La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

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20 de enero de 2016

En una entrevista con El País de España hace 11 años, el director de orquesta Claudio Abbado ( 1933-2014) confesó que su predilección por el compositor austriaco Gustav Mahler era "más que una obsesión, un amor". Dos años después de su muerte, el músico venezolano Diego Matheuz dirigirá un concierto dedicado a la memoria del maestro italiano, en el que la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar interpretará la Sexta Sinfonía de Mahler.

Mahler para honrar a Claudio Abbado

Diego Matheuz dirigirá un concierto dedicado al maestro italiano

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El músico trabajó junto al maestro Abbado en Venezuela, Italia, Berlín y Suiza CORTESÍA
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INDIRA ROJAS |  EL UNIVERSAL
miércoles 20 de enero de 2016  12:00 AM
En una entrevista con El País de España hace 11 años, el director de orquesta Claudio Abbado ( 1933-2014) confesó que su predilección por el compositor austriaco Gustav Mahler era "más que una obsesión, un amor". Dos años después de su muerte, el músico venezolano Diego Matheuz dirigirá un concierto dedicado a la memoria del maestro italiano, en el que la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar interpretará la Sexta Sinfonía de Mahler.

La presentación se realizará el viernes, a las 5:00 p.m., en la sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, sede de las Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, en Quebrada Honda. 

"Estoy muy emocionado por dos cosas", declara Matheuz. "Es la primera vez que voy a dirigir esta sinfonía, una de las más difíciles dentro del repertorio sinfónico, y, por otro lado, con este concierto conmemoramos dos años de la muerte del maestro Abbado. Él fue un gran protector e impulsor de El Sistema. Lo conocí personalmente, fui su asistente por siete años, y además nos convertimos en amigos".

El director barquisimetano explica que la composición de Mahler, tal vez la menos conocida por el público pero considerada como una de sus mejores obras, representa un gran reto por su complejidad. "Es una sinfonía bastante larga y técnicamente es muy difícil para todos los instrumentos. Está llena de colores y matices. Además, cambia bruscamente de tiempo. Por eso hay que trabajarla muy duro".

La Sinfonía N° 6 en la menor de Gustav Mahler algunas veces es referida como "Trágica", y fue compuesta entre 1903 y 1904. La orquesta practica junto con su director desde el 11 de enero para este concierto, "con ensayos de cuatro horas todos los días".

Batuta solemne

"El maestro Abbado se tomaba el tiempo para ayudar a los jóvenes músicos. Él siempre decía que había que prepararlos para el futuro. Amaba a la juventud y tenía un gran respeto por la música. Por eso nunca paraba de estudiar, siempre estaba en un proceso de aprendizaje y mejora para llevar las cosas a otro nivel. Aprendí muchísimo de él como músico, pero también como persona", afirma Matheuz. 

Antes de formarse como director, Matheuz recibió la invitación del propio Abbado para participar en la Orquesta Mozart -institución fundada por el respetado músico- como violinista. "Luego me convidó a ser director asistente y luego director principal invitado. Lo sigo siendo, aunque al morir el maestro la Orquesta se desbalanceó un poco financieramente, y está como en stand by".

Abbado, considerado uno de los más influyentes de una generación en la que también destacan Carlos Kleiber, Daniel Barenboim, y Zubin Mehta, falleció el 20 de enero en Bolonia a los 80 años. Su estado de salud se deterioró desde que fue diagnosticado de cáncer de estómago en el año 2000.

Fue director musical y artístico de la Scala de Milán (1968-1986), de la Orquesta Sinfónica de Londres (1979-1989) y de la Ópera del Estado de Viena (1986-1991). En 1989 sustituyó a Herbert von Karajan en la dirección de la Filarmónica de Berlín, de la que se despidió como director en 2002 con la Séptima Sinfonía de Mahler. Además, ofreció conciertos en fábricas y escuelas con la intención de ampliar el público de la música clásica.

Su afinidad por la contribución social asociada a la música académica lo acercó a El Sistema. "Él vino para Venezuela como cinco años seguidos, principalmente a comienzos de año, entre enero y febrero, cuando es invierno en Europa. Hicimos cosas maravillosas. Fue un gran regalo tener aquí a una figura de tal magnitud". 

Matheuz recuerda a su maestro como una persona de pocas palabras, pero muy culto. " Con él se podía conversar sobre cualquier cosa. De pintura, libros, películas, comida, fútbol y hasta plantas, tenía un jardín hermosísimo. Y claro, de música. Siempre hablábamos de música". 

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