La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

19 de agosto de 2013

1954 Comienza sus investigaciones cromáticas en proyectos murales que no se concretaron. Esas primeras obras fueron erróneamente interpretadas como trabajos decorativos y no como piezas artísticas, recuerda Cruz-Diez. Las integraban puntos y líneas. Estas composiciones marcaron su ingreso definitivo a la abstracción, el lenguaje visual que cultivaban sus compatriotas Jesús Soto y Alejandro Otero...En 1955 será el ilustrador de la portada del Catálogo de la Exposición Internacional de Pintura realizada en el Ateneo de Valencia, cuya Junta Directiva presidía Frida Añez, con motivo del Cuatricentenario de la capital carabobeña.

Cruz-Diez 90 años vividos a todo color

Es el artista venezolano vivo de mayor renombre en el ámbito internacional | Foto Cortesía Dalia Ferreira
Es el artista venezolano vivo de mayor renombre en el ámbito internacional | Foto Cortesía Dalia Ferreira
El más importante de los artistas venezolanos vivos celebra su cumpleaños hoy, con dos muestras en Caracas y Panamá. Abrió las puertas de su taller en París para hacer un balance de sus nueve décadas de existencia y sobre todo, de invención

En los años treinta, Carlos Cruz-Diez solía regresar de la escuela con notas que sus maestros dirigían a sus padres, en las que se quejaban de que el niño no prestaba atención a las clases, y que en lugar de concentrar su atención en el pizarrón se dedicaba a hacer muñequitos en sus cuadernos. Los docentes estaban aún muy lejos de imaginar que tenían al frente a quien se convertiría en uno de los artistas más renombrados de la modernidad, la persona que haría evidente ante los ojos del mundo que el color no es un hecho comprobable, sino una realidad cambiante, una experiencia que cada quien vive a su manera.
Sus educadores tampoco hubieran apostado que en el año 2012, Cruz-Diez, ya con 89 años de edad, recibiría el premio Penagos al Mejor Dibujante en España, ni que esos bosquejos infantiles serían guardados con celo durante ocho décadas, primero en un ático, y luego en un centro de documentación en París.
Los viejos cuadernos escolares son una de las posesiones más preciadas de uno de los mayores exponentes del cinetismo, que celebra hoy sábado sus 90 años de edad inaugurando muestras que se llevarán a cabo simultáneamente en Caracas,­ en el museo que lleva su nombre­; y en Panamá, donde hace un tiempo abrió una sucursal de su atelier.  
Cruz-Diez vuelve sobre sus trazos infantiles en su apartamento de la Rue Sémard, la calle en la que vive y trabaja desde 1960. Se enorgullece de que a pesar de su corta edad, ya iba mucho más allá de los clásicos barquitos y casitas de chimeneas humeantes que hacían sus compañeros. “De niño estaba siempre dibujando y pintando. A los seis años me veían constantemente con una enorme caja de colores. Me recuerdo así. Lo que me gustaba era la imagen. Hacía periodiquitos en la escuela con una imprentita con caracteres de goma que me regaló mi papá, que funcionaba con una almohadilla entintada”, dice, mientras sorbe un café negro.
El caraqueño ha pasado el último año escribiendo sus memorias, una autobiografía que redacta junto con el escritor Edgar Cherubini Lecuna. Se titulará Recuerdos de lo que me acuerdo y es uno de los proyectos que más le entusiasma en la actualidad. El libro estará listo para finales de año. El artista confiesa que 2013 ha sido un año intenso tanto en materia expositiva como en el ámbito editorial. Su obraReflexión con el color acaba de ser reeditada en mandarín. “¿Te acuerdas de una canción de Los Criollos, que dice: ‘Bolívar era tan famoso que hasta en la China sonó’. Bueno, con el color es así”.
El Lejano Oriente ha recibido las Fisicromías, Cromointerferencias y Cromosaturaciones de Cruz-Diez con avidez en el último lustro, en los que ha presentado numerosas exposiciones, sobre todo en China y Corea del Sur.  “La idea era informar a los asiáticos de todas las investigaciones que he hecho sobre el fenómeno cromático. Es muy interesante porque ellos no tienen la misma noción del color que tenemos nosotros. Para ellos es algo más limitado: rojo, oro, blanco y negro. Esa es una cultura de escritura, no de imágenes y eso permea el arte. Cuando muestras un color que no está en el soporte, se fascinan; es un descubrimiento”.
Asegura que las muestras fueron planeadas por sus tres hijos, que están a cargo de la organización de exhibiciones, entre otras tareas del atelier. Hace menos de un mes clausuró su sexta muestra en China, titulada Carlos Cruz-Diez, circunstancia y ambigüedad del color, que se presentó en Hangzhou, ante los estudiantes de la Academia de Artes de ese país. “Fuimos a las universidades, donde está el futuro. La respuesta ha sido buena, entusiasmante, porque les estás dando una información, mostrando unas posibilidades que ellos no tenían. Ya hemos recorrido cinco museos. Hay un gran interés. Este año hicimos la muestra de Pekín, en la que Ariel Jiménez hizo una charla. La sala estaba repleta, con 500 personas adentro y 200 afuera. La gente hacía notas, leía el texto traducido”.
En su ordenada y espartana oficina, equipada con un escritorio de madera, dos computadoras, dos impresoras, una biblioteca, un muestrario de colores, algunas fotos familiares y varias obras suyas, Cruz-Diez narra que no terminó la secundaria. La abandonó, con el apoyo de sus padres, para inscribirse en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas. Llevó las historietas que solía diseñar desde muy temprana edad, algunas de la cuales habían sido publicadas en la sección infantil de la revista Élite. Ello le bastó al director, Antonio Edmundo Monsanto, para admitirlo. “Ese momento fue tan importante para mí que recuerdo hasta el olor del sitio. Podría dibujar de memoria los murales estilo renacentista, que eran los ejercicios de los alumnos, que había en el lugar. Ahora con el tiempo me doy cuenta de que aunque la escuela tenía un presupuesto muy precario, su nivel intelectual era de la élite.  Monsanto, Lopez Méndez, Edoardo Crema, Alejo Carpentier. Narváez, Fabiani, Marcos Castillo, Durban. Recibimos una formación bien sólida. Aprendimos a ver lo más importante. Dibujar es saber ver. Quien no sabe ver no sabe dibujar”.
Paralelamente, desarrolló una carrera como dibujante de tira cómicas e ilustrador en varios medios impresos, entre ellos La Esfera y elPapel Literario de El Nacional, donde fue testigo de la censura aplicada por la dictadura perezjimenista. Luego pasó al campo publicitario. Fue fundador y primer director creativo de la agencia McCann-Erickson. “Estuve seis años en la agencia. Me causaba una gran angustia porque me quitaba mucho tiempo. La publicidad es un trabajo en el que estás durmiendo y sueñas con las campañas. Siempre tienes que estar produciendo ideas eficaces de inmediato y sin equivocarte. Eso es lo que me ha permitido hacer tanta obra, sobre todo las de gran formato. Cada una de esas es de tal complejidad y dimensión, que tienes que convertirte en un gerente para poder llevarlas a cabo. Sin la disciplina que me dieron la publicidad y el periodismo, no hubiera podido lograr lo que quería”.


De Caracas a París. El maestro siempre habla en plural de sus proyectos y obras. El trabajo en equipo, junto a sus hijos Carlos, Jorge y Adriana; su nuera Silvia Ana y sus nietos, es una de las características más notables de su atelier. Involucrar a la familia era la única manera que tenía de desarrollar proyectos a escala monumental, como la Ambientación cromática para las salas de máquinas de la Central Hidroelétrica Raúl Leoni, que le tomó nueve años de trabajo. La pieza que creó para la sala 1, mide 260 metros de largo por 23 metros de ancho y 26 metros de alto. La de la sala 2 tiene unas dimensiones de 300 metros de largo por 26 metros de ancho y 28 metros de alto.
Su esposa Mirtha, fallecida en 2005, supo desde un principio que para el maestro, arte y vida familiar eran una misma cosa. Siempre ha tenido el taller en casa, primero en Caracas y a partir de 1960 en París. “En 1955 vinimos por primera vez a Francia. Quise irme de Venezuela en plena dictadura, después de algo que ocurrió en una reunión de tipo social. En esa época éramos melómanos. Siempre cantábamos. A Mirtha yo la enamoré cantándole boleros. Un día estábamos en casa de unos amigos cantando, de repente sonó el timbre y apareció un subteniente. Mis queridos amigos salieron a hacerle coro al militar. Nos quedamos Mirtha y yo como dos pendejos, en silencio. Fue cuando le dije: ‘Este país no es el nuestro. Este país es el de ellos’. ‘Tienes razón, vámonos de aquí’, me dijo”.
Llegó y lo primero que hizo fue buscar a Jesús Soto, su compañero en la Escuela de Bellas Artes. “No vengas, tengo lechina”, le hizo saber. El creador del Penetrable le sugirió que fuera a visitar la galería Denise René, donde desmontaban la exposición Le Mouvement, una de las primeras que se le dedicó al cinetismo, en la que además del venezolano participaron Víctor Vasarely, Yaacov Agam, Pol Bury, Alexander Calder, Marcel Duchamp, Robert Jacobsen y Jean Tinguely. Ya para la época, Cruz-Diez había abandonado la pintura figurativa, de corte realista y costumbrista, para experimentar con el color. “Ese día me presenté ante Denise René (llamada la “Sacerdotisa de la abstracción”) que conocía a todos los venezolanos, a Soto, a Omar Carreño, y ella muy amablemente me mostró las piezas descolgadas en el suelo. Me dije: ‘Entonces estoy en lo cierto’. Fue muy importante ver eso. El tiempo, el espacio y la participación estaban allí”.
En 1954 hizo sus primeras composiciones abstractas con líneas y puntos, en su mayoría pensadas como murales. “Estaba trabajando esos proyectos y me decían que no era arte sino decoración. Pero bueno, todavía hay gente que no entiende a Proust, ni Rayuela. Con Soto hablaba del arte en la calle, que no se trataba sólo de algo que se cuelga con un clavo de la pared, sino que era capaz de transmitir mensajes importantes a todo nivel. Soñaba con modificar una calle, pero en París, Barcelona o Londres me parecía imposible. Pensaba que en mi país todo estaba por hacer, que todo se podía realizar en Caracas sin necesidad de destruir nada. Poco tiempo después regresé a Venezuela, lleno de ideas como un inmenso globo”.
Cruz-Diez trabajó aproximadamente cuatro años en la capital, antes de partir definitivamente a la ciudad luz. Allí ha consolidado una carrera, ha participado en las exhibiciones de arte cinético y latinoamericano de mayor renombre. Sus obras se han integrado a mucha ciudades del mundo, pero él es vecino amable de la Rue Pierre Sémard, el señor que saluda al sastre, al cartero, y tiene permanentemente una mesa reservada con su nombre en el bistró de la esquina. Su taller es una antigua carnicería, cuya fachada aún reza: “Boucherie triperie volaille”. Allí, unas 20 personas le ayudan a ensamblar sus piezas con máquinas que él mismo construyó. “Toda la vida he sido un inventor. De niño me hacía los juguetes, y si me regalaban uno nuevo lo desarmaba para armarlo de nuevo, de forma diferente. El arte es invención, pero yo no inventé el color. Lo que hice fue investigarlo, poner en evidencia algo que ya había sido estudiado y comprobado, pero que aún no era visible, nadie los disfrutaba. El artista lo que hace es revelar las cosas que están frente a uno y nadie las ve”.
Desde que llegó a París no ha pasado un día que no haya estado frente al caballete, a la hoja en blanco o a la computadora, buscando nuevas formas de invitar a sentir los rojos y los verdes, de generar el amarillo aditivo o hacerlo flotar en el espacio.

Trazo a trazo

1923
Carlos Cruz-Diez nace en Caracas el 17 de agosto, como hijo único de un boticario y de un ama de casa. De niño le tocó cambiar de colegio varias veces, pues su familia se mudaba con frecuencia. Su posesión más preciada eran sus creyones, y su hobbie era inventar personajes que luego plasmaba en historietas y cómics. Vivió en La Pastora y frecuentaba el antiguo taller de Arturo Michelena.

1940
Inicia sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Caracas, donde entra en contacto con los artistas de su generación, como Jacobo Borges, Jesús Soto, Régulo Pérez y Luis Guevara Moreno. Egresó con el título de docente y se dedicó a la ilustración. Poco después ingresó a la agencia publicitaria McCann-Erickson. En los años cincuenta volvió a la prensa y fue ilustrador en El Nacional.

1954
Comienza sus investigaciones cromáticas en proyectos murales que no se concretaron. Esas primeras obras fueron erróneamente interpretadas como trabajos decorativos y no como piezas artísticas, recuerda Cruz-Diez. Las integraban puntos y líneas. Estas composiciones marcaron su ingreso definitivo a la abstracción, el lenguaje visual que cultivaban sus compatriotas Jesús Soto y Alejandro Otero.

1959
Realiza la Fisicromía N°1, así como su primer Color aditivo, justo antes de partir por segunda vez y de manera definitiva a París, Francia. “Cuando hice las primeras fisicromías en cartón, la crítica hablaba de la bella materia, de su fuerza, y yo decía que lo que tenían que ver era lo que está pasando. Les decía: ‘los colores no están allí, los estás haciendo tú’. Por eso he escrito tanto”.

1960:
Expone sus primeras fisicromías en el Museo de Bellas Artes. Se establece en París. Al año siguiente participa en la muestra Bewogen beweging, en el Stedelijk Museum de Ámsterdam.  “Mucha gente veía la obra y decía: ‘C'est drôle. Es divertido’. Creo haber vivido una sociedad de ciegos. Las nuevas generaciones están comenzando a entender que el color es una experiencia”.

1977-1986:
Desarrolla la Ambientación cromática en la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni, en el Guri, su obra más ambiciosa. Ya para entonces había creado la Ambientación cromática del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, y había representado al país en la Bienal de Venecia. En los años noventa abrió sus puertas el museo que lleva su nombre, en Caracas, que hoy inaugura una muestra en su honor.

18 de agosto de 2013

Los amigos que aún viven...

Cruz-Diez cumple 90 años

El investigador Miguel Miguel escribe sobre el artista.

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La obra de Cruz-Diez reside en su carácter experimental, no busca un arte intimista
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MIGUEL MIGUEL |  ESPECIAL / EL UNIVERSAL
sábado 17 de agosto de 2013  
Posiblemente sea Carlos Cruz-Diez el artista del siglo XX que más y mejor ha estudiado el fenómeno del color, desarrollando su investigación con un rigor metódicamente científico con el inteligente propósito de formalizar una conmovedora y sin precedentes obra creadora a través de un brillante vocabulario visual del infinito universo cromático.

La obra de Cruz-Diez reside en su carácter experimental, no busca un arte intimista, y aunque el artista trabaja apoyado en patrones, ritmos y sistemas, para él el arte debe ser vivido y compartido. 

Por ello se centra en recrear el entorno propicio para que las personas vivan su arte, propiciando una interactividad entre la obra y su observador. Así se elabora un arte donde el color y el movimiento son sinónimos, que busca situar a quien lo disfruta como parte de él, y hacerle conocer que la experimentación con el entorno es lo que construye su forma de arte. De allí el juego con los colores y los reflejos entre obra y espectador. 

El trabajo creador de Carlos Cruz-Diez se ha vinculado fuertemente con la arquitectura y el urbanismo, por lo que podemos encontrarlo en avenidas, plazas, edificios, teatros, puertos, aeropuertos, recintos deportivos, tiendas de moda y otros sitios públicos y privados de Venezuela y el mundo entero.

Alfredo Boulton una vez señaló que muchas veces se dice que el arte es el reflejo colectivo de una sociedad, pero que no es que las sociedades crean el arte, sino que el arte es la creación individual por excelencia, que los grandes artistas han sido, son y han de ser siempre seres de una extraordinaria sensibilidad que les permite ver lo que otros no ven. Como artista lúcido que es, Cruz-Diez ha sostenido esta premisa en su más elevada potencia.

Quizá sea porque estamos acostumbrados a confrontar sus trabajos, que no nos hemos percatado de la exacta dimensión de su capacidad innovadora. Quizá sea también por el simple hecho de que sus ideas están siempre presentes entre nosotros, que no entendamos del todo cómo este sobresaliente venezolano internacional ha llevado a su máxima consecuencia, de manera prácticamente exhaustiva, el complejo aunque fascinante lenguaje del color. 

Pudiéramos igualmente alegar, sin temor a equivocarnos, que todo lo que se ha podido decir sobre el trabajo creador de uno de los más destacados pioneros del arte cinético es suficiente, está ya escrito. Pero por encima de todo lo dicho o lo escrito está su valioso legado que permanecerá en el tiempo por siempre.

Con motivo de cumplirse hoy 90 años del nacimiento de Carlos Cruz-Diez en la ciudad de Caracas, valga esta selección de imágenes de obras representativas suyas como homenaje y reconocimiento a quien actualmente es el artista vivo y activo más importante de nuestro país.

15 de agosto de 2013

A mediados de los años cincuenta, Brasil y Venezuela fueron, junto con Argentina, los centros de la modernidad latinoamericana. Se trata de dos países vecinos que, a pesar de contar con una frontera común, no han podido desarrollar un número considerable de intercambios y proyectos conjuntos en el campo del arte.

Brasil redescubre el arte contemporáneo venezolano

La exposición gira en torno al imaginario plástico nacional
La exposición gira en torno al imaginario plástico nacional
Christian Vinck, Daniel Medina, Luis Arroyo y Juan Irribarren exhiben sus creaciones en la galería Leme de Sao Paulo. La muestra es organizada por Carmen Araujo Arte

A mediados de los años cincuenta, Brasil y Venezuela fueron, junto con Argentina, los centros de la modernidad latinoamericana. Se trata de dos países vecinos que, a pesar de contar con una frontera común, no han podido desarrollar un número considerable de intercambios y proyectos conjuntos en el campo del arte. Esa es una puerta que ha sido franqueada en pocas oportunidades. La más notable hasta ahora ha sido la participación de Luis Enrique Pérez-Oramas como curador de la Bienal de Sao Paulo, el año pasado. A partir de ese momento, comenzaron a surgir iniciativas, como la de la galería Leme de la citada ciudad brasileña.
En sus paredes se exhiben las obras de tres caraqueños y un zuliano. Christian Vinck, Daniel Medina y Luis Arroyo participan en la colectivaVisiones contemporáneas venezolanas, que gira en torno al imaginario plástico nacional. Paralelamente se ofrece una individual de Juan Irribarren. Ambas propuestas fueron desarrolladas con la cooperación de la galería Carmen Araujo Arte, con sede en el Parque Cultural Hacienda La Trinidad, en Caracas.
Arroyo, Medina y Vinck ofrecen una relectura del arte contemporáneo que se hace en el país. En sus trabajos hay aspectos enteramente nacionales que, sin embargo,  también pueden ser abordados desde un contexto más amplio, como el latinoamericano. “Ellos recurren a ciertas referencias visuales, conceptuales e ideológicas que remiten al imaginario plástico de Venezuela”, se lee en el texto curatorial.
Vinck presenta tres series de pinturas que tratan el tema de la memoria reciente. La primera de ellas es Armitano, que refleja de manera casi monocromática las portadas de los libros de arte editados por el sello del mismo nombre. Otra es Juguetes rusos, basada en el artículo homónimo publicado por el filósofo alemán Walter Benjamin. Laminario portátil de mapas tropicales reúne cartografías de las costas pacíficas y el Caribe presentadas en modo caricaturesco e infantil.
Medina expone la pieza Solución habitacional, integrada por módulos que remiten a los edificios de Le Corbusier. Arroyo conjuga su aproximación al arte sonoro, el archivo y el libro en obras comoDesaceleración fantasmática, elaborada con portadas de textos que, según el texto curatorial, “remiten al carácter espectral de sistemas ideológicos fundamentales en el desenvolvimiento histórico del siglo XX”.
"Restauración del aura", de la serie Libros exhumados, también forma parte de la muestra, así como la serie Obliteraciones, en la que Arroyo parte de imágenes de archivo provenientes de la historia del arte, de la antropología y del coleccionismo.
Iribarren presenta un conjunto de fotografías recientes y pinturas al óleo. “El artista indaga sobre la acumulación de estructuras geométricas sobrepuestas a campos coloridos de factura gestual, que recogen situaciones lumínicas específicas sucedidas a lo largo del día en su taller”. La geometría es una constante en muchas de las obras expuestas. 

14 de agosto de 2013

Los amigos de siempre...

TENDENCIAS | 11/08/2013 Ultimas Noticias
Timeline | Carlos Cruz-Diez, el color de la venezolanidad
Su obra continúa siendo referencia en el arte cinético y forma parte del imaginario del país


Liliana Ochoa Breijo.- Ha hecho a su obra parte de la ciudad. Quizás no todos conozcan su historia, pero reconocer un Cruz-Diez es más fácil de lo que parece. Su estilo es único y reposa en plazas, en aeropuertos, en edificios públicos y privados, y en universidades de Caracas, Venezuela y el mundo.

¿Quién no se ha detenido a ver una especie de acordeón lleno de colores (Doble Fisicromia) en Plaza Venezuela o Centro Plaza (Fisicromía Doble Faz)? ¿Quién no se ha fijado en el piso (Ambientación de color aditivo) del Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar?

"Carlos Cruz-Diez está muy presente en el imaginario de los venezolanos. El simple hecho de que tenga obra en espacios urbanos lo acerca a los ciudadanos. Su obra es socializante", comenta Edgar González, director general del Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez. 
 
Pero el artista criollo, uno de los representantes más importantes del arte cinético, pasó mucho tiempo sin sentirse así. Pensaba que nadie lo entendía, que estaba "en una sociedad de sordos, de ciegos". 

"El color era una cosa aplicada sobre una tela y es más que eso. A base de experiencia, aventuras y fracasos logré demostrar que da muchas satisfacciones", explica Cruz-Diez, desde París, en contacto telefónico con Últimas Noticias
 
Su voz es ronca. Se le escucha alegre, sin titubeos, lúcido. Habla del color, como un padre lo hace de un hijo.
"Mi idea era poner en evidencia que el color, como la vida, es una sucesión de instantes. Va apareciendo, desapareciendo, da información nueva, asombra, llena de belleza y esperanza", agrega. 

El artista asegura que no ha hecho otra cosa sino un esfuerzo continuo para que se hagan visibles sus descubrimientos: el mundo del color es infinito. 

"El color tiene muchas posibilidades, no solamente las que yo encontré. Esto abre otro camino para investigaciones que yo no puedo ni imaginar", dice. 

Advierte, además, que si las nuevas generaciones tocan ese punto del color, van a encontrar cosas tan maravillosas como las que él encontró. Cosas que, a sus 70 años de carrera, todavía le asombran. 

A una semana de alcanzar sus 90 años, Carlos Cruz-Diez, se confiesa un consentido y se dice contento y conmovido por el cariño que sienten por él y por su obra. 

El próximo sábado, el artista plástico arribará a su novena década de vida en lo que asegura será una fiesta.

"Los planes lo están haciendo mis hijos y nietos. En verdad, no sé lo que voy a hacer", cuenta emocionado. 
 
"Seguramente será un parrandón con mis amigos. Porque todos mis amigos quieren celebrar conmigo. Y yo fascinado. Habrá música, tomaremos buenos vinos. Nos divertiremos", dice. 

Entre esos amigos está Juvenal Ravelo, otro de los representantes del arte cinético en Venezuela. "Le estamos organizando una exposición en el Centro de Arte Daniel Suárez, en La Florida. Ya le envié una carta y me respondió emocionado. Es poco común hacer esto en nuestro medio, pero queremos rendirle homenaje a su trayectoria", dice Ravelo. 

El Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez también celebrará. El sábado inaugurará muestra y en noviembre despedirá el año con un especial en el que se espera asista el maestro. 
 
Sus facetas. La investigación de Cruz-Diez ha aportado al arte una forma nueva de conocimiento del fenómeno color, ampliando, considerablemente, su universo perceptivo.
Sus aportes, sin embargo, no se limitan al arte. Cruz-Diez es un artista integral. Ha sido diseñador gráfico, ilustrador, pintor, fotógrafo y hasta cuenta con cortometrajes hechos en su juventud.

Más allá del lienzo, el papel y la película, Cruz-Diez ha hecho a su obra parte de la ciudad y sus habitantes. 

Hay unas 30 de sus piezas que se funden con Caracas. Pero sus colores también llegan al interior del país: en una plaza de Barquisimeto, en una redoma en Porlamar, en la Plaza de Toros Monumental de Valencia, e incluso en la Sala de Máquinas de la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni, Guri, por mencionar algunas.

"Él es un artista activo, que ha desarrollado un lenguaje propio. Cuando uno se sienta a hablar con él, los 90 años parecen desaparecer", comenta el director del Museo Cruz-Diez. 
 
El caraqueño sigue trabajando en su taller, con la premisa que en sus años mozos le enseñó su padre: el que deja de trabajar muere; así que mantiene el pensamiento en actividad, tratando de dar soluciones a sus proyectos. "Mi papá me dijo que me dedicara a las artes a tiempo completo".

UN ARTISTA INTEGRAL

Carlos Cruz-Diez es caraqueño. Nació el 17 de agosto de 1923. Vive en París, Francia, desde hace más de 50 años. Es egresado de la Escuela de Bellas Artes de Caracas. Trabajó como diseñador gráfico, director creativo de la agencia publicitaria McCann-Erickson, e ilustrador de diarios nacionales. Ha dedicado su vida al estudio del color y cuenta con ocho investigaciones en materia. Es presidente de la Fundación del Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez (Caracas) y miembro de la Orden de Andrés Bello (OAB). Hace ocho años, su familia creó la Cruz-Diez Foundation. Actualmente, cuenta con seis individuales en exposición en distintas ciudades del mundo. Una de ellas se aparta del color: "Cruz-Diez en Blanco y Negro", que devela una nueva faceta del maestro del color en el arte cinético, en la Fundación BBVA de La Castellana.


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Timeline | Carlos Cruz-Diez, el color de la venezolanidad

6 de agosto de 2013

Lo que Frida Añez se propuso realizar en su vida desde la década de los años 50 en una provinciana Valencia, fue adelantado para su tiempo y el entorno...Hoy las ideas en el mundo cultural varían y se acoplan a lo que ella realizó hasta el año 2000...fecha de su retiro de la vida pública.

La pareja que administró de manera excelente la "Corporación Cerámicas
Carabobo" siendo a la vez Mecenas de la cultura carabobeña.


Para Hayao Miyazaki hacer cine es solo cuestión de negocios

A sus 72 años el realizador nipón explicó que con el tiempo ha aprendido a admitir "las limitaciones" de sus empeños y que ya no se siente "obligado a hacer algo por el mundo" como cuando era más joven.

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Hayao Miyazaki no siente compromiso con lo cultural (Archivo)
EL UNIVERSAL
lunes 5 de agosto de 2013  
Tokio.- El aplaudido director de cine de animación Hayao Miyazaki ha asegurado que hace películas "para hacer negocio, no para cumplir un cometido cultural", en una entrevista publicada hoy en la versión digital del diario Asahi tras el reciente estreno de su nuevo film.

A sus 72 años el realizador nipón explicó en el texto que con el tiempo ha aprendido a admitir "las limitaciones" de sus empeños y que ya no se siente "obligado a hacer algo por el mundo" como cuando era más joven.

Miyazaki quitó peso a la influencia que ejerce con sus largometrajes sobre espectadores de todo el mundo.

"Hago películas para hacer negocio, no para cumplir un cometido cultural. Mis películas simplemente tienen éxito. Si a la gente no le interesara lo que hago, mi empresa (Studio Ghibli) se iría a pique", reconoció durante la entrevista.

"Algunos de los que se han unido recientemente a Studio Ghibli parecen creer que han logrado un empleo en una empresa estable, lo cual es pura ilusión", añadió.

El cineasta recordó que en contra de la actual tendencia de subcontratar animadores en el extranjero para rebajar costes, Ghibli insiste desde hace dos décadas en emplear una plantilla japonesa fija para cada filme de cara a "asegurar la calidad" y porque el pago por pieza perjudica a los artistas.

"Sabíamos, claro está, que hacer esto nos iba a obligar a ser más prolíficos a la hora de producir nuevas obras para llegar a fin de mes, y que esto reduciría nuestra eficiencia operativa", confesó el director, cuya cinta "El viaje de Chihiro" obtuvo el Oscar a la mejor película de animación en 2003.

En lo que respecta a su recién estrenada película "Kaze tachinu" ("El viento se levanta"), filme sobre Jiro Horikoshi, padre del A6M Zero-sen (caza insignia de las fuerzas aéreas niponas en la II Guerra Mundial), Miyazaki explicó que confía en haber subrayado la genialidad y humanidad del ingeniero.

Con esto, el realizador tokiota espera evitar que sea usado como una figura que alimente "el patriotismo y el complejo de inferioridad" de los revisionistas y fanáticos de extrema derecha de Japón.

Miyazaki también admitió lo contradictorio que resulta para un antibelicista como él loar un artefacto que fue empleado como arma y explicó que el filme responde a su amor por la aviación y el diseño del Zero-sen y que busca explorar el "sueño hermoso, pero maldito" que supuso concebir ese avión para sus creadores.

Hayao Miyazaki.jpg

Hayao Miyazaki (宮崎駿?) es un director de cine de animación, ilustrador, dibujante de cómics (mangaka) y productor de dibujos animados (animejaponés, nacido en Tokio el5 de enero de 1941. Director de populares filmes de animación como El viaje de ChihiroLa princesa MononokeMi vecino TotoroEl castillo ambulante y Ponyo en el acantilado.
Desde joven supo que se dedicaría al negocio de su padre. Cursó estudios de ciencias económicas, sin embargo, en la década de los sesenta comenzó a trabajar en Toei con el cargo de intercalador (encargado de dibujos entre movimientos). Con el tiempo se convirtió en secretario en jefe del sindicato, donde conoció a Isao Takahata, gran amigo que luego sería colega en el Studio Ghibli.
Miyazaki fue ganando más responsabilidades en sus primeros años de trabajo, lo que le lleva a colaborar con Isao Takahata en los anime HeidiMarco y Ana de las Tejas Verdes para el estudio Zuiyô Enterprise, que más tarde se convertiría en Nippon Animation, en los setenta. En 1978 dirige su primera serie Conan el niño del futuro y en 1979 su primera película El castillo de Cagliostro, única no considerada del Studio Ghibli.
Después de crear la película de Lupin, Miyazaki fue desarrollando un anime en su propio estudio. En 1982 el manga Kaze no Tani no Naushika (Nausicaä del Valle del Viento) apareció por primera vez en la revista Animage como fruto de una de esas ideas. Este trabajo da un fuerte impulso a su carrera, al mostrar un estilo diferente, pasando del cómic infantil al imperante en la época. Anteriormente sólo había publicado un par de mangas, entre ellos Shuna no taby. Mientras Miyazaki se desempeñó de manera independiente, se dedicó a trabajar en un manga, que tuvo muy buena acogida por parte de los lectores y se le ofreció la oportunidad de hacer una versión animada de Nausicaä. Este ofrecimiento le dio por fin la oportunidad de realizar su ansiado proyecto de creación de un estudio.
En la primera mitad de los años 1980 dirigió algunos episodios de la serie animadaSherlock Holmes y en 1985, junto a Isao Takahata, abre su propio estudio de animación: Studio Ghibli.
Para ver un listado actualizado de los artículos relacionados con este autor consulte Categoría:Hayao Miyazaki
La mayor parte de su obra ha estado enfocada en los niños, al punto de ser llamado el "Disney japonés". En ella trata temas de contenido, con mensajes antibélicos, o aborda temas complejos como el hombre y la naturaleza, el individualismo, la responsabilidad, lo que le ha valido el reconocimiento público de Occidente y el de los especialistas.
Nausicaä del valle del viento es considerada la primera película del Studio Ghibli. Supuso su primer gran éxito en Japón y la creación de dicho estudio.
La princesa Mononoke le representó un gran reconocimiento internacional debido a que fue una de las primeras películas de su estudio que se lanzaba al mundo. Obras anteriores a esta, como Mi vecino TotoroKiki, entregas a domicilio o Porco Rosso, alcanzaron cierto interés internacional.
El viaje de Chihiro recibió el Oso de Oro de la Berlinale 2002, el Óscar a la mejor cinta animada en 2002 y el reconocimiento a su trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
El castillo ambulante fue nominada al Óscar 2005 como mejor película animada.
Con Ponyo en el acantilado, vuelve a obtener el reconocimiento de la crítica y entra entre los veinte candidatos a los Premios Óscar2009 en la categoría Mejor película de animación.

Recordando el papel que desde la gerencia administrativa de la Corporación Cerámicas Carabobo, cumplió Frida Añez en el mundo cultural carabobeño, copio esta entrevista a un hombre que me lleva a recordarla leyendo sus declaraciones: "Usted está en el rol de gestor cultural, de manager... -Más bien gestor cultural, tratando de proyectar esto. Lo difícil es que los músicos no fueron formados para ningún rol gerencial, y tendrían que dedicar un 40 o 50 % de su tiempo a esto. No tengo la ambición de ser manager, pero sí darle algunas herramientas para facilitarles su trabajo. He estado en ventas y conozco de mercadeo, y las estrategias vienen del ámbito del negocio que es lo que trato de aplicar aquí."

Ernesto Rangel: "Cuando hay crisis, las artes emergen"

"Cuando estuve detenido, Aquiles (Báez) me llevaba lo que hacían los músicos: es otro nivel " "Más que hacer discos, la música se forma con el espectáculo y nos hemos abocado a eso", señala el administrador y gestor cultural.

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Rangel es graduado en Administración por la Unimet (OSwer Díaz)
ANA MARÍA HERNÁNDEZ G. |  EL UNIVERSAL
lunes 5 de agosto de 2013  08:32 AM
Ernesto Rangel es de esas personas que se mueven detrás del acontecimiento artístico. Tal vez su nombre es conocido o recordado porque fue uno de los cuatro detenidos por el caso de Econoinvest, entre mayo de 2010 y diciembre de 2012, y que también afectó a la Fundación para la Cultura Urbana.

Junto con el músico y compositor Aquiles Báez, Rangel representa a Guataca, que en principio sería una disquera independiente, y con el tiempo se transformó en una plataforma para dar a conocer a varios músicos, principalmente los que conforman la Movida Acústica Urbana, C4Trío, entre otros. Hasta ayer, Rangel estuvo detrás de la primera edición del festival Caracas en Contratiempo, que se realizó en varios escenarios de la ciudad.

-¿Ahora usted está abocado a Guataca?

-Sí, estoy más que nada en Guataca. Esto ha pasado muy rápido: yo salí el 29 de diciembre, y en enero estaba como mareado todavía. Hablando con Aquiles (Báez) sobre lo que íbamos a hacer este año, nos planteamos el festival, pequeño, con talleres, pero tenía que crecer solo en ubicación. Quisimos expandirlo hacia el centro de Caracas, y fue imposible. Si tú traes un patrocinante privado estás excluido. Es el suicidio a la gestión cultural. Sí logramos en Tiuna el Fuerte, que fueron abiertos y receptivos, y presentamos el primer concierto allí.

-Usted habla de la dificultad de la gestión cultural, ¿la cultura en el país sigue necesitando del apoyo privado?

-Sí, claro. Nosotros nos dimos cuenta de que más que hacer discos, la música se forma con el espectáculo y nos hemos abocado a eso, buscar los espacios para que los músicos se presenten. Gracias a YouTube la gente empezó a ver videos y se entusiasmó. Por eso el regreso de las bandas a las tarimas, y ahora grabar un video es bueno. Pero todo gira en torno al espectáculo.

-Más que a la producción discográfica...

-Sí, para que los músicos presenten sus proyectos. La exposición de los artistas es lo importante, cada concierto es una experiencia importante. Se hace el video, el disco o las franelas, que aunque aquí eso no se usa mucho, es la tendencia en el negocio de la música. Todo esto te conecta emocionalmente con el artista, aunque yo no veo Guataca como negocio, sino como algo que hace falta en el país. Me entusiasma hacer esto, las Noches de Guataca los miércoles en el Trasnocho, un formato pequeño de 110 personas. No es un negocio sino una plataforma para que los músicos puedan presentarse.

-¿Qué lectura tiene de lo que ha pasado en los últimos dos años, en materia cultural en el país?

-Yo estuve ausente, pero me sorprende mucho la calidad de la música. Cuando estuve detenido, Aquiles siempre me llevaba algo de lo que hacían los músicos, y no es lo mismo, es un antes y un después, es otro nivel. Hay más cantantes, más cuatristas, chamos de veinte años, toda una generación, que viene de la Siembra del Cuatro, y lo que me parece más bonito es que es auténtico, porque viene de los músicos. Nosotros no estamos haciendo casting, es diferente a los años 80, como lo cuenta Alejandro Blanco Uribe, que su misión era comercial, pero ahora es distinto. Esto está desbordando el país y tratamos de dar esa plataforma que no existe porque se desmontó la industria disquera.

-La música transita un camino paralelo a la crisis social y política de Venezuela...

-Sin duda eso pasa. Cuando hay crisis las artes emergen mejor que en tiempos de prosperidad. Igual pasa en otras artes, y me alegra que los venezolanos estamos apreciando lo de adentro. Por supuesto que no estoy en contra de que vengan artistas de afuera, pero muchas veces menospreciamos lo que tenemos aquí.

-Pero eso ha cambiado...

-Sí, y ha cambiado desde el público, que es el que decide. Mira lo que pasó en los premios Pepsi, un formato pop rock, y lo que salió fue C4 Trío y el "Pollo" Brito. Y en las redes sociales lo que se comenta es sobre los venezolanos. Cierto que no tenemos una industria, hay pocas productoras como Guataca, no hay programas de televisión donde se proyecten nuestros músicos, y creo que eso hace falta. Por supuesto, a través de ese movimiento digital, de redes sociales, cada vez más la gente tiene acceso a la música.

-¿Guataca tendría un programa de televisión?

-Sí, el formato Noches de Guataca. Esos conciertos los venimos grabando desde enero y lo vamos a proyectar por televisión. Estamos en conversación con una televisora nacional para hacer un programa y presentar este talento.

-¿Cuál es la respuesta que los músicos le dan a la crisis social y política del país?

-Me parece que hace falta una respuesta en cuanto a las letras. No he visto una cosa así directa, no es algo de confrontación. Lo que siento es que a pesar de las circunstancias difíciles ellos componen una cosa que une a los venezolanos. Por ejemplo, en el concierto en Tiuna el Fuerte pudo haber habido tensión y no, el concierto fluyó con la música, lo que hacen no es para un grupo sino para todos los venezolanos.

-Respecto a Econoinvest, ¿cómo quedó en ese caso?

-Seguimos en el juicio, pero no puedo declarar de eso. No puedo decir cómo estamos.

-¿Sigue la Fundación para la Cultura Urbana?

-No como tal. Se creó la Sociedad de Amigos para la Cultura Urbana, y está funcionando. Tiene su concurso de literatura, su conferencia anual. Yo los apoyo en lo que puedo, pero estoy más en la música. No soy del grupo esencial que lo mueve. Allí están Rómulo Castellanos, Andrés Boersner, Óscar Marcano, Joaquín Marta Sosa, Hermán Sinfontes.

-¿Sigue con la música?

-Bueno, ya toco el cuatro. Aprendí a tocar allí, cuando estuve detenido. Me iban a dar clases Edward (Ramírez), Héctor (Molina) y Aquiles. Tengo un cuaderno que escribí con todas las canciones, y fue una de las cosas más bonitas que me pasó. Creo que sin la música yo no hubiera salido bien. Me siento muy feliz, la música me ayudó muchísimo, me salvó de caer en un estado depresivo o de tirar la toalla. Por eso, lo mínimo que puedo hacer es retribuir, y apoyar a estos músicos.

-¿Y no se le ocurrió escribir canciones?

-Escribí varias. Una de ellas Sueños de libertad, está en YouTube, es una canción que escribí en julio de 2012, y la grabaron varios de estos músicos, Aquiles, César Gómez, Alejandro Zavala. Marcel Istúriz le hizo unas improvisaciones bellísimas. Hay una parte que dice "Es la libertad un canto de amor, vamos a defenderla juntos con el corazón"; y eso nos dio un espiritu grandísimo.

-Usted está en el rol de gestor cultural, de manager...

-Más bien gestor cultural, tratando de proyectar esto. Lo difícil es que los músicos no fueron formados para ningún rol gerencial, y tendrían que dedicar un 40 o 50 % de su tiempo a esto. No tengo la ambición de ser manager, pero sí darle algunas herramientas para facilitarles su trabajo. He estado en ventas y conozco de mercadeo, y las estrategias vienen del ámbito del negocio que es lo que trato de aplicar aquí.

-Quiere decir que la meta del Festival Caracas en Contratiempo es proyectarse a futuro ¿habrá subsedes en el interior, algo hacia el exterior?

-Sí, queremos seguir en próximas ediciones, hacerlo anual, que salga de Caracas, con subsedes, que ocurra simultáneo o una semana después. Hemos pensado en Barquisimeto, a juro, y la otra es Maracaibo, pero no está definido. Yo soy oriental y quisiera que fuera hacia allá, pero depende de los teatros, de la infraestructura. Antes era raro ofrecer esto, un festival musical venezolano. Ahora las empresas entienden que para sus marcas no solo es apoyar sino sumar a su marca. Antes, a la Vinotinto nadie la apoyaba y la Polar la agarró y creció. ¿Por qué esto mismo no puede pasar con la música venezolana actual?