La historia de Frida Añez en Carabobo a partir de 1950

Este blog nos narra la historia de una mujer que marcó de forma única la cultura en Valencia, Estado Carabobo entre 1950 y 2000

28 de septiembre de 2014

FIA 2014...Tanto las galerías extranjeras como las venezolanas prefieren trabajar con cuadros y esculturas porque es difícil vender fotografías al público venezolano

La FIA se inclina por las propuestas conservadoras

mural FIA
mural FIA
Tanto las galerías extranjeras como las venezolanas prefieren trabajar con cuadros y esculturas porque es difícil vender fotografías al público venezolano 

Pocos riesgos. Los coleccionistas de arte venezolanos suelen inclinarse por las obras de grandes maestros ante las propuestas de autores menos conocidos. Soto, Cruz-Diez y Vigas se venden muy bien en el mercado local, lo cual se evidencia en la oferta este año en la Feria Iberoamericana de Arte, que hasta mañana podrá visitarse en el hotel Tamanaco Intercontinental.
Gaby Sojo, representante de Juan Ruiz Galería, cuenta que en esta edición la mayor parte de las propuestas son conservadoras, hay poco de lo contemporáneo. “En Venezuela se vende es el cinetismo. Esa es la sensación que da la feria. Tengo 17 años viniendo a la FIA y los coleccionistas en Caracas siguen comprando, pero generalmente se deciden por las propuestas de arte óptico. Tanto aquí como en Miami son las que se negocian más rápido”.
Las piezas que podrían ser consideradas como vanguardistas o rompedoras sí se encuentran presentes, pero en menor medida que los clásicos. Como The Chill Concept, galería de Estados Unidos que participa por primera vez en la FIA. Este colectivo presenta el trabajo de venezolanos como Adriana Barrios, Nina Dotti, Carlos Zerpa, Muu Blanco e Isabella Muci.  Un cuadro en el que se representa a Venezuela como un país bananero es una de las obras que más llama la atención al entrar al evento. Esta galería también muestra el trabajo de Raúl Marroquín y el colectivo Blue & Joy.
La galería LGM trajo de Colombia el arte geométrico de Danny Esquenazi, joven bogotano que trabaja con colores llamativos. Algunas piezas del creador ya se han vendido en esta edición de la FIA. “La gente en este país entiende del tema, conoce de arte, hay una cultura de coleccionismo. Por eso siempre intento venir a Caracas, aunque cada vez sea más complicado”, expresó Luis Guillermo Moreno, representante de LGM.
De las 25 galerías presentes en la feria, solo 6 son extranjeras. Llegaron de España, Colombia, México y Estados Unidos. Tanto las foráneas como las nacionales prefieren trabajar con cuadros y esculturas porque las fotografías no suelen venderse entre el público venezolano.
Entre los clásicos que se exhiben en los pasillos del salón Naiguatá del Hotel Tamanco se encuentran esculturas de Botero, Manolo Valdés y hasta el conocido Love de Robert Indiana, el mismo que se encuentra en Nueva York pero en menor escala.
Resultados. Entre las actividades para hoy, el Salón Jóvenes con fia 2.0/3 dará a conocer los resultados. Es una de las iniciativas paralelas de la feria, que sirve de plataforma abierta a los jóvenes artistas latinoamericanos para expresarse a través de los espacios virtuales. La curaduría está en manos de María Luz Cárdenas.
Mañana a las 9:00 pm finalizará la 23° edición de la FIA, que se realizó a pesar de las dificultades.
FICHA
Feria Iberoamericana de Arte
Salón Naiguatá, Hotel Tamanaco Intercontinental
Horario: hoy de 11:00 am a 9:00 pm; mañana de 2:00 pm a 9:00 pm
Entrada: 150 bolívares.
TESTIMONIOS
Luis Guillermo Moreno
Galería LGM
“En la FIA es mucho mejor vender arte, porque la gente conoce y le gusta coleccionar. He estado presente en ferias de Asia y es más complicado. Por eso siempre es motivador volver a Caracas para traer creadores colombianos”.
Aída Acuña
Asistente de la FIA

Carlos Salazar Lermont gana Salón Jóvenes con FIA 2.0/3

La fotografía forma parte del performance "Patetismo". "Con la imagen final busco generar una sensación de violencia y brutalidad", dice el artista.

imageRotate
la obra ganadora plantea una metáfora clara de los sucesos que se viven en el país (CORTESÍA)
EL UNIVERSAL
lunes 29 de septiembre de 2014  09:52 AM
El artista Carlos Salazar Lermont (Caracas, 1987) resultó ganador del Salón Jóvenes con FIA 2.0/3  con la imagen Fisting, perteneciente al performancePatetismo, una fotografía inspirada en una acción que vulnera nuestros sentidos al manipular un pollo para crear imágenes cargadas de  humor, erotismo y violencia.

"La fotografía se centra en el momento del clímax donde atravieso el pollo dejando a la vista restos y fluidos de ese cuerpo transgredido. Con la imagen final busco generar esa sensación de violencia y brutalidad, de abuso, ultraje. Igualmente me interesa lo que el material transmite, su textura", expresa el artista ganador.

Como definieron las bases del concurso para este encuentro artístico virtual en el que participaron 70 artistas de Argentina, Colombia y Venezuela, el ganador fue elegido  entre los cinco artistas que obtuvieron mayor votación por parte del público.

El jurado calificador conformado por María Luz Cárdenas, Grisel Arveláez y Ana Josefina Vicentini, otorgaron el premio a Carlos Salazar Lermont por un discurso cuestionador a través de una imagen quebrantadora y dramática al mismo tiempo: el ave deviene como objeto-fetiche para plantear una metáfora clara y emotiva acerca de los violentos sucesos que a diario vivimos en Venezuela.

Este joven artista se especializa en el arte de performance y obras derivadas de la acción, desarrolladas a través de la fotografía, el video y la instalación. Graduado en  Artes Plásticas mención Escultura de la Unearte (2012) y de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas (2005), Carlos Salazar Lermont recibió una Mención Honorífica en la edición del año pasado  del Salón Jóvenes con FIA, al igual  que en la III Bienal de Arte Contemporáneo de Los Andes. Ha participado en varios eventos internacionales como PAEkort #14 (Rotterdam, Países Bajos, 2014) Rapid Pulse International Performance Art Festival (Chicago, Estados Unidos, 2013), TRAMPOLIM_plataforma do encontro con a arte de performance (Vitoria, Brasil, 2011), NADAQUEVER (Argentina, 2011),  HORASperdidas (Monterrey, México, 2010), Performar (Santo Domingo, República Dominicana, 2009).

En nuestro país ha participado en el ID performance, Encuentro de Arte Corporal, Velada de Santa Lucía, Fugaz: Feria de Performance del estado Lara, NOMASDECINCO, PerfoChoroní, entre otras.

Ana Teresa Torres (1945) es un caso muy especial en la literatura venezolana. Desde la publicación de su primera novela, El exilio del tiempo, en 1990, ella ha asumido su condición de escritora con un criterio que bien pudiéramos calificar de profesional. Lo cual, además, supone también un compromiso

La escribana del viento

Ana Teresa Torres / Manuel Sardá
Ana Teresa Torres / Manuel Sardá


Ana Teresa Torres (1945) es un caso muy especial en la literatura venezolana. Desde la publicación de su primera novela, El exilio del tiempo, en 1990, ella ha asumido su condición de escritora con un criterio que bien pudiéramos calificar de profesional. Lo cual, además, supone también un compromiso. Ana Teresa es psicóloga activa, con especialización en psicoanálisis. Pero su obra literaria está por encima de todo, y es lo que la identifica tanto dentro como fuera del país. Con el agregado de que su ejercicio de escritora no está sólo en sus obras, pues ella, al par que escribe sus novelas y cultiva otros géneros, también vive la literatura, literalmente hablando.
Ana Teresa Torres es, así, en cierto modo, un caso único en la historia de nuestra literatura. Suele comparársela con Teresa de la Parra. La comparación es válida, en cuanto a la calidad e importancia de la obra literaria. Sin embargo, la muerte condenó a Teresa a una obra cuantitativamente muy reducida, limitada en lo esencial a dos novelas excepcionales y algún cuento, más una que otra carta o conferencia de agudo contenido literario. Imposible saber si, de haber vivido más tiempo, hubiese asumido el oficio literario más allá de escribir “porque se fastidiaba”.
Por otra parte, al margen de lo extraordinario de la calidad de su obra, no parece que Teresa de la Parra hubiese tenido de la literatura un sentido profesional como el de Ana Teresa Torres, mucho más allá de una afición respaldada por una inteligencia y una sensibilidad excepcionales, independientemente de que con el tiempo hubiese podido adquirirlo. Sea como sea, siempre quedará la duda sobre si aquello de que “escribía porque se fastidiaba” refleja una situación real o es una frase más, atractiva por ingeniosa. En el caso de Ana Teresa Torres es obvio que nunca escribe para conjurar el fastidio.

II
Ana Teresa Torres se inicia, como novelista, dentro del cerco de lanovela histórica. Sus dos primeras novelas, El exilio del tiempo (1990) y Doña Inés contra el olvido (1992), tratan temas del pasado venezolano y se basan en sucesos reales del período colonial. No fue un hecho casual, sino una escogencia deliberada, como ella misma lo ha confesado más de una vez, al advertir que su propósito fue “volver a los orígenes, a los tiempos de la fundación, a los innegables momentos en que todo, como el nacimiento de un ser, parece posible; a ese instante primigenio en que predomina la utopía”.
Pronto Ana Teresa dejó a un lado la novela histórica. Desde el principio su producción literaria fue intensa. Sucesivamente fueron apareciendo sus novelas: La favorita del Señor (1993), Vagas desapariciones (1995), Los últimos espectadores del Acorazado Potemkin (1999), Malena de cinco mundos (2000), El corazón del otro(2004), Nocturama (2006), Historia del continente oscuro (2007), La fascinación de la víctima (2008)… Ninguna de ellas responde al esquema de la novela histórica, aunque de hecho en algunas, si no en todas, siempre está presente algún elemento rescatado de la historia.
Afirmar que “dejó a un lado la novela histórica” no pasa de ser un decir. Ahora Ana Teresa nos sorprende con una nueva novela enmarcada dentro del esquema de las dos primeras, es decir, dentro del concepto de la novela históricaLa escribana del viento (2013). Es más, la autora señala expresamente que durante todo el tiempo transcurrido desde sus primeras novelas estuvo inmersa en el trasfondo histórico de esta, para la cual realizó una vasta y admirable investigación más propia de un historiador que de un novelista. Y advierte, además, que la tardanza de dos décadas en escribir y publicar esta nueva novela se debió a diversos factores, y de ninguna manera a desinterés por los temas históricos.
Se registra, además, en la contraportada de la novela que esta cierra “la trilogía histórica iniciada con El exilio del tiempo y continuada conDoña Inés contra el olvidoAparte de que no estoy muy convencido de que se trate propiamente de una trilogía, esta observación parece indicar que con La escribana del viento sí hay la disposición de la autora de abandonar la temática histórica como fuente de sus novelas. De lo cual, igualmente, también tengo mis dudas.
Siendo, pues, La escribana del viento una novela histórica, como lo son también El exilio del tiempo y Doña Inés contra el olvido, aquella no se parece a las otras dos, salvo en el hecho de que las tres narran acontecimientos del pasado histórico colonial venezolano. El tratamiento literario del suceso histórico, su novelización, es el mismo en las dos primeras, pero muy distinto en la última. La misma novelista lo admite y señala la razón de ello. Al referirse, en la propia novela, a los casi veinte años que transcurrieron entre el momento en que concibe la obra y su realización final, dice: “me contenta que haya sido así porque ese tiempo me permitió entender la narración de otra manera que la que hubiera seguido entonces (…)” (p. 377).
La diferencia más notoria entre aquellas dos primeras novelas y esta tercera reside, no obstante, más que todo en el estilo. La estructura narrativa de La escribana del viento es muy novedosa dentro de la novela venezolana y totalmente distinta de las de las otras novelas de la autora. Se trata de una historia muy compleja, formada por varias historias parciales. Cada una de estas, además, es contada por un narrador distinto, de modo que a veces hallamos unos mismos acontecimientos narrados por diversos protagonistas, cada uno en función de sus intereses particulares y de su propia visión de los hechos.
Hay, no obstante, en esta novela un personaje central que, aunque no aparece en la totalidad del relato, es, de hecho, el personaje principal, en la medida en que es él, sus ejecutorias, el principal factor de unidad de la narración. Se trata de un personaje que ha dado mucho que hablar en la historia colonial venezolana, fray Mauro de Tovar, obispo de Caracas (1640-1654) y tema de agudas controversias entre los historiadores, aunque inclinándose la balanza hacia los detractores y críticos de sus actuaciones, signadas, según la mayoría de los estudiosos, por la perversidad y la obsesión casi patológica, si no patológica del todo, puesta en el ejercicio de su ministerio eclesiástico. Es un personaje de tales características que aun hoy, a más de trescientos años de haber vivido, sigue despertando interés y polémicas entre los historiadores y demás estudiosos de nuestro pasado, como lo prueba, precisamente, esta misma novela, además de los numerosos trabajos historiográficos que la novelista cita en ella, y que fueron fuente sustancial en su investigación para la composición de esta. La autora, además, no vacila en tomar partido ante el personaje, y sin reticencia confiesa: “El lector habrá comprendido que no le dispenso al obispo muchas simpatías” (p. 380).
La novela narra unos sucesos ocurridos en Caracas a mediados del siglo XVII, cuando el obispo fray Mauro de Tovar la emprendió con saña inaudita contra una familia caraqueña a la cual acusaba de varios delitos graves, entre ellos de una relación incestuosa entre uno de los personajes más destacados y su joven hermana materna, de la cual los restantes familiares y allegados acusados habrían sido cómpl ra y pit﷽ppjo ñublicaciinicial hasyta l realyto, skinoue es jna nya expllicatubva, sumaente sie pos peeposajes mTovar l smlrendices o encubridores. La autora pone énfasis en mostrar, a veces con descarnado patetismo, las atrocidades conque el insano prelado pretendía estar castigando aquellos crímenes, incluso las horribles torturas que eran lícitas en aquella época, y que en ocasiones el religioso, a despecho de su condición de tal, aplicaba personalmente.
Interesa también a la autora, al narrar estos acontecimientos, destacar cómo estos episodios ilustran el hecho histórico del enfrentamiento que durante largos períodos de la historia colonial se produjo entre el poder civil y político, representado sobre todo por la Real Audiencia de Santo Domingo, y el poder eclesiástico. Sin embargo, la autora, al hacer estos planteamientos, se cuidó mucho de no enturbiar su condición de novelista con desviaciones más propias del historiador.
La novela transcurre en diversos escenarios. La mayor parte de lo episodios narrados ocurren en Caracas. Pero otros se ambientan en La Guaira, Coro, la península de Paraguaná y la isla de Santo Domingo.

III
Una auténtica novedad de esta novela radica en que la autora agrega al texto un capítulo final, que de hecho no pertenece al relato, sino que es una nota explicativa, sumamente útil y esclarecedora, acerca de cómo produjo la novela, desde su concepción inicial hasta su escritura y publicación.
La novela propiamente tiene siete capítulos. Cada capítulo a su vez se divide en secciones. Son, en total, cuarenta y tres secciones, entre testimonios, confesiones, cartas, memoriales y resoluciones. Pero, como ya dije, la novelista agrega un texto titulado “Testimonio de la autora”, señalado como el capítulo octavo, y de ese modo se registra en el índice de la obra, sin haber sido exactamente así. Se trata, sin duda, de un juego literario de la autora que no deja de resultar interesante.
Particular interés tiene en esta novela el manejo del lenguaje. La autora se esmera en relatar los hechos en un lenguaje fácilmente comprensible por el lector de hoy, para quien, obviamente, la novela fue escrita. Pero al mismo tiempo logra darle a ese lenguaje un empaque que lo asemeja al lenguaje de la época, sin ser este propiamente, que de serlo sería incomprensible para el lector actual.
Donde sí guarda fidelidad la novelista a la realidad histórica es en lo tocante al ambiente de la época. Así lo señala ella misma de modo expreso: “En lo que sí he querido mantenerme lo más fielmente posible cerca de los hechos es en el escenario de la época, porque no pueden comprenderse ni el argumento de la novela ni las acciones de los personajes sino dentro de la Venezuela de entonces; en sus espacios y tiempos; sus leyes, costumbres y valores; sus circunstancias y sus ideas; sus estructuras de casta y sus enfrentamientos con el poder metropolitano, enmarcados en el orden religioso y monárquico de la sociedad hispánica” (p. 381).
Es importante advertir que esta novela narra hechos que realmente ocurrieron en la Venezuela colonial. De allí su calificación como novela histórica. Este género de novela invariablemente plantea el problema de que cierto tipo de lector, que no comprende ni valora tal carácter de novela, pretende leerla como si se tratase de un libro de historia, y se erige en juez calificador de la veracidad o no del texto leído. No es función del novelista la reconstrucción arqueológica de los hechos históricos en los cuales se inspira. Por tanto, si en la novela hay fidelidad o no a esos hechos es irrelevante. En todo caso, la novela,per se, es una obra de ficción. Esta puede consistir en narrar sucesos enteramente inventados o imaginados por el novelista, pero también en la muy personal interpretación de los hechos históricos que sirven de fuente primordial del relato novelesco. Este último es el caso de lanovela histórica, y tal es el comportamiento de Ana Teresa Torres en esta novela. Ella es enfática en distinguir la función del novelista, sobre todo el que se ubica dentro de la novela histórica, y el historiador. Esto lo percibe el lector avisado en la lectura misma del texto, pero así lo advierte, además, la propia novelista más de una vez.
Desde luego que, en tanto que novelista, Ana Teresa practica la licencia de apelar a su imaginación, bien para suplir datos y detalles que las fuentes históricas no le dan, bien para interpretar, en razón de su interés de novelista, determinados hechos históricos, sucesos y personajes por igual.
Como ya lo he insinuado, el interés de Ana Teresa Torres por la historia como fuente de sus novelas no es casual ni caprichoso. Se trata, más bien, de un razonado y fundamental sentido de lo histórico como referencia del pasado, en función del presente y del futuro. Las palabras finales de la nota ofrecida como Capítulo VIII de la novela son explícitas y ahuyentan toda duda: “Esta novela mira hacia aquellos venezolanos desde la representación que de ellos podemos tener hoy, con el propósito de concederle densidad narrativa a un pequeño, pero no por eso menos dramático fragmento de nuestro pasado” (p. 383).


FICHA DEL LIBRO
La escribana del viento
Ana Teresa Torres
Editorial Alfa
Caracas, 2013

Por Ana Teresa Torres | PRO DA VINCI 6 de noviembre, 2013 Consideraciones sobre la pertenencia El mundo escrito gira siempre alrededor de la mano que escribe en el lugar en el que escribe: donde tú estás, está el centro del universo. Amos Oz No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida. Juan Gelman Dios mío, ten piedad del errante, pues en lo errante está el dolor. Heberto Padilla El exiliado deplora las patrias. Rehúye escisiones. Se encamina hacia el instante. Rafael Cadenas El viaje del niño es volver a la tierra natal, la nostalgia que hace al hombre un ser que tiende a volver al punto de partida para apropiarlo y morir allí. El viaje de la niña es más lejos, a lo desconocido, a inventar. Hélène Cixous Para recordar Tuve que partir. Cristina Peri Ross

La_Escribana_300

"La escribana del viento" obtiene el premio de la Crítica

La novela de Ana Teresa Torres se impuso entre 17 obras participantes

imageRotate
Ha sido premiada varias veces
EL UNIVERSAL
miércoles 24 de septiembre de 2014  12:00 AM
La escribana del viento, de Ana Teresa Torres, publicada por Editorial Alfa, resultó ganadora del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2013, organizado por Ficción Breve Venezolana, con el apoyo de la Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana y la Librería Noctua, según decisión dada conocer por el jurado conformado por Violeta Rojo, Álvaro Contreras y Miguel Marcotrigiano.

La novela resultó electa por mayoría, de entre las 17 novelas participantes y luego de haberse dado a conocer hace un mes las tres finalistas del jurado, el cual decidió otorgar el premio al libro de Torres por ser "una novela histórica en la que la narración de un hecho real sucedido en la Caracas del siglo XVII es un análisis sobre la manipulación y el abuso del poder. Para contar ese suceso histórico la novela recurre a la caracterización de varias voces narrativas, a una elaboración compleja de personajes en sus actitudes y sentimientos y a un cuidadoso trabajo sobre el lenguaje".

Por su parte, Marcotrigiano propuso la novela Las horas claras, de Jacqueline Goldberg, alegando que "demuestra un alto nivel de lenguaje y porque desarrolla de manera original una historia narrada solo en sus momentos de mayor intensidad. La perspectiva, desde el interior del personaje central, y de evidente carácter lírico-narrativo, a ratos deja en forma sesgada el protagonismo en el objeto motivo de esta historia: la casa. Es una novela que fuerza los límites de los conceptos tradicionales de género literario".

Ana Teresa Torres (Caracas, 1945), es narradora y licenciada en Psicología. Individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua. Fundadora y miembro activo de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas. Tiene una extensa obra literaria entre la que destaca las novelas El exilio del tiempoDoña Inés contra el olvidoLos últimos espectadores del acorazado Potemkin y La favorita del señor.

La premiación se realizará el próximo 18 de octubre, en la librería Alejandría II, ubicada en el centro comercial Paseo Las Mercedes.

Artículos más recientes del autor


Sofía Ímber celebra el homenaje de la FIA 2014

Sofía Ímber celebra el homenaje de la FIA

Una instalación multimedia da cuenta de la labor de la periodista.

imageRotate
La fundadora del Museo de Arte Contemporánea de Caracas, una de las protagonistas (Adolfo Acosta)
Contenido relacionado
DANIEL FERMÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 27 de septiembre de 2014  09:25 AM
Oswaldo Trejo llegó a decir que Sofía Ímber (Soroca, 1924) fue la mujer más importante de la cultura nacional del siglo XX. La fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas recibe otro reconocimiento: el homenaje que le hace la Feria Iberoamericana de Arte (FIA), que se realiza en el Hotel Tamanaco Intercontinental.

La periodista de origen ruso celebra el tributo que le rinden. Siente que es el más importante que le han hecho hasta ahora. "Es imposible explicar, o no se ha inventado aún el adjetivo que siento por este homenaje. Creo que uno tiene el deber de sacarle partido a todo lo que se le presente en la vida", dijo Ímber, que recibió, entre otros galardones, la Medalla Picasso que otorga la Unesco.

Una instalación multimedia, que estuvo a cargo de María Luz Cárdenas y Alberto Asprino, sirve para homenajear a Ímber. Un video testimonial, con fotografías y documentos, da cuenta del aporte de la periodista. Todo acompañado por piezas de Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez, Alejandro Otero y Victor Vasarely, además de una obra tipo Warhol con el rostro de Ímber en cuadros.

Sofía Ímber asistirá a la FIA como público todos los días. Ella cree que en el país hacen falta más eventos como esos, que sean capaces de afrontar la realidad que sufre Venezuela. "El arte es un factor de cambio. Es tan poderoso que será un elemento indispensable cuando tengamos que actuar ante este régimen tan desastroso", agregó la promotora cultural, que le gustaría que la gente la recordara como una persona trabajadora. La FIA reconoce su labor con un homenaje que incluye a amigos.

dfermin@eluniversal.com


La FIA homenajea a Sofía Ímber

La Feria Iberoamericana de Arte se llevará a cabo el 26 de junio

imageRotate
Un reconocimiento a la labor de la fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, que arriba a 90 años de edad, tendrá lugar en la sede del Hotel Tamanaco Intercontinental CORTESÍA
JESSICA MORÓN |  EL UNIVERSAL
martes 1 de abril de 2014  12:00 AM
Sofía Ímber (Rumania, 1924) será la homenajeada de este año en la Feria Iberoamericana de Arte. En conversación telefónica con El Universal, asegura no salir del asombro. Pareciera que la noticia la toma por sorpresa. La desconcierta.

Su tono de voz emana un aire de humildad, como si el reconocimiento le quedara grande. "Siento que es mucho para mí. No se si merezca tanto halago", dice de entrada la fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC, 1973).

La vigésimo tercera edición de la FIA celebrará desde el 26 de junio los 90 años de vida de la destacada promotora cultural, reconocida en Latinoamérica. Su esfuerzo y esa inagotable labor en el impulso de las artes en Venezuela. "Estoy feliz. Para mí es un gran honor y reconozco el enorme esfuerzo que se hace año tras año para sacar la feria adelante. Allí hay gente muy trabajadora", dice la periodista que pisó suelo venezolano a los 6 años.

Hija de padres judíos, atesora el territorio tricolor que le brindó acertadas oportunidades a su familia. En búsqueda de despojarse de una precaria situación económica, se asentaron en la nación venezolana. En Mérida, cursó tres años de medicina. Luego de retirarse e instalarse en Caracas, obtuvo su licenciatura en periodismo.

Colaboró con revistas y periódicos de México, Colombia y Argentina. Durante 31 años, presidió el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. "Los homenajes hay que hacerlos en vida. Sofía es la madrina de la FIA. A lo largo de 23 años ha sido una compañera infalible en la trayectoria y desarrollo de la feria, así que nos pareció idóneo dedicarle un espacio a la mujer más influyente dentro de las artes plásticas en Venezuela. A quien contribuyó firmemente a conformar la colección de nuestro museo. Es momento de reconocer su trabajo", comenta Zoraida Irazabal, organizadora de la 23° Feria Iberoamericana de Arte, que el año pasado rindió homenaje al maestro venezolano Ángel Hurtado y al artista argentino Claudio Gallina.

Este año, la curaduría estará a cargo de Tomás Rodríguez. Sobre el homenajeado internacional, Irazabal no suelta prenda. Revela que hay tres fotógrafos extranjeros, entre ellos un norteamericano, quien se perfila como el mejor candidato. "Estamos esperando respuesta a la postulación que le enviamos", detalla.

Se avecinan cambios. El Salón Jóvenes con FIA -que habitualmente se llevaba a cabo en el Centro Cultural BOD- tendrá nueva sede. Su 17° edición se realizará en las instalaciones de Ciudad Banesco. El patrocinante se desconoce.

Mientras tanto, se afinan los últimos detalles para FIA todo terreno, FIA en la calle y el Salón Jóvenes con FIA 2.0; proyectos que transcurren desde hace más de una década en paralelo a la feria.

En 2013, la obra de reconocidos artistas nacionales e internacionales estuvo presente en los espacios de la feria. Desde los maestros del arte cinético como Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, hasta el colombiano Fernando Botero, el británico Damien Hirst y el hindú Anish Kapoor.

Pese a la crisis, la FIA cuenta con 22 años consecutivos de historia, desde sus inicios en 1992, siendo la feria de arte más antigua de Latinoamérica.

“Sé que me estoy muriendo,  y me gustaría volver a vivir”

Sofía Ímber | Foto: Williams Marrero
Sofía Ímber | Foto: Williams Marrero
Mañana, a las 7:00 pm, en el Hotel Tamanaco, se le rendirá un homenaje en la XXIII Feria Iberoamericana de Arte 

En una casa amplia, incrustada en una colina caraqueña, allí donde en otros tiempos se guarecía de la curiosidad ajena quien era la mujer más mediática de Venezuela, vive Sofía Ímber su larga vejez. En un primer momento, apenas verla como está, instalada en un sillón, rodeada por cierto aire majestuoso, parece un ícono de capilla medieval. Si antes su cabello, de destellos ocres y dorados y siempre bien peinado, era el marco espléndido de un rostro poderoso, hoy ilumina los gestos de una señora que dice, con una ferocidad desengañada: “Yo sé que me estoy muriendo, y me gustaría volver a vivir”. Al replicarle el periodista: “¡Pero son 90 años, y usted ha hecho de todo!”, alza los hombros e insiste, terca: “No lo suficiente”.
Fue persona de éxito en la prensa escrita, la radio y la televisión; fundó el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y lo convirtió en uno de los mejores de América Latina; estuvo casada con dos hombres incomparables, Guillermo Meneses, con quien tuvo sus cuatro hijos, y Carlos Rangel; conoció o fue amiga de Gérard Philipe, de Picasso, de Reverón, de Neruda, de Vasarely, de medio mundo; se dio el lujo de tener enemigos y de sobrevivirlos; hoy es abuela y una mujer admirada dentro y fuera del país. ¿Qué más quiere? Sofía Ímber se parece a esa frase de Oscar Wilde que dice que nada triunfa tanto como el exceso.
“Yo pienso en mi forma de ser y no sé si es pasión o malacrianza. Me encanta trabajar y quisiera seguirlo haciendo. Lo que pasa es que mi carapacho no me ayuda –se refierea su cuerpo, según ella ‘un fracaso’, puesto que ya no la acompaña tanto como querría–. Por eso es que, a pesar de que amo los espejos, no me miro en ellos”.
–¿Le da nostalgia?
–No conozco esa palabra. Incluso si alguien me pregunta si siento nostalgia por algo tan grande como el Museo… no. Lo hice y se acabó. Como cuando uno tiene un novio y lo deja. Ya está.
–Actitudes como esa hacen creer a mucha gente que usted es implacable. Quedó a la vista cuando apareció en Buenos días, sola, al día siguiente de haber enterrado a Carlos Rangel, su marido, el coanfitrión del programa.
–Cuando el suicidio de Carlos, Arturo Úslar insistió en venir a mi casa. Me dijo: “Te ruego que no vayas al programa. Cuando dijiste que irías no sabías lo que decías” .Yo le respondí: “Arturo, te agradezco la amistad, pero yo voy a ir”. Y fui. Dijeron de todo de mí: que era cruel, fría, insensible. No me importa. Hice lo que a Carlos le hubiese gustado que hiciera.
Comienza a llover. La señora solicita ir al baño. La acompaña Carmen, su enfermera. Unos minutos más tarde, regresa. Sofía ha caminado 40 pasos y está cansada. Respira con cierta dificultad. “Viéndolo bien –se reincorpora–, yo no he tenido una vida interesante”.
–¿Cómo no?
–Me comparo con grandes mujeres y me parece que soy poco.
–¿Por ejemplo?
–No sé… con Ajmátova, con Margaret Thatcher…
–A Anna Ajmátova le fusilaron a su marido, su hijo estuvo años en la cárcel, fue perseguida por Stalin. ¿No es excesiva la comparación?
–Quizá sí.
–¿A cuál mujer venezolana admira más?
–A Tita Mendoza.Y entre los hombres, de los vivos, al padre Ugalde, y de los muertos, a Alejandro Armas.
–Muchos admiran a Sofía Ímber, que esta semana será homenajeada en la XXIII Feria Iberoamericana de Arte de Caracas (FIA 2014).
–Soy madrina de la FIA desde el primer día. Es un reconocimiento a la amistad.
–Es una distinción que recibe en un momento muy difícil para el país.
–Quisiera no hablar del país. Me duele demasiado.Y como no estoy activa, me siento peor…¡Lo de Rayma! Uno vive la censura ajena como propia. A mí también me botaron de ese periódico. A mí me botaron de todas partes.
–¿A dónde va a llegar Venezuela?
–Llegó. Pero falta.
–¿Qué hacer?
–Lo de siempre: luchar. Pero, claro, luchar cómo, dónde, cuándo, con quién. Aunque se lucha, no siento aquella pasión venezolana. No veo la unidad.
–Es pesimista.
–Yo soy así. Hay un pesimismo que es dinámico y que avanza rápidamente –mira hacia la ventana. Cunden el agua, los relámpagos, los truenos–. Esta lluvia ha sido muy irregular –observa–: primero grandota, luego chiquita, ahora grandota otra vez. Así es uno, ¿verdad?
–¿Quiere mandar a cerrar la puerta del balcón?
–No. Prefiero ver la lluvia. Prefiero ver el miedo y enfrentarlo antes de que me lo cuenten… –y un instante después, la mirada de vuelta, sonriente–: La noche que inaugura la FIA voy a estar elegante.
–Como siempre, ¿no?
–Sí –dice. Y tose un poco.

LEYENDA:
WILLIAMS MARRERO
Ímber: “Soy madrina de la FIA desde el primer día. Es un reconocimiento a la amistad”

La edición XXIII de la Feria Iberoamericana de Arte, que se realizará del 25 al 29 de septiembre en el Hotel Tamanaco Intercontinental, tendrá a Sofía Ímber como artista homenajeada

LA FERIA

EL UNIVERSAL
jueves 25 de septiembre de 2014  12:00 AM
• La edición XXIII de la Feria Iberoamericana de Arte, que se realizará del 25 al 29 de septiembre en el Hotel Tamanaco Intercontinental, tendrá a Sofía Ímber como artista homenajeada.

• El evento reunirá en el Salón Naiguatá del hotel a 25 galerías de España, Colombia, México, Estados Unidos y Venezuela. También estarán los espacios de la colección Mercantil, colección Banesco y el espacio institucional BVBA Fundación Provincial.

• La programación paralela ofrece el Salón Jóvenes con FIA, que se realizará hasta el 18 de octubre en los espacios de Ciudad Banesco. Participan 20 artistas venezolanos además de cinco invitados.

• TecnoFIA también tiene su espacio: Cristóbal Mendoza (Venezuela) y Annica Cuppetelli (USA), ofrecerán una propuesta interactiva.

Nicomedes Febres: "FIA no puede caer en el maniqueísmo"

"Muchas galerías siguen operando aquí pero han abierto operaciones afuera. Eso es bueno" "El país del futuro va a ser distinto al actual... nosotros apostamos a que sea un país democrático y plural", afirma el organizador de la FIA.

imageRotate
Sobre los museos nacionales: "eso es un desastre, las exposiciones son malas y sesgadas" (O.Díaz)
Contenido relacionado
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 24 de septiembre de 2014  10:17 AM
Volverán tiempos felices para el arte venezolano. De eso está seguro Nicomedes Febres. Y es que si él y su equipo no fuesen optimistas, hace tiempo que no existiría la Feria Iberoamericana de Arte, uno de los encuentros culturales y comerciales más importantes del continente. La FIA regresa a partir de mañana no sin un balance de lo que ocurre en el universo de las artes visuales.

-Por lo que dice, no son tiempos felices para el arte...

-Yo pienso que todas las incertidumbres políticas y económicas han generado una semiparálisis de la actividad cultural en Venezuela y la plástica no es la excepción. Aparte, que el efecto de la incertidumbre y el poco bienestar que uno nota en la calle, hacen que la actividad haya mermado por los altos costos de producción de las exposiciones. Pero hay buenas noticias: muchas galerías venezolanas siguen operando aquí con el corazón en el país, pero al mismo tiempo han abierto operaciones en otros países y yo creo que eso es bueno, y cuando vengan tiempos más felices -que vendrán-, debemos tener además abierto el ojo y abrir mercados en el exterior.

-¿Y diría que eso ocurre masivamente?

-Hay casos como los de las galerías Freites, Ascaso, nosotros mismos (D'Museo)... Estamos abriendo otros espacios, pero no como "Plan B", sino como mecanismo de oxigenación, además que ya hemos visto muchos boom en los que si tú no estás consolidado, con presencia de galerías nuestras en el exterior, ese boom puede ser letal. También muchas galerías están yendo a ferias tan lejanas como Seúl, Tokio, Beijing...



El comercio no es malo

-Ojalá tuviéramos más resonancia, que la Feria del Libro sea más exitosa, que el Festival de Teatro regrese, porque esos eventos generan mucho trabajo, mucho comercio y lo comercial genera riqueza. Si no comercias siempre vas a retroceder, entonces ese es un elemento fundamental. Imagínate si el país tuviera conciencia de que comerciar es bueno y luego hubiese sincronía entre el medio público y privado: ¡podríamos hacer la FIA hasta en la luna!

-¿Y hay comercialización de obras en la FIA?

-Es que no es un problema de obras nada más. Te voy a poner un caso: el aumento de comensales de los restaurantes de Las Mercedes se incrementa en 40% cuando se hace la FIA.

-Pero la FIA no se hace para beneficiar a los restaurantes de la zona, ¿es rentable?

-Sí. Estos son mercados que se han vuelto globales, hay operaciones que se concretan afuera... Pero la FIA es principalmente una vitrina, muchos artistas que han expuesto afuera lo han hecho gracias al espacio que les dio FIA.

-¿Entonces la FIA es más vitrina que mercado de arte?

-Hay ventas, pero cada galería hace las de sus artistas. Ha disminuido comparativamente con otros años, pero Caracas sigue siendo uno de los grandes polos de la promoción cultural y del mercado del arte. Independientemente de todo, cuando vives en sociedades tan interconectadas como la actual, las reglas del juego cambian y hay que empezar por allí: este país no tiene nada que ver con el de los 80, ni volverá a ser como aquel. Con la revolución tecnológica y comunicacional es necedad pensar que vamos a regresar al pasado. El país del futuro va a ser distinto al actual y allí entran las visiones; nosotros apostamos a que sea un país democrático y plural, un país con comercio abierto, un país moderno que nos permita entrar realmente al siglo XXI.

-¿Como ha afectado la crisis a los nuevos artistas?

-Lo que sucede es que tenemos un artista diferente a los del pasado en el sentido de que manejan nuevas técnicas, lenguajes, conceptos, tienen más conciencia del arte y el mercado del arte. Aquella famosa elegía a la bohemia desapareció. 

-¿Cómo se comporta la FIA en un país como Venezuela donde todo está politizado? ¿Llega la censura a alcanzar los criterios de la FIA?

-Yo creo ser suficientemente conocido como para que la gente sepa mis posiciones, pero eso no implica que institucionalmente la FIA tenga una posición, es decir, la institucionalidad radica en que haya códigos de pluralidad, respeto, tolerancia, que son inviolables. Tu ves en la FIA galeristas y artistas simpatizantes del gobierno y de la oposición. La FIA como institución, no puede caer en el maniqueísmo. Independientemente de la posición que tenga cada quien, no puedes tener una institución que bendice a unos y persigue a otros.