Una alegoría a la divinidad emerge entre tótems de barro
"La tierra convoca" inaugura el domingo en la galería D'Museo de Los Galpones
La ceramista venezolana, Noemí Márquez, moldea su espiritualidad en 25 esculturas (Oswer Díaz)
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JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
viernes 29 de noviembre de 2013 08:27 AM
Para Noemí Márquez (Valencia, 1933) la cerámica porta un carácter atávico. Al introducir sus manos en arcilla, la artista visual entra en contacto con la tierra. A manera de ritual, la elaboración de esculturas de barro adquiere un sentido sagrado.
"Siempre deseé poder hacer algo con mis manos. Yo quise empezar del polvo, y desde el primer contacto la arcilla me cautivó. Jamás intenté o pensé mi obra en otra materia distinta a la cerámica", comenta la artista venezolana que inaugura el domingo la muestra La tierra convoca en la galería D'Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones.
Un grupo de 25 esculturas en pequeño y mediano formato alcanzan dimensiones monumentales. En sala, una suerte de tótems emergen del suelo y parecen formar un campo de fuerza divino que abraza al espectador y lo invita a elevar la mirada. Piezas de hasta tres metros de altura, que la artista egresada de la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas realizó entre 2012 y 2013, expresan la relación con un ser superior. La energía todopoderosa de un Dios y la naturaleza. "Porque cuando las obras entran al horno a él me encomiendo. Porque a partir de ese momento las piezas se las entrego al fuego", comenta la creadora que cursó estudios de cerámica avanzada en el Skidmore College de Nueva York.
Tierra quemada, Tierra de Dios, Tierra de contrastes, Tierra compañera, Tierra mística, Tierra amada, Tierra fértil integran una veintena de piezas que rinden tributo a la madre tierra. Y es el fuego el que se encarga de uniformar cada obra en color terracota. "No utilizo esmaltes. Sólo óxidos (hierro y cobre) para resaltar las texturas de cada 'personaje'. Las llamas hacen el resto", explica la artista que ha exhibido su trabajo en Estados Unidos, Inglaterra, Puerto Rico, México, Yugoslavia, Taiwán, Colombia, Suecia, Bélgica y China.
Tótems con incrustaciones de porcelana. Restos de piezas utilitarias y símbolos arropan estos cuerpos de barro. "Utilizo flechas, cruces, círculos y triángulos que dibujo sobre un manto de arcilla y las agrego a las obras. Pero no significan nada, sólo forman parte de este trabajo manual que voy desarrollando", relata Márquez, quien puede durar meses elaborando una misma estructura.
La tierra convoca conmemora cuarenta años de trayectoria artística de la ceramista venezolana. Cuatro décadas en las que la escultora ha llevado la cerámica a dimensiones agigantadas. "Noemí Márquez es la primera de nuestras ceramistas en proponer el volumen cerámico como cuerpo monumental cerrado en sí mismo y al mismo tiempo en comunicación con un espacio que se impregna del sentido mágico", reseña el investigador de arte Juan Calzadilla en el catálogo de la exposición.
El escultor colombiano, Fernando Botero, ha reconocido la genialidad de Márquez tras catalogar su trabajo como "extraordinario". De igual forma, la curadora Bélgica Rodríguez, alude en el catálogo que su obra "imponentes volúmenes, generalmente verticales, se sitúan con propiedad en el medio de la escultura nacional e internacional".
A sus 80 años, Noemí Márquez atesora en sus manos vestigios de un material noble que parece haberse adherido a ella, sin intenciones de abandonarla. "He exigido al barro sus máximas posibilidades y hoy luego de cuatro décadas estoy contenta con lo que me ha regalado", concluye.
jmoron@eluniversal.com
"Siempre deseé poder hacer algo con mis manos. Yo quise empezar del polvo, y desde el primer contacto la arcilla me cautivó. Jamás intenté o pensé mi obra en otra materia distinta a la cerámica", comenta la artista venezolana que inaugura el domingo la muestra La tierra convoca en la galería D'Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones.
Un grupo de 25 esculturas en pequeño y mediano formato alcanzan dimensiones monumentales. En sala, una suerte de tótems emergen del suelo y parecen formar un campo de fuerza divino que abraza al espectador y lo invita a elevar la mirada. Piezas de hasta tres metros de altura, que la artista egresada de la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas realizó entre 2012 y 2013, expresan la relación con un ser superior. La energía todopoderosa de un Dios y la naturaleza. "Porque cuando las obras entran al horno a él me encomiendo. Porque a partir de ese momento las piezas se las entrego al fuego", comenta la creadora que cursó estudios de cerámica avanzada en el Skidmore College de Nueva York.
Tierra quemada, Tierra de Dios, Tierra de contrastes, Tierra compañera, Tierra mística, Tierra amada, Tierra fértil integran una veintena de piezas que rinden tributo a la madre tierra. Y es el fuego el que se encarga de uniformar cada obra en color terracota. "No utilizo esmaltes. Sólo óxidos (hierro y cobre) para resaltar las texturas de cada 'personaje'. Las llamas hacen el resto", explica la artista que ha exhibido su trabajo en Estados Unidos, Inglaterra, Puerto Rico, México, Yugoslavia, Taiwán, Colombia, Suecia, Bélgica y China.
Tótems con incrustaciones de porcelana. Restos de piezas utilitarias y símbolos arropan estos cuerpos de barro. "Utilizo flechas, cruces, círculos y triángulos que dibujo sobre un manto de arcilla y las agrego a las obras. Pero no significan nada, sólo forman parte de este trabajo manual que voy desarrollando", relata Márquez, quien puede durar meses elaborando una misma estructura.
La tierra convoca conmemora cuarenta años de trayectoria artística de la ceramista venezolana. Cuatro décadas en las que la escultora ha llevado la cerámica a dimensiones agigantadas. "Noemí Márquez es la primera de nuestras ceramistas en proponer el volumen cerámico como cuerpo monumental cerrado en sí mismo y al mismo tiempo en comunicación con un espacio que se impregna del sentido mágico", reseña el investigador de arte Juan Calzadilla en el catálogo de la exposición.
El escultor colombiano, Fernando Botero, ha reconocido la genialidad de Márquez tras catalogar su trabajo como "extraordinario". De igual forma, la curadora Bélgica Rodríguez, alude en el catálogo que su obra "imponentes volúmenes, generalmente verticales, se sitúan con propiedad en el medio de la escultura nacional e internacional".
A sus 80 años, Noemí Márquez atesora en sus manos vestigios de un material noble que parece haberse adherido a ella, sin intenciones de abandonarla. "He exigido al barro sus máximas posibilidades y hoy luego de cuatro décadas estoy contenta con lo que me ha regalado", concluye.
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