La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

2 de febrero de 2016

Hay que volver al municipio para gobernar la ciudad y encontrarnos con las raíces de la República

El municipio, raíz de la República

Hay que volver al municipio para gobernar la ciudad y encontrarnos con las raíces de la República

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REINALDO ROJAS |  EL UNIVERSAL
martes 2 de febrero de 2016  12:00 AM
El municipio es la institución más antigua del Estado venezolano. Raíz de la República la denominó el historiador Joaquín Gabaldón Márquez, siguiendo con ello a autores, como Mario Briceño Iragorry, que destacaron que fue en su seno que se gestó el espíritu independentista de la América hispana. El municipio, como unidad político-territorial del Estado monárquico español en América, nace con la fundación de las ciudades en el siglo XVI. Para el imperio español la fundación de una ciudad era un acto político que sólo se hacía efectivo con la instalación del cabildo como gobierno de la ciudad y su jurisdicción. Eso lo sabemos todos los venezolanos. 

Menos conocida es la historia del cabildo y del municipio, ya que su figuración e importancia fue decayendo históricamente, hasta el presente, a pesar de todas las declaraciones, leyes y constituciones que colocan en primer orden al Poder Municipal. En la época de la monarquía española, el cabildo colonial logró su máximo esplendor pues se transformó, primero para los conquistadores y luego para los blancos criollos, en la institución que los defendió frente al poder centralista y absoluto del rey y sus representantes. Las aristocracias coloniales limitaron, por ello, su importancia democrática como poder local del vecino. 

A los alcaldes ordinarios

En 1560, los cabildos de la Provincia de Venezuela se reunieron en la Nueva Segovia de Barquisimeto y encomendaron a Sancho de Briceño elevar ante el rey Felipe II la solicitud de que en ausencia de los gobernadores de la Provincia se les otorgara a los alcaldes ordinarios la facultad de gobernar sus ciudades y, por ende, la Provincia, lo cual fue aprobado por el monarca a través de una real cédula firmada en Toledo, el 8 de diciembre de 1560. ¿No fue esa la facultad asumida por el Cabildo de Caracas y sus alcaldes ordinarios el 19 de abril de 1810, en este caso, por ausencia del monarca? Nuestro primer gobierno autónomo, no independentista, que fue la Junta Suprema de Caracas la encabezaron los alcaldes ordinarios del Cabildo de Caracas, don José de las Llamosas, como presidente, don Martín Tovar Ponte, como vicepresidente, y el Dr. Juan Germán Roscio, como secretario de Estado. ¿Qué pasó después? 

La República se alejó del Poder Municipal y empezó a girar alrededor de la contradicción entre federalismo y centralismo, es decir, entre los intereses provinciales y el Estado nacional centralizado. Este conflicto llegó a término con la gran Guerra Federal de 1859-1863, la cual le dio preponderancia a las provincias que pasaron a ser estados independientes. La República unitaria de 1830 se transformó en República Federal con la Constitución de 1864, quedando el Poder Municipal reducido a aprobar su presupuesto y "al arreglo y mejora de la policía urbana y rural".

Aquí cabe detenerse en las deliberaciones de la Convención de Valencia que aprobó la Constitución de 1858 y donde el Poder Público se dividió en nacional y municipal. En aquel foro fue Fermín Toro quien propuso, frente al centralismo tentador de los caudillos y el federalismo complejo e irrealizable, la"descentralización administrativa y el ensanche del Poder Municipal". Para ello era necesario darle participación política al Poder Municipal, para lo cual proponía que la Cámara del Senado fuera electa por los concejos municipales. Al contrario de este planteamiento, los constituyentes de 1858 aprobaron un Poder Municipal ejercido por las legislaturas provinciales, quedando el poder local sin mecanismos reales de poder. Como lo había previsto Fermín Toro, el despotismo prosperó y la democracia prácticamente desapareció.

De abajo hacia arriba

Luego le tocará a Cecilio Acosta retomar al municipio como el escenario propicio para la construcción de civilidad y democracia, en un movimiento que debe ir de abajo hacia arriba. En su polémica con Ildefonso Riera Aguinagalde acerca de las causas de la Guerra Federal, Acosta le recuerda al ilustre caroreño que nuestras repúblicas padecen de hidrocefalia: toda su vida está arriba y abajo poco o nada animado. Como consecuencia de ello, las manifestaciones son de servidumbre o epilepsia, callamos o peleamos, pasamos de la mordaza al fusil. Y eso lo escribe en 1868, cuando no había llegado el petróleo para darle mayor poder a la administración centralizada del Estado venezolano. 

Nuestra actual Constitución señala en su artículo 168, que el municipio es la"unidad política primaria de la organización nacional", confiriéndole las competencias administrativas necesarias para hacer realidad este postulado. Sin embargo, tanto el centralismo como el "comunalismo", han afectado la marcha de este nuevo Poder Municipal. Estamos, pues, frente a un tema de gran actualidad. Hay que volver al municipio para gobernar la ciudad y encontrarnos con las raíces de la República. 

enfoques14@gmail.com

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