Maurice Hasson (violinista), Oswaldo Vigas (artista plástico, Frida Añez de Magasrevy e Ing.Janos Magasrevy |
Oswaldo Vigas constructivista, sesenta años después
Bélgica Rodríguez
La década de los años cincuenta marcó un cambio en la vida y obra de este prolífico creador venezolano. En 1952 viaja a París, entusiasmado por los tres premios que se le otorgan en el Salón Oficial Anual de Arte y por el éxito de su primera retrospectiva en el Museo de Bellas Artes de Caracas, el más importante del país, la cual abarcó diez años de producción de lo que será una exitosa carrera plástica.
En París, meca para muchos artistas del mundo desde principios del siglo xx, se encuentra ante una escena dinámica, activa y cosmopolita caracterizada por efervescencias en la experimentación y la búsqueda de nuevos lenguajes. Descubre a Picasso, su cubismo y muchas tendencias más, y construye un segundo andamiaje sustentado por la adaptación de corrientes abstractas y constructivas que plasma en piezas donde subyace el sustrato del estilo que lo identificará tanto en su producción figurativa con óleos, gouaches y tintas nunca antes vistas en el país, realizados por el maestro valenciano en los años 50, integran la exposición que, este domingo a las 11, inaugura la Galería de Arte Ascaso. Avenida Orinoco, Las Mercedes, Caracas.
En sus series Objetos negros, Formas tensionales y Proyectos para murales radicaliza la abstracción y su geometría, pero no en su vertiente rígida sino aquella de fuerte carga emocional. En 1953 ingresa a los talleres de grabado y litografía de Marcel Jaudon en la Escuela de Bellas Artes de la capital francesa, hecho que influye en la importancia que le otorga al papel en buena parte de su pintura, y sigue cursos de Historia del arte en la Universidad La Sorbona. Con estas herramientas despliega nuevos planteamientos plásticos que serán resueltos en varios grupos de obras que abarcarán la exploración de conceptos diferentes a los que hasta ese momento trajinaba y que estaban ya muy claros en su retrospectiva de 1952.
El cambio suscitado en tema y concepto también concita una indagación espacial en lo pictórico y en otros soportes, interés patentizado por ejemplo en la serie Proyectos para murales de carácter geométrico, que lleva a cabo para la Ciudad Universitaria de Caracas. Es evidente que esta circunstancia incidirá en el nuevo rumbo que el artista llega a tomar y que está definido por la decisión de abandonar por completo la figuración.
Una vez en París y sin pérdida de tiempo, entabla relaciones con creadores que practicaban variantes personales de la abstracción geométrica, entre ellos Jean Dewasne, Victor Vasarely, August Herbin y Fernand Léger; los latinoamericanos Wifredo Lam y Roberto Matta; y los escultores Antoine Pevsner, Baltazar Lobo, Jean Arp, Robert Jacobsen y Henry Laurens, muy conocidos para el momento en la escena cultural de la ciudad. Este período abarca un tramo de tres intensos años (1953 a 1956 aproximadamente).
En sus series abstracto-geométricas, Vigas reduce la forma figurativa a una formalidad visual simbólica sin llevarla al estadio de mecanomorfia. Todo lo contrario, la carga de emoción y tensión íntima gracias a la densidad del trazo y del color, o el no color, y deja en ella una imprecisión en cuanto a la representación de un objeto particular del universo natural o humano. Podría creerse, mejor, que en los títulos seleccionados y las obras que los prefiguran, se manifiesta una alusión metafórica, simbólica e incluso irónica, esto último siempre presente en su fuerte carácter como ser humano y como artista.
En el análisis sobre la obra de Vigas, y por lógica también en las series que integran esta exposición, es preciso destacar las asociaciones orgánicas que por insinuaciones de su significado tratan de comunicar emociones inspiradas por el alma. En su dinámica comunicativa con el espectador, estas series generan una experiencia sensorial por sus relaciones con lo físico y el cosmos, en especial la serie de los objetos, en la que subyace una convicción metafísica de creer en la pintura no representacional, tanto en el interior del imaginario personal y emblemático del artista como en su entorno colectivo. De manera radical, Vigas llega a una nueva estructura formal a través de un proceso de fractura de la imagen y continua transformación de los conceptos. La pintura abstracto-geométrica no representa un hiato en la vida artística de Oswaldo Vigas sino que corresponde al resultado de una carga acumulada a lo largo de diez años de reflexión.
La invitación que recibe del arquitecto Carlos Raúl Villanueva para participar en el Proyecto de Integración de las Artes en la Ciudad Universitaria de Caracas, obra declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Moderno de la Humanidad, fue un estímulo más que condujo a Vigas hacia la geometría. Para este proyecto elabora muchos bocetos de los que resulta la serie Proyectos para murales, varios de los cuales se integran en las fachadas de algunas edificaciones relevantes del recinto universitario es el caso de la plaza del rectorado, realizados a escala mural en mosaico veneciano, como composiciones altamente estructuradas que acentúan las relaciones geométricas de líneas y planos horizontales y verticales. Son muestras ilustrativas el Proyecto para mural en verde y el Proyecto para mural naranja que a pesar de no haber sido materializados pueden considerarse obras autosuficientes desde el punto de vista plástico, pues son evidencia del trabajo de simplificación formal máxima que procede de las figuras manejadas por el artista en esta misma década. Por ejemplo, si invirtiéramos la posición de estos murales, y en vez de horizontales fuesen verticales, se apreciaría su cercanía a una figuración estilizada y hasta llegarían a percibirse con mayor claridad las referencias figurativas en las formas geométricas.
En Proyectos para murales, a Vigas le importa la gramática visual de las líneas múltiples opuestas rítmicamente en el juego de horizontales y verticales. El contrapunto de líneas y formas en posición horizontal y en algunos segmentos cruzadas como activadores dinámicos de la superficie pictórica, origina la unidad total de la pintura sobre la base de planos determinados por un color encerrado en compartimentos geométricos, en general realzados por un fondo casi siempre blanco. A partir de esta estructura geométrica la obra pierde especificidad temática para acercarse a un arte sistémico y minimalista de profunda sensibilidad intelectual. El artista se apropia del cubismo y del constructivismo para estructurar sus propuestas murales y en este sentido enfatiza el plano triangular, el trazo subrayado, simbólicamente evocador de una extraña naturaleza, tanto humana como natural. Es patente el carácter monumental de estos proyectos a pesar de su escala, si bien esto se aprecia con claridad una vez que han sido realizados sobre la superficie del gran muro.
La serie Formas tensionales marca los años 1955 y 1956. Desde el punto de vista estructural se basa en la intercepción de variadas formas geométricas redondas, ovoides -siempre orgánicas- y de diferentes dimensiones, que en conjunción con líneas en ángulo recto constituyen el principio básico de la com-posición.... Lo iconográfico ha desaparecido para centrar la imagen ausente en el juego de líneas y en un contenido que tiende más bien a planteamientos cercanos al platonismo, donde se vierte con rigor el complejo universo de Vigas, propuesta surgida a partir de dualismos muy organizados en simetrías y asimetrías, en líneas rectas y oblicuas
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