación, yo estaba feliz, contenta”, recordó Mariela. “Desde que papá murió mi tío Jesús nos tenía secuestradas. La tía Julia nos obligaba a tomar todos los días jugo de tamarindo, nos castigaba a pleno sol en el patio de la casa hasta hacernos beber aquel guarapo. ¡Uffffff, qué malo!, no lo he vuelto a mirar jamás”.
Diez meses antes de aquella decisión judicial, Aminta de Jesús había perdido a su esposo, Simón Montiel Palmar, en un accidente automovilístico. Viajando de Maracaibo a Caracas, la camioneta de la familia Montiel Prieto fue embestida por una gandola con petróleo que surgió de una nube de polvo de la vía en construcción, cerca de Carora. Simón murió en el acto, Aminta y Ana Emilia resultaron heridas y Julia Judith salió ilesa. Para suerte de ellas, Mariela Guadalupe y Majorie Marlene se habían quedado en casa de los abuelos.
Para Mariela, ser la esposa de un cantante como Felipe Pirela no es cosa fácil y menos cuando se es prácticamente una niña, sin la experiencia de una mujer adulta.
“Todo fue tan rápido, el 18 de julio nos conocimos, el 18 de agosto el compromiso, el 11 de septiembre nos casamos por civil y una semana después, el 18, ya estábamos en la Basílica de San Pedro Apóstol, de Los Chaguaramos, casándonos por la Iglesia”, rememoró. “Una luna de miel magnífica, aunque la primera noche celebró con sus amigos, llegó a las 7:00 de la mañana. Me dijo que no volvería a suceder. Lo acompañaba a sus presentaciones, mientras él cantaba yo jugaba. Me compró un neceser con ropitas de Barbie. Yo vestía a mis muñecas y él cantaba. Fue un sueño lindo que dos años… después se esfumó”.
— ¿Y qué pasó?—Simplemente no funcionó, quizás no tuve el tiempo suficiente para conocerlo, para saber si estaba enamorada.
Felipe vivía su vida, no pensó en mi, me llevó con su familia a un apartamento en la esquina Platanal, después a una casa en El Marqués, al este de Caracas que puso a nombre de su mamá, igualmente vivían todos.
Yo necesitaba tener mi casa propia, con mi esposo y mi hija. Mamá le dijo muchas veces a Felipe que me buscara hogar, que viviéramos solos, pero no lo hizo, entiendo el amor que él sentía por su familia, pero sacrificó nuestro matrimonio, hacer vida solos, con nuestra hija”.
—¿Malos tratos de Felipe?
—No quiero hablar de eso, para qué ahora. No es mi intención divulgar cosas pasadas. Uno no puede llover sobre mojado. Lo que pude haber dicho se interpretó mal.
— ¿Y su familia?
—En lo que se refiere a los Pirela, ellos nunca me trataron mal, ni me hicieron daño, quien así lo piense, es mentira. Estoy de acuerdo con la solidaridad que ellos debieron haber tenido con su hermano, pero a mí nunca me hicieron daño. Quizás alguna discusión con su hermana Estela. Mamá Lucía conmigo era clase aparte, que sucedió lo que sucedió, bueno, mala suerte. Tengo gratos recuerdos de Victoria, la esposa de Wiliam.
—¿Hablaron alguna vez de reconciliación?
—Bueno, qué te puedo decir. Durante el juicio, Felipe me visitaba en casa de mis abuelos, iba a ver a Lennys. Algunas veces le pidió autorización a mi abuelita para salir, ir a al cine, pero ella le decía que arregláramos primero nuestro problema del divorcio.
—¿Algún contacto con Felipe durante su tiempo en Puerto Rico?
—Recibí una carta de él preguntando cómo estaba Lennys, qué cosa necesitaba. Sabía de él a través de Carmín, esposa de “Chupín” Ortiz, un pianista puertorriqueño muy amigo de Felipe. Creo que “Chupín” aún vive.
—¿Le afecta escuchar su voz, sus canciones?—Al principio sí, ahora no.
—¿Cómo se siente ahora, después de 40 años de la muerte de Felipe?—Soy una mujer casada. Lennys está bien, recuperada, junto con su marido Lisandro. Ella ha entendido que la vida es esta. Que disfrute ahora lo que su padre no pudo darle en vida, que pudo haberle dejado, eso me contenta. Vivo con mi nieta Marielita, ella quiere ser arquitecta, estoy luchando para que cumpla su sueño. Lo importante es que las tres estamos juntas.
—¿Le faltó a Felipe un buen manager?—¡Sí! Tú lo has dicho, le faltó buena asesoría.
—¿Qué dices del sello?—Se aprovechó de la circunstancia para beneficio propio.
Habían transcurrido dos horas y media en aquel restaurante del Este caraqueño. Mariela miró su reloj, eran las 4:30 de la tarde.
¡Caramba!, exclamó “Cómo pasa el tiempo, voy a terminar mi trabajo”.
Se levantó de su asiento y comenzó a cantar en voz baja, dulce, suave, de una tesitura extraordinaria, soltando sutilmente cada letra del tema Tan solo calumnias.
“Viene agua”, dijo ya afuera del establecimiento, fijando su mirada en unos nubarrones grises que se levantaban desde el pico Naiguatá.
“Yo acompañaba a Felipe al estudio de grabación, me aprendía las canciones primero que él”, recordó. “Cuando él se equivocaba, yo lo corregía”.
Comenzó a interpretar Injusto despecho al compás de la voz de Felipe que se escuchaba en el reproductor del vehículo que la conducía por la avenida Don Bosco, rumbo a su trabajo.
“Sin embargo si algún día/ 
algo de mi necesitas/
ven a mi puerta sin pena/
que en mi pecho no hay rencor/
y hallarás mi mano abierta/
pa’ ayudarte en lo que sea/
que al fin y al cabo tú eres
la madre de mi razón…”
“Esa me la cantaba a mí”, aseguró.
Y así se despidió Mariela, cantando aquel tema demoledor de Felipe Pirela. Bajó del vehículo con un “ya llegué” y seguía cantando, dejando atrás la voz romántica y desafiante de Felipe, que se apagaba con el ruido de la lluvia en aquella noche adelantada por grises nubarrones que cerraban un ocaso más en la agitada Caracas.

Eduardo Fernández / Maracaibo / Panorama

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